Capítulo 34

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Era mucho de golpe, muchísimo. Pero cuando la realidad y el pasado se complotan para hacernos una visita, nos pegan por todos lados.

Hacía instantes, el hombre de su vida había salido por una puerta de madera quizá para nunca volver, y en otros instantes iba a reencontrarse con su hija que quién sabe qué imagen tenía de ella. Es que, lo aceptemos o no, la vida no es más que eso: una compilación de instantes donde todo cambia rotundamente.

Escuchó que la puerta se abría. Escuchó que la puerta se cerraba. Y es ahí, en el momento en que todas las puertas se cierran, que debemos darnos vuelta y hacerle frente a la realidad.

Se volteó lentamente con las manos en el bolsillo del hábito. Y ahí estaba. Parada, inmóvil, con un jean, una campera de cuero y plataformas, plantada, inocente. Tenía un bolsito en la mano y lo apoyó sobre el suelo. El pelo oscuro, ondeado. Y los ojos... Sí, los ojos oscuros eran idénticos a los de su fallecido padre.

La joven ladeó la cabeza y comenzó a caminar hacia Clara, lentamente, hasta encontrarse frente a frente. A cada paso que daba, el corazón de Clara se aceleraba más y más. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Le iba a escupir en palabras todo el odio que sentía por ella por haberla abandonado? ¿Iba a comenzar con preguntas cuyas explicaciones, por mas racionales que fueran, serían incomprendidas ? Porque eso es cierto, un ser herido no se cura con palabras. No entiende de razones, o entiende lo que se le da la gana.

-Hola -dijo Julia con una media sonrisa. Clara no podía creerlo. Tantas veces había soñado con esto, con conocerla, con conocerle la voz. Sí, estaba escuchando la voz de su hija por primera vez.

-Hola -dijo Clara entrecortada y con los ojos llenos de recuerdos aguados.

-Yo no sé cómo se saluda a tu mamá verdadera porque no es algo que ocurra todos los días. Pero me gustaría darte un abrazo -dijo Julia.

No hizo falta que Clara respondiera nada. Bastó una lágrima por parte de ambas para que Clara la roderara con sus brazos y la apretara con fuerza contra su cuerpo como cuando recién había nacido y lloraba.

-Perdoname, perdoname hija -lloraba sin consuelo la monja mientras la seguía abrazando.

-Yo no te tengo que perdonar Clara -decía Julia intentando calmarla.

-Sí, me tenés que perdonar -insistía la monja en llanto pero esta vez mirándola a los ojos- yo no estuve cuando te enfermabas, yo no estuve para leerte cuentos antes de dormir, yo no estuve en tu primer día de clases, ni cuando te rompieron el corazón por primera vez. No estuve nunca -dijo acariciándole el rostro- es que lo mejor era no estar, porque no tenía nada para darte.

-Esta bien Clara, Concepción me contó toda la historia hace un tiempo porque yo se lo pedí -dijo la joven secándole las lágrimas a su madre para después secarse las propias. -Es más, yo te tengo que pedir perdón a vos. Porque durante todos estos años te guardé un rencor tremendo. Siempre te juzgué sin saber qué razones te llevaron a hacer lo que hiciste. Y aunque toda la vida lo vi como un acto aberrante, hoy entiendo que fue un acto de amor. Y te lo agradezco.

Clara sentía mucho alivio. La abrazó de nuevo, la sintió otra vez contra su cuerpo.

-Yo sólo necesitaba conocerte y estar un poco con vos. Tenía que resolver mi identidad para seguir con mi vida -dijo Julia sacándose la campera.

-Y yo necesitaba que resolvieras tu identidad para resolver mi vida -dijo Clara.

Se miraron y se sonrieron. No había odio, ni rencor, ni ningún otro sentimiento negativo.

-Me quedo acá hasta mañana a la tarde que me vuelvo a mi ciudad. Ya sé que es poco tiempo -decía Julia mientras le tomaba la mano a Clara- pero te voy a dejar anotada mi dirección, mi celular y todo lo necesario para que sigamos en contacto. Porque ahora que te encontré no te quiero perder.

Clara le apretó la mano con fuerza.

-Hace frío -decía Julia- ¿preparamos algo calentito para tomar?

-Yo lo preparo, dejame a mí. Hoy que tengo la oportunidad de hacerle la merienda a mi hija no la voy a desperdiciar -dijo Clara encarando para la cocina.

El hábito de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora