35

3.2K 193 4
                                    

Me duele el cuerpo, me siento algo mareada, con la boca seca, no logro entender que ha pasado, estoy en mi habitación, recuerdo que estaba en la biblioteca, el golpe para tomar una pastilla y después todo es confuso, después todo viene en partes, no recuerdo nada .

- Que bueno que despiertas Elizabeth - me quedo quieta ante su voz

- No me temas después de lo que hemos compartido esta tarde no creo que tengas miedo ¿sabes? Me gustó  la forma en la que disfrutaste de todo,  gritaste mi nombre tus gemidos son como una agradable música para mis oídos  - Se acerca a mi toma mi cintura me pega a el - Ponte preciosa tengo una cena con algunos socios aquí ahora¿ me oíste ? y rápido.

Me besa y se va y sus palabras solo hacen que me confunda más ¿Cuáles gemidos? ¿qué disfruté? ¿De qué habla? No logro entender nada de lo que dice, creo que de nuevo ha hecho uso de mi cuerpo sin que yo pudiera hacer algo, creo que esta vez se ha pasado, ¿Pero cuándo no lo hace? No comprendo por qué sigue lastimándome si no le sirvo para nada, si ni siquiera sé lo que le gusta, no entiendo, no comprendo nada de lo que hace.

Entro al baño y  lo primero que veo es mi reflejo, mi cara luce demacrada y en mis mejillas se encuentran las marcas de sus dedos, mi cuerpo está completamente marcado, siento un poco de incomodidad en mi zona íntima, comienzo a bañarme, tallo mi cuerpo como e costumbre, hasta que me arde la piel y se encuentra completamente roja. Tardo menos de lo que he estado acostumbrando, no quiero hacerle enojar. 

Salgo de la regadera, vuelvo a mirarme en el espejo, solo queda una sombra de la Elizabeth del pasado,  en realidad ya no queda nada, ocas cosas me emocionan, pocas cosas me motivan, comienzo a secarme el cuerpo, la toalla me parece áspera, me lastima aun más, me aplico algo de crema para el cuerpo, mi piel arde, se siente algo caliente.

Me cubro las marcas del rostro, me cuesta un poco, mi piel es muy clara y el no salir no ayuda mucho, busco entre mis cosas algo que no sea escandaloso ora usar y cubra bien las marcas que hay en mi cuerpo.
Me encuentro con un vestido de gala, de encaje con tul, me llega hasta los tobillos, la.msngs es corta pero puedo disimular las marcas de mis tobillos y muñecas.

Me apresuro, me alisto, trato de recogerme el cabello, pero desisto al ver mi cuello.
Respiro un par de veces antes de salir de mi habitación. 
Bajo al salón todos prestan atención a mi entrada, doy pasos firmes pero también me siento  insegura, con una gran infelicidad, no levanto la mirada, me concentro en bajar las escaleras, el me espera, me da la mano, dudo por un segundo ,pero la acepto, ni siquiera me fijo en como viene vestido, me da igual.

- Te ves hermosa mi vida- me elogia

- Señor, solo he cumplido sus órdenes  - musito

- Ya sabes como me tienes que llamar frente a mis socios

- Esta bien, como usted ordene

- Veo que vas entendiendo cual es tu lugar aquí

- Lo entiendo perfectamente, lamento si en el pasado le hice sentir incómodo

- Las disculpas no son suficientes, pro lo dejaré pasar

Me quedo en silencio, creo que es lo mejor que puedo hacer en estos momentos. Comenzamos a caminar entre los invitados, todos nos miran, creo que no esperaban verme, Úrsula y Darla me miran, beben su copa, parece que me odian.
Llegamos hasta una mesa, hay tres hombres, se miran entre los 50 y 65, uno de ellos me mira de forma laciva, me incomoda a decir verdad, no le sonrió ni nada, me limito a bajar la mirada.

. - Tienes una bella esposa Gabo - dice el señor ese

- Sí, lo sé es muy bella y sobre todo mía - enfatiza - y no dudaré en dañar a quien la desee

- Me lo imagino - responde - no deberías estar tan a la defensiva, no le haré daño, solo la elogiaba

- Espero que solo quede en eso

Es incomodo ver su mirada es como si me desnudara, no encuentro para donde voltear y las palabras que él le ha dicho no me hacen sentir segura.  La velada transcurre de manera tranquila, tomada de su mano y  besándolo, a veces siento que el me quiere, su mirada es tan genuina a la hora de estar en público, sus palabras son tan suaves que las creo.

- Deja de estar de zorra o veras como te va a ir tu solo eres  mía

- Lo siento, no es mi intención, el no deja de mirarme, me hace sentir incómoda

- Porque tu lo estas provocando, es por eso que no deja de verte

- Yo no provoco a nadie - susurro

- ¿No lo haces? ¿Entonces por qué te mira?

- No lo sé, no me gusta, ahora me iré a descansar

- No te he dado permiso

- No se lo he pedido

Aprieta mi mano

- Ya verás te voy a hacer arrepentirte de esto

- Haga lo que usted desee, es libre ñ, después de todo siempre me hace daño

- Adiós mi vida descansa, te veo al rato - me besa
Sus palabras tan suaves mueven algo dentro de mi, salgo corriendo de su presencia era mucho mejor que el no viniera que el no volviera que se hubiera, caído el jet en donde venía, pero no el está aquí y  me ... hace sacar lo peor de mi.

Llego a mi habilitación, me quito el vestido que me ha estado lastimando todo el tiempo me quedo en ropa interior me voy a la cama me quedo dormida.

Corro en busca de ayuda, nadie me escucha, estoy sola, asustada, no sé qué hacer, a dónde ir, solo deseo descansar, estar en paz.
Caigo, el dolor me invade, me lleno de lodo, mi vestido se ha manchado, siento como mi piel se desgarra, doy gritos ahogados, duele, duele mucho.
Me muevo, pero es imposible, mi boca a está seca....se escuchan algunos pasos, las hojas y ramas se rompen a cada paso que dan.
Entonces lo veo, lo veo a él, sus ojos muestran maldad, pido ayuda, pero no, el comienza a golpearme como si fuera un saco, me quejo un poco, pero no cesa y todo se vuelve oscuro.

Despierto sudando, mi boca está seca y la puerta se abre de golpe, él me mira con furia me quedo inmóvil solo con una sabana cubriendo mi cuerpo, temblando de miedo.

- Veo que me esperabas - se acerca quiero correr irme de aquí pero mis piernas no responden, camina, se desabrocha el cinturón, los  pantalones, el saco cae al suelo, comienza a desabotonar su camisa y también cae al suelo, se quita el cinturón, su mano derecha lo sostiene llega a  mi , me toma por el cabello muerdo mi labio inferior

- Yo te dije que te iba a ir mal - Sus ojos están un poco rojos y ese miel resplandeciente que me gustaba que me enamoró ya no está

- Señor yo no estoy en condiciones para esto me siento mal me duele...

Lo que le he dicho parece no importarle, me toma y me ata a la cama, me deja boca abajo, me quejo un poco pero este es mi destino, si lucho solo lograré lastimarme y no quiero seguir con este cuento de nunca acabar.
Me acaricia la espalda, sus dedos me rozan suavemente, me estremezco. Entonces me azota, el ardor que siento es indescriptible, me ha dejado sin aire, uno tras otro, mi piel arde, me quejo y pido algo de piedad, un poco de misericordia.

Pero eso jamás llega.

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora