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¿Cuánto daño se le puede causar a una persona?

Me quedo en silencio, camino de un lado al otro, veo a tres hombres quejándose por el dolor en las piernas y a una mujer que ha hecho mucho daño.

¿Por qué dañaría a lo que más amo? ¿Por qué?

Los miro a los cuatro, no puedo dejar de pensar en todo lo que me habrán hecho a mi pequeña Elizabeth, no puedo y por un instante siento que es culpa mía.

Me acerco al primer hombre, no lo conozco, supongo que no es de aquí.

No le digo nada, saco de la bolsa de mi pantalón una pequeña navaja, comienzo a hacerle corres en la cara, él se queja del dolor, sigo con el cuello, los brazos hasta que todo su cuerpo tiene pequeños cortes, son lo suficientemente profundos para hacerlo sufrir pero no hacer que se desangre, tarareo la canción que unas horas antes tarareaba para mis hijos y continuó con mi encomienda, sigo con el segundo hombre, hago el mismo procedimiento, esta es una de las muertes más dolorosas que el ser humano puede experimentar, sigo con el tercer hombre, los tres se quejan y piden perdón, pero en realidad no hay perdón para este tipo de personas, no perdonaré ninguna vida y menos de los que dañaron a mi mujer.
Úrsula a penas se mueve, la veo.

-¿Sabes por qué no te amo? - se queda callada - porque eres inservible para mí, porque ni siquiera puedes concebir un bebé, además de que no me atraes, jamás sentí algo por tí, ni una pizca de deseo, te odio desde que mi padre llegó contigo ese día, desde ahí juré que te mataría, sin embargo, creciste y creíste que  podrías ocupar el trono, pero no, jamás lo harás ¿Me escuchaste?

El lugar vuelve a temblar, el agua comienza a entrar con un poco de más presión.
Vuelvo a tomar la navaja y hago con Úrsula cómo hice con los otros hombres, tarareo la canción, ella se queja del dolor, pero esto no es nada comparado con lo que le hicieron pasar a ella.

Escucho los lamentos de los cuatro, me siento a ver cómo mueren, estoy a la espera de mi muerte también, comienzo a recordar los buenos tiempos que pasé a lado de mis seres queridos. Elizabeth, mis hijos,Sean.
Tarareo la canción, hago algunas oraciones por mi vida, estoy completamente arrepentido de todas mis malas acciones, estoy completamente arrepentido de todo lo malo que le hice a Elizabeth y el daño que causé a otras personas, sé que ella hará lo posible porque este lugar sea mejor.

Vuelve a temblar este lugar, la presión del agua ha aumentado, rompe el techo de las catacumbas.
Este es solo el fin de mi patética vida.

Dalí.

He logrado salir con Elizabeth en brazos, Mayra está llorando, escuchamos un fuerte estruendo, la tierra tiembla, de pronto se abre un socavón en el suelo, árboles, agua, piedras caen, corro a ponernos a salvo con Mayra, creo que todo ha terminado, creo que por fin Elizabeth estará bien.

Seguimos adelante,.comenzamos caminar hasta llegar a la cabaña donde antes vivía mi hermana, el lugar sigue intacto y está limpio, todo está en orden, supongo que alguien vive aquí, tal vez nos deje pasar lo que queda de tiempo aquí.

- Deberías ir por agua - sugiere Mayra - Hay que limpiar sus heridas, hay que bañarla

Asiento.

Salgo de la cabaña y hago todo lo que Mayra ha pedido, busco algo de leña para prender la estufa. Será difícil para mí hermana volver a superar algo así.

Pongo agua en la estufa, busco algo de hierbas curativas, ella debe recuperar fuerzas.

Mayra.

Veo a Elizabeth, siento algo de pena por ella, supongo que su desgracia empezó al momento de nacer en este lugar.

- Por favor - musita

Está muy débil, ha perdido algo de sangre, supongo que Gabriel se ha encargado de los agresores.

Me deshago de la camisa de Gabriel, comienzo a quitar lo que resta de la ropa de Elizabeth, se queja del dolor.
Dalí llega con el agua caliente, va hacia el baño y prepara todo.

- El agua está tibia

Lo veo, Elizabeth es la clara imagen de lo que sufrimos las mujeres en este lugar, es lo que muchas tenemos que cargar si es que podemos salir vivas.

Dalí toma en brazos a su hermana y la lleva al baño, lo acompaño, la deja en la tina, se vuelve a quejar un poco, abre los ojos, está asustada, como puede sale de la tina, ve para todos lados, parece una fiera a punto de atacar a su presa.

- Somos nosotros - digo tratado de calmarla

Tras unos segundos reacciona, se acerca a mí y me abraza, comienzas llorar como si no hubiera mañana, volvemos a escuchar un fuerte estruendo, se nos eriza la piel

-¿Qué fue eso? - pregunta entre llantos

- Nada - responde Dalí

Elizabeth se asoma a la ventana.

- El río está muy bravo este día

- Sí, eso parece - responde Dalí

- Deberías ir a ver qué pasa - sugiero - sabes a lo que me refiero

Él asiente y sale del baño, él miras su hermana.

- Lamento no haber podido cuidar de ti - dice y sale

El ambiente es completamente funesto, es como si en el aire hubiera muerte.

- Vamos a limpiar tu cuerpo

Ella asiente, se ve sumergida en un trance.

-¿Cómo están mis hijos? - pregunta

- Bien grandes, los hemos dejado en buenas manos, no te preocupes por ellos haremos lo posible por ir a ellos

Ella asiente, vuelve a entrar a la tina, su cuerpo se relaja un poco, le lavo el cuerpo con cuidado.

Ella comienza a tararear una canción, es una canción de cuna, supongo que es la que le canta a sus hijos.

Termino de lavar si cuerpo, la ayudo a salir de la tina, veo su espalda, está muy maltratada, hay que curarla, sus piernas tiemblan.

- ¿En dónde está Gabriel? - pregunta

Me quedo en silencio ¿Qué debería decirle? No sé en dónde está, no sé si está vivo, pero por lo que ha pasado puedo suponer que está muerto.

- No lo sé - respondo

- Me pareció haber escuchado su voz, tal vez solo fue un sueño

¿Debería decirle? Tal vez debería quedarme callada, pero si me quedo callada ella pensará que él no la ama.

- Él fue quien nos llevó hasta ti, es por él que estamos vivos los tres

-¿En dónde está ahora?

- No lo sé, puede ser que con un montón de tierra y piedras encima

-¿Muerto?

- Tal vez, no creo que haya salido de ahí, tal vez sea lo mejor para todos Elizabeth, mereces hacer una vida nueva, mereces algo más que está miseria

- Lo sé, pero lo amaba, íbamos a firmar el divorcio...pero no llegué

- Él dejó los papeles en casa, no te preocupes

Ella asiente, en sus ojos se refleja un gran dolor, tal vez no debo decirle esto, pero es mejor que Gabriel desaparezca de la vida de todos nosotros, ella merece ser feliz.

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora