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Quisiera decir que el tiempo ha pasado de forma lenta y pausada, pero no es así, la vida se me hace aburrida cada vez, siento que todo esto es solo una perdida de tiempo, he tratado de centrarme en otras cosas, pero no puedo, mi mente solo se centra en mi deshonra, se centra en aquella noche, cada día me lavo el cuerpo al menos tres veces, eso por que Caro no me descuida, sin embargo, mi confianza en ella ha menguado, no sé si lo que escuché aquel día fue producto del cansancio o fue real.

El tiempo ha pasado, pero aun tengo terrores nocturnos, aún despierto llorando por las noches, cada día me despierto con dificultad y me acuesto deseando no volver a despertar.

Me encuentro en el jardín, en este lugar en el que antes era libre, ahora me encuentro bajo vigilancia, sé que no puedo escapar de aquí aunque lo desee, doy varias vueltas, escucho que se detiene un auto, estoy segura que es él.

La piel se me pone chinita de solo sentir su presencia, estoy ansiosa, no deseo estar aquí cuando él esté cerca. Voy hacia la cocina, Caro se encuentra cocinando. 

- Elizabeth - saluda 

- Hola Caro 

- Pronto estará la comida, espero que tengas mucha hambre, estos días has comido poco 

- En realidad no tengo hambre 

- No puedes faltar, hoy llega el señor 

- Él ya ha llegado - respondo 

- Prepárate Elizabeth

- No quiero - respondo 

- Lo sé, pero sabes que el señor es muy claro en ese asunto, además eres su esposa 

Me quedo en silencio, solo soy su esposa, no su juguete y mucho menos su perrito faldero. Me atrevo a desobedecer, voy camino a la biblioteca, me encuentro con Úrsula, ella me mira con cierta maldad en los ojos, pero se sigue de largo. 

Llego a la puerta y entro, este es el único lugar que me mantiene feliz, es una pequeña guarida, es parte de mí, me siento en mi sofá preferido y me quedo mirando los estantes, las manos me sudan, mi corazón late muy rápido, la ansiedad se apodera de mí, los pensamientos negativos rondan en mi cabeza, me acuesto y miro al techo, trato de tranquilizarme, trato de entender lo que pasa en mí vida pero no encuentro una respuesta, me siento completamente encerrada y sin salvación alguna.  

 - Hola Elizabeth - abro los ojos 

Sigo en la biblioteca, pero estoy en el suelo, trato de moverme pero me encuentro esposada, mis piernas se encuentran inmovilizadas por una especie de tubo, me muevo, pero esto es un error, solo logo quedar más expuesta, el tubo hace que abra más las piernas. 

- Sigue, me gusta ver como luchas 

- Déjeme ir, no merezco esto, por favor - ruego 

- Nadie obtiene lo que merece, la vida es injusta Elizabeth y por más que ruegues no te soltaré - me quedo en silencio, no merece mis ruegos  - Ya no me vas a contestar ? 

Sus ojos me dicen que no es una visita de cortesía, mi cuerpo se encuentra desnudo, mi dignidad se ha esfumado y mis ganas de vivir también, así que ya no importa. 

- No sabes como te he extrañado mi vida me he tenido que masturbar para no estar con alguien mas que no seas tu y es que tu eres única, es placentero estar en ti piel con piel y tu boca tan inocente e inexperta pero no me gustan tus quejas así que mira te traje un dulce algo que te va a gustar y mas a mi - Me muestra una pastilla la acerca a mi boca la cierro - No me hagas perder la paciencia así que abre esa puta boca - No lo hago toma mis mejillas me lastima abre mi boca Introduce la pastilla pero la escupo de nuevo intenta que me tome la pastilla pero no me dejo - Te lo dije zorrita abre la boca - Me da una bofetada lo miro casi lloro pero no le daré el gusto de verme llorar no hoy - Mmmm ya, eres muy valiente - me da la pastilla me da agua para que se pase casi me ahogo lo miro una y otra vez.

Trago la pastilla, me cuesta respirar, lo miro con desgana y mucha tristeza, aquí viene de nuevo a lastimarme. 

- Solo espera un momento, lo vas a disfrutar 

No comprendo nada de lo que dice, no entiendo, espero unos minutos ahí en el suelo, el bebe algo de vodka, me mira con una gran sonrisa en el rostro, sé que planea algo, peor no sé que es. 

De pronto comienzo a sentir mucho calor, algo de sed, mi cuerpo está caliente, mis mejillas arden, no entiendo qué pasa, pero es una sensación que jamás en mi vida había sentido, lo veo acercarse a mí, necesito beber algo, estoy sedienta, el bebe, se arrodilla y llega hasta mis labios, me besa y me da de beber, lo acepto, el líquido me raspa la garganta, se posiciona sobe mi y comienza a besarme y a tocarme, su tacto hace que mi cuerpo se arquee y desee más de lo que me hace, llega hasta mis pechos, gimo al sentir la atención que les presta, su lengua me recorre el vientre, mi piel se estremece ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento así? La yema de sus dedos me recorren los muslos. 

- ¿Ves como si podemos llevarnos bien?  

Su cabeza se encuentra entre mis muslos, me besa,  me siento húmeda, sus dedos comienzan a rosar mi sexo, comienza por los labios mayores, algo lento, después deja de hacerlo y su lengua rosa mis labios menores, estoy disfrutando de esto, sus manos van hasta mis senos, comienza a estrujarlos cierro los ojos, mí clítoris comienza a palpitar, no siento nada más que placer, estoy completamente excitada, deja de prestarle atención a mi sexo  y me mira. 

- Así rojita te ves hermosa Elizabeth, tal vez debí utilizar este método desde antes, disfruto escucharte gemir 

Se acomoda entre mis piernas, entonces se hunde en mí, lo siento llenarme, duele un poco, pero es algo que puedo soportar, es algo que estoy disfrutando, se mueve de tal forma que comienzo a sentir como hay espasmos en mi cuerpo, echo la cabeza para atrás, mi corazón late muy rápido, mi sexo se contrae al rededor de su miembro y entonces pasa algo, siento una liberación.

- De ahora en adelante, esta pastilla será nuestro secreto y mayor placer mi pequeña Beth

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora