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Dalí

Llevo cerca de media hora esperando y siento que es una eternidad, estoy preocupado por mi hermana y por Sean, mi cabeza es un caos ahora, lo único que quiero por ahora es llevarme a mi hermana a casa, quiero que ella esté bien y que pueda recuperarse de todo lo que ha vivido, de todo eso que le ha causado, he hecho una cita con una psicóloga para que Elizabeth pueda habar con más calma. 

Se que no lo olvidará, pero al menos superará lo que lo ha pasado. 

Doy un par de vueltas más, estoy desesperado. 

- Tal vez debería ir a tomar aire fresco - sugiere una enfermera 

- Tal vez, es que si estoy muy ansioso, estoy intranquilo 

- Están en muy buenas manos 

A pesar de sus palabras no estoy tranquilo, aún así creo que debería salir de aquí. Sigo los pasillos hasta llegar al jardín, hay algunas personas aquí, las enfermeras cuidan a los enfermos, este es un lugar bastante agradable a pesar de ser un hospital. 

Sigo caminando hasta llegar a una banca, me siento y sigo observando. De pronto algunas enfermeras comienzan a correr y a despejar el camino, no entiendo nada de lo que está pasando, me quedo quieto en mi lugar, se oyen sirenas, supongo que traen a un enfermo. 

Lo que no entiendo es por qué va a entrar por aquí, si aquí no es emergencias. Sigo observando hasta que una enfermera me pide que me vaya, no puedo negarme y obedezco.

Camino despacio y me oculto, entonces veo a Gabriel bajar de la ambulancia, traen a alguien, bajan una camilla, no logro ver quien es, pero saber que el está cerca no hace nada más que ponerme alerta. 

No puedo permitir que la vea. 

Eso solo significaría peligro. 

Elizabeth. 

Estoy en el hospital, ya he salido de la operación, sorprendentemente me siento tan bien, es como si no me hubieran hecho nada, lo extraño es que he despertado muy pronto y no hay nadie. 

La puerta se abre, me quedo helada al ver quien es el que entra, mi corazón comienza a palpitar de una forma rápida, estoy asustada.   

- Eres mía Elizabeth , solo mía de nadie mas - Tengo miedo el esta aquí me encontró - Como te he extrañado nunca mas podrás escapar de mi nunca Elizabeth, no serás de nadie más

Se acerca a mí, sus dedos me acarician la piel, pero me quema, duele.   

 - P-por favor n-no - aun así me toca

- Tu piel es mía -  me quita el cabello de la cara su respiración esta en mi cuello - También tu olor es mío - muerde el lóbulo de mi oreja - Todo de ti me pertenece eres mía ¿lo oyes?  mía repítelo " soy suya mi Señor solo suya " - guardo silencio - Repítelo - Me asusta de nuevo aquí en este estado de sumisión - tus senos son míos, mira que tamaño tan mas correcto tan - los estruja me duele que haga eso  doy un pequeño grito - Lo se, eso es lo que te gusta - Sigue presionándolos - Di que eres mía y tal vez ya no lo haga - Sigo callada mis manos están sueltas pero me pesan, no puedo levantarlas , de moverlas no puedo dejar que me toque, que vuelva a lastimarme, no mas ya no.

 Logro hacerlo casi lo aparto de mi cuando sus manos presionan mis muñecas

 - Dilo 

- Y-yo s-soy su-suya de-de na-nadie más 

- Bien así  me gusta y ahora tu premio-  suelta mis manos, sube la bata, me muevo, me quiero ir pero sujeta mis piernas su boca las recorre muerde succiona marca hasta llegar a mi sexo Introduce los dedos.

- Estás seca, eso es nuevo, pero para tus amantes estabas mas que lista ¿No Elizabeth?  tu eres mía solo mía, yo soy el único que puede hacer que te mojes que te corras solo yo Elizabeth solo yo trato de cerrar las piernas pero no puedo.

Se aleja de mi, aprovecho para cerrar las piernas y moverme, debo salir de aquí, estoy a punto de hacerlo pero mis piernas se enredan caigo al suelo, me quejo del dolor, solo veo como comienza a quitarse el saco, se desabrocha un poco la camisa, se arregla las mangas de la camisa, me mira, su  mirada es perversa, me asusta. 


 - Ni lo pienses eres mía -  su sonrisa es más perversa que antes

Se quita el cinturón y se acerca a mí, me toma del tobillo, solo quiero irme de aquí, no quiero que me dañe, no entiendo como es que me ha encontrado tan pronto.

Me acomoda en el suelo, se pone sobre mi y enseguida comienza a atarme las manos, vuelvo a rogar que me suelte, pero mis suplicas son ignoradas.

 - No por favor no ya no - Las abre esta apunto de entrar en mi - Nooo - grito

Entonces despierto, estoy sudando, mi corazón late muy rápido, es como su hubiera corrido un maratón, se sintió tan real, fue real, el me estaba haciendo daño, estoy más asustada que nunca

 - ¿ Que pasa ? - Grita Dalí alarmado

- Solo ha sido un sueño

- Tranquila aquí estoy

- Él también está cerca - digo - puedo sentirlo

- No Elizabeth no digas eso - se queda callado

Su silencio no hace más que ponerme alerta, está aquí.

- Tú silencio solo me ha confirmado algo que ya sabía

- No , no es así

- Claro que es así, solo no dejes que me encuentre por favor

- Te protegeré - responde - ¿Puedo abrazarte?

- No , no Dalí no soporto que me abracen

Dalí se queda en silencio, de pronto he perdido las ganas de que me abracen, no soporto el contacto, debe ser alguna secuela de lo que he pasado, solo espero poder superarlo.

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora