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Dalí

Es temprano no he sabido nada de Elizabeth, sorprendentemente ha estado todo en orden, lo niños han llegado a casa, Mayra ha preparado el desayuno, todo está muy tranquilo y si esto es muy tranquilo, podría significar peligro. 

Voy hacia la habitación de Elizabeth, tomo la perilla y la giro, pero tiene la puerta con seguro, ella nunca hace eso, algo debe estar pasando, bajo hacia la sala y voy en busca de las llaves de repuesto, las encuentro rápidamente, comienzo a subir de nuevo. Llego hasta la habitación de Elizabeth y abro la puerta. Me quedo callado ante la imagen que estoy mirando, no se como debería actuar, siento algo de enojo, pero no quiero actuar como un troglodita irracional 

- Creo que llegué en mal momento - comento 

Elizabeth y Gabriel se miran, se sonrojan un poco. 

- Puedo explicarlo - dice él 

- En realidad no me interesa - respondo de forma fría - tienes tres minutos para largarte de mi casa, de lo contrario te sacaré yo mismo 

- Hermano - interviene ella 

La miro, le dedico una mirada de desaprobación.

- Tu y yo hablaremos después - respondo 

- No estábamos haciendo nada malo, solo estamos conviviendo en familia, no veo nada de malo en que el les cambie el pañal a sus hijos, no veo nada de malo en que me vea amamantarlos, no veo nada de malo en que juegue con ellos, estás siendo irracional 

- Ha pasado un minuto Gabriel y no veo que te cambies, no entiendo por qué traes ropa mía puesta, en realidad no me interesa, vete 

Mi hermana me mira con desaprobación, no me estoy equivocando en lo absoluto, Gabriel la dañó mucho, me parece ridículo que ahora venga a hacerse el buen padre y el buen marido. 

- Tu hermano tiene razón Elizabeth, no tengo derecho a estar con ustedes, creo que debería irme 

- Al menos dices cosas sensatas - respondo 

Elizabeth se queda callada, creo que ella también piensa en que se ha emocionado, las personas no cambian de la noche a la mañana. Gabriel, sale de la habitación, me fijo en su mano, trae una intravenosa. Voy detrás de él, cierro la puerta de Elizabeth. 

- No la vuelvas a buscar, deberías regresar a tu casa, tu reino ha de estar en ruinas

- No, en realidad no, las cosas están cambiando, es parte de mi recuperación, las mujeres comienzan a tomar clases en las escuelas, los delitos sexuales están siendo castigados con pena de muerte, los niños y niñas son libres de jugar en los parques 

Me quedo en silencio escuchando lo que dice, eso no puede ser cierto, las leyes que se habían manejado nadie las podía cambiar o más bien, nadie las había querido cambiar. 

- Aun me falta mucho por corregir pero voy sobre la marcha, estoy tratando de se mejor, mejor que mi padre 

- ¿Y Úrsula? 

- Ella, ella ha escapado cuando la iban a aprender, estuvo a punto de matar a Effie - responde - por cierto Effie extraña mucho a Elizabeth, tal vez podría traerla para que convivan, no lo se, tu eres el que decide si se puede o no, por cierto, hoy inicio el proceso de divorcio con Elizabeth, no dejaré desprotegidos a mis hijos, solo pido que me permitas convivir con ellos 

Su elocuencia ante todo esto me ha dejado en silencio, no me fio de lo que dice, siento que debe haber algo en torno a esto.

- No te creo y no me importa nada de lo que cuentas, solo largo de mi casa 

Gabriel asiente, sigue adelante hacia la salida de la casa. No se que decir en realidad, dudo que las coas hayan cambiado de la noche a la mañana. 

Elizabeth. 

Me he preparado para salir de casa, en realidad estoy algo desconcertada, jamás había visto a Dalí actuar de esa manera, estaba enojado, no escuchaba razones, supongo que tiene razón, él conoce a Gabriel mejor que yo. Sigo adelante camino por la banqueta, mi mente divaga, los recuerdos se agolpan en mi cabeza, pero no siempre se puede tener los malos recuerdos, siempre hay algo más detrás del actuar de una persona, no lo sé. 

En el fondo deseo que su cambio sea verdadero, debo admitir que lo quiero, y lo quiero mucho, mi cabeza está hecha un caos. Supongo que es por mi corta edad tal vez, a veces me siento tonta, creo que soy demasiado ingenua. 

Sigo adelante con mi camino, estoy debatiéndome entre hacer lo que todos quieren y lo que yo quiero. No puedo entender si de verdad Gabriel cambio, pero esta noche él ha sido completamente distinto, me ha cuidado, a lo niños, me ha tratado bien, no lo sé tal vez soy muy ingenua, tonta, crédula. 

- Que difícil - me digo a mi misma 

Casi llego a la parada del autobús, aun no se manejar y creo que aunque supiera no podría obtener mi licencia por ser menor de edad aun, espero un poco, pero no llega, miro mi reloj, es un poco tarde para llegar firmar mi divorcio. 

De pronto comienzo a sentir un ambiente algo pesado, se me ha erizados la piel, la gente camina, todo parece normal, pero no comprendo, en realidad no se por que me siento de esta manera. Vuelvo a sentir el escalofrío, me miro los brazos, mis bellos se han erizado, algo está pasando, mi propio cuerpo me está avisando, volteo para todos lados, pero en realidad no veo a nadie, creo que estoy equivocada. 

El autobús está llegando, los que esperamos nos alistamos para subir, estoy a punto de dar un paso pero me detienen, me toman del brazo, no puedo deshacer el agarre es muy fuerte, no puedo verle la cara, me cubren la boca con un trapo, no hay ningún aroma, de pronto siento un pinchazo en mi cuello, me pesan los ojos, comienzo a escuchar todo distante, y de pronto solo todo se sume en la oscuridad. 

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora