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Dalí.

El amanecer llegó, logré hacer que la fiebre bajara, ahora necesito sacarla de aquí, pero no podemos irnos con el estómago vacío, hago algo rápido para desayunar, la despierto, ella se mira asustada, es como si aún no asimilara lo que está pasando.

- Tranquila, soy yo, vamos a desayunar

- Gracias 

Comenzamos a desayunar, esta es la primera vez que la veo feliz, sonríe , puedo decir que siento como si esto se tratara de un sueño, siento que despertaré y ella no estará aquí, he logrado sacarla de todo eso, lo único que por ahora me compete es el sacarla definitivamente de aquí, aún puede tener una vida diferente. 

- Debemos apurarnos, de lo contrario no podré sacarte de aquí, tebgo un contacto que nos ayudará 

- ¿Es seguro? 

- Bastante, no es una persona a la que puedan comprar - respondo 

Ella asiente y come rápido, en menos de una hora estamos listos para salir, le he dicho que ocupe ropa poco llamativa, me he vestido de igual manera, salimos de casa, ella mira con nostalgia por la despedida. La tomo del brazo y me acerco a ella, la abrazo. 

- Nada de lo que ha pasado es tú culpa, siempre piensa en ello, no fue tú culpa 

Ella se queda en silencio, estoy seguro de que ella sigue sintiéndose culpable por lo que pasó hace un tiempo, creo que aun le duele, sin embargo nada pasa sin una razón, tal vez no hubiera podido verla jamás, tal vez jamás podríamos salir de aquí. 

Comenzamos a caminar hacia la salida del bosque, voy mirando para todos lados, no puedo fiarme de nada, aún todo es incierto, pero creo que ambos tenemos esperanza y eso es lo único que muere al final. Salimos del bosque y llegamos al pueblo, Elizabeth comienza a ver el lugar, se mira algo sorprendida, este lugar tiene un acabado totalmente medieval a pesar de estar en pleno siglo XXI, la gente nos mira, ella está muy asustada, jamás había llegado hasta aquí, me toma fuerte de brazo, creo que está asustada.

Llegamos hasta una droguería, compro algunas gasas, antiséptico, unos vendajes  y  unos analgésicos, es por si en el trayecto ella comienza a sentirse mal. Salgo de la droguería y seguimos adelante nuestro camino, mi contacto nos espera y debemos llegar a tiempo para evitar cualquier imprevisto. Elizabeth comienza a cansarse, entiendo que su estado no es el mejor pero debe hacer lo posible, necesitamos salir de aquí.

De pronto la gente nos toma mucha atención, esto no es una buena señal, creo que algo está pasando, debe ser que él ya ha dado una orden, me apresuro, ella a penas puede caminar, pero no puedo rendirme ahora, ya estamos a punto de escapar, la gente comienza a decirse cosas al oído, no miran, comienzan a seguirnos,.

- Ya no puedo, tal vez deberías dejarme y escapar - dice

- No, no te dejaré, esta es nuestra única oportunidad de una vida mejor, de algo nuevo, ya casi llegamos con mi contacto, por favor no te rindas ahora

Elizabeth se queja un poco más, pero me sigue el paso, pronto llegamos, estamos a nada de llegar, de pronto siento como jalan a Elizabeth, ella pega un grito, volteo y veo a un hombre, no logro reconocer su rostro, pero está decidido a llevársela, la toma del cabello, de pronto aparecen más hombres, nos rodean... ¡Estamos perdidos! Mis ánimos comienzan a bajar, pero sigo luchando para que ella esté bien, comienzo a pelear con los hombres, pero ellos son más, la angustia me invade al ver que se la llevan, ella llora, se queja, se que no se puede defender.

De pronto los hombres comienzan a ceder, uno a uno comienzan a caer, entonces puedo ver que mi contacto les está disparando, nos está defendiendo, los hombres caen y voy tras mi hermana, me acerco al hombre y lo obligo a entregármela, comenzamos a pelear.

- ¡Huye! - grito

Ella me hace caso, comienza a caminar, corre un poco, pero está muy débil, le doy el tiro de gracia al hombre y corro hacia ella, la tomo en brazos y comienzo a correr, llego hasta donde se encuentra él, subo al auto a Elizabeth y me subo también, creo que nos hemos salvado.

Elizabeth.

La cabeza me da vueltas, lo único que recuerdo es que subimos al auto, ahora me encuentro en el hospital, estoy aturdida, me duele el cuerpo, siento nauseas, siento que un nuevo comienzo puede venir, pero a la vez me siento insegura.

- Elizabeth, has despertado

Me asusto al escuchar la voz de Sean, lo miro, espero que no esté con él, de lo contrario podría devolverme a ese lugar.

- Tranquila, no te haré daño

- No podría estar segura de eso - respondo

- Él no sabrá de tu estancia aquí, tienes mi palabra

- Sigo sin creer en ti - respondo

- Bueno, déjame tratarte como médico, por favor, al menos eso permiteme  - asiento - te haremos unos exámenes de sangre, debemos descartar cualquier cosa, creo que sabes a lo que me refiero  - asiento - bien, entonces deja que tome unas muestras - vuelvo a asentir 

Sean toma mi brazo, me pone una banda en el brazo, me prepara, limpia la zona, me entierra una aguja, la sangre comienza a fluir y se almacena en un tubo pequeño.

 - En unas horas tendremos tus resultados y sabremos lo que es lo que pasa en tú cuerpo

-Gracias - respondo

- No, no me des las gracias, esto es todo por tu hermano, ambos creemos que no mereces algo así

Sean quita el equipo y me deja, duele un poco, pero creo que es poco a lo que he vivido.

El tiempo ha pasado y mis resultados están listos, me siento algo ansiosa por saber lo que me está pasando. Sean revisa mis análisis, me mira, su mirada es triste y está llena de pena.

- Por fortuna, estás sana - dice - pero - se queda callado

- ¿Pero? - pregunto

- Pero estás embarazada - responde

Me quedo callada.

- Di algo

- Ya lo sabía - respondo - he de tener unas semanas, tal vez un mes

- Exactamente, podemos terminar con el embarazo si no quieres tenerlo, sé que no ha sufrido fácil, pero es posible que olvides este trago amargo, es un procedimiento sencillo. Elizabeth, tienes 15 años

Me quedo callada, terminar con esto sería lo mejor, lo que está en mi cuerpo no fue concebido con amor, pero, pero Dalí tampoco lo fue y no por eso mi madre se deshizo de él, esto es algo difícil, Sean tiene razón, solo tengo 15 años, nadie con mi edad aspira a tener un bebé, pero, pero el producto tampoco tiene la culpa.

- Seguiré adelante - respondo

Sean me mira, hay cierto descontento con lo que he dicho.

-Piensa bien las cosas, podemos terminar esto de tajo, lo olvidas a él, olvidas lo que ha pasado, podrás tener una mejor vida

- Mi madre pudo haber terminado con la vida de Dalí, pero no lo hizo, sé que soy libre de decidir, es por eso que espero se respete mí decisión, por favor, lo tendré

- Vale - responde - te daremos ayuda psicológica, sé que la necesitas

- Gracias

- Deberías pensarlo mejor - interviene Dalí - Gabriel no es el tipo de hombre que quiera una familia, todas sus esposas al quedar embarazadas eran obligadas a abortar Sean personalmente se hacía cargo de eso

Miro a Sean, él desvía la mirada, no se si haya culpa en su ser, pero no dejaré que me toque y mucho menos que interrumpa mi embarazo.

- Si no quiero al bebé lo puedo dar en adopción, además no se si en el futuro pueda concebir, podría ser esta la única vez y deseo ser madre, por favor, no quiero pelear, la decisión está tomada

Ambos se quedan callados, se miran y asienten, esto podría ser algo errado, pero creo que es lo mejor para mí, solo deseo un motivo para vivir.


La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora