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El agua ha logrado que su cuerpo entre en calor, a decir verdad creo que estoy cometiendo un error, el no debería estar aquí, el debería estar en otro lado. Recordar esas dos palabra que han salido de su boca solo hace que se me erice la piel, debo admitir que en otro momento deseaba que el lo dijera, no puedo mentir, aún amo a esta persona, pero creo que es por que él fue la primera persona en interesarse en mí. 

En mi cabeza giran tantas dudas, no puedo decir que he madurado lo suficiente como para tomar una decisión ahora, solo puedo decir que aún hay algo de temor, pero también hay algo de amor. 

- Elizabeth, creo que ya deberíamos sacarlo, iré por sopa caliente a ver si quiere comer, te dije que sus sistema inmunológico no era bueno - comenta Mayra 

Asiento. 

Ella sale del baño, quedamos el y yo solo, me permito una vez más observar su cuerpo, recuerdo las marcas de su espalda, solo que ahora en su pecho hay marcas de quemaduras, supongo que se ha dedicado a la auto tortura. 

- Ayúdame, necesito llevarte a la cama, debo sacarte y arroparte 

En medio de la poca conciencia que Gabriel tiene me ayuda a levantarse, su cuerpo escurre. 

- Creo que deberías quitarte la ropa interior - comento 

Sale de la tina, se apoya mucho en mí, es un poco pesado para llevarlo yo sola. Como puede se deshace de su ropa interior, estoy tratando de mirar a otro lado, pero es inevitable, mis ojos se centran en su cuerpo. La carne me está ganando, no puedo permitirme un deleite tan carnal. Mis ojos viajan hasta su sexo, me muerdo el labio. 

Me deshago de cualquier pensamiento estúpido y me apresuro a llevarlo a la habitación, lo dejo en la cama recostado y voy en busca de una toalla, el tiempo es valioso, encuentro la toalla y comienzo a secarle el cuerpo, cuando creo que está suficientemente seco voy hasta la habitación de Dalí, ellos son más o menos de la misma complexión, no  puedo dejarlo desnudo en mi habitación. Reviso en el armario de mi hermano, encuentro uno pantalones de chándal y una playera, supongo será una pijama, busco una sudadera. 

Salgo rápido de la habitación y vuelvo a la mía. 

- Mayra ¿Qué haces? - pregunto al llegar a mi habitación 

Mayra me mira algo apenada. 

- Lo siento

- No me parece prudente lo que has hecho

- Lo siento - vuelve a repetir - aun soy débil 

- No tenías que besarlo - respondo - eres la novia de mi hermano 

Ella se aleja de Gabriel, creo que he vuelto a creer algo que no debería. 

- Gabriel, si descubro que esto te estás haciendo el enfermo para estar a mi lado no lo toleraré - digo con evidente enojo 

- Tranquila, él no está mintiendo, está mal,  iré por un paño y agua tibia para intentar bajarle la fiebre 

Asiento, mi mirada es de completa decepción, lo que acaba de pasar aquí no sé como podría traducirlo, creo que en esta vida todos somos completamente débiles. 

Cómo puedo visto a Gabriel, le pongo primero los pantalones, seguido de la playera y la sudadera. Mayra llega con agua y el paño para tratar de bajarle la fiebre, le tomo la temperatura está casi en 40 grados. Hago todo lo posible por que esté fresco, le quito la sudadera. 

- Tengo frío - dice él 

Su voz es apenas audible. Me levanto y tomo el teléfono, busco en la agenda  el numero de Sean, en sabrá que hacer. Marco el numero, un tono, dos tonos, hasta el tercero contesta. 

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora