Capítulo 56

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Caminaba. Del comedor al living y del living al comedor.

-Vas a hacer un agujero en el piso si seguís caminando así -dijo Jorge que estaba sentado en el sillón.

-Julia tuvo que haber llegado hace una hora, ¿cómo querés que esté? -decía Clara preocupada sin dejar de caminar.

Jorge se levantó, la frenó con un beso y la abrazó.

-Sos linda cuando te preocupas, eh -le dijo acariciándole las mejillas.

Clara se sonrojó un poco y agachó la mirada. Qué linda esa gente que a pesar de los años sigue causando el mismo efecto en nosotros. Como si no existiera un desgaste. Como si los más de veinte años que habían pasado no hubieran generado ningún tipo de brecha.

En ese instante, sonó el timbre. Clara caminó con prisa hacia la puerta, la abrió, y al ver que se trataba de Julia sintió un alivio tremendo.

Julia dejó sus bolsos en el piso y abrazó a su madre. Acto seguido, entró a la casa y abrazó a su padre.

-Pedro te hizo un espacio en su habitación para que puedas dormir con él -decía Jorge- dice que quiere vivir de una vez esas típicas charlas nocturnas de hermanos.

A Julia esto la enterneció y dijo que le parecía una gran idea.

-¿Qué tal el viaje? -preguntó Clara mientras los tres se sentaban en la mesa del comedor.

-Bien, largo, no sé qué pasó que se demoró todo y por eso llegué más tarde -decía Julia acomodándose el pelo- espero no haberlos preocupado.

-No, para nada -dijo Clara con una sonrisa irónica y Jorge se rió.

-Compramos pastas caseras, ¿te gustan? -preguntó Jorge.

-¡Me encantan! -exclamó Julia.

Pusieron la mesa para cinco mientras charlaban acerca de diversas cuestiones. Más tarde llegó Pedro junto con Lola y una vez que las pastas estuvieron listas, Julia las sirvió.

-Bueno yo quiero proponer un brindis -dijo Jorge cuando ya habían terminado de comer.

-Muy bien -decía Julia alzando su vaso- ¿y por qué querés brindar?

-Por las buenas noticias -dijo Jorge.

-Nos vamos a casar -dijo Clara para finalizar.

A Julia le explotaba la cara de felicidad. Era muy increíble haber encontrado a sus papás después de tantos años y que se estuviesen por casar. Lo que tiene que ser siempre llega. Por más tarde que sea.

Julia se paró para felicitar a sus padres.

-En serio, estoy muy contenta con todo esto -dijo Julia casi sin voz, agarrándose el pecho. -¿Y cuando va a ser este acontecimiento tan importante? -preguntó con una sonrisa y tomó un sorbo de vino.

-La semana que viene -contestó Clara sin preámbulos.

Julia se atragantó con el vino. Comenzó a toser hasta ponerse bordó.

-¿La semana que viene? -preguntó intentando recuperarse.

-Sí -decía Jorge- no te dijimos antes porque te queríamos dar la sorpresa acá y bueno...

-¡Pero no tengo ni vestido! -dijo Julia con cara de preocupación.

-Eso no es problema -le contestó su madre tras tomar un sorbo de vino.

Esa misma tarde, Julia y Clara fueron al departamento de la Turca para que esta le confeccionara un vestido a medida. El tema había sido hablado previamente entre Clara y la Turca, así que lo único que había que hacer era tomarle las medidas a Julia.

-Bueno, decime más o menos cómo te gustaría -le pidió la Turca.

-En principio un color claro... Me gustaría que la falda fuera corta a adelante y larga atrás -decía Julia.

-Me encanta ese estilo -dijo la Turca comenzando a dibujar el vestido.

-Bueno -decía Clara tras un largo suspiro- creo que ya está todo, falta esperar que llegue el gran día. Ya está todo arreglado para el civil, para la iglesia, para la fiesta...

La Turca y Julia se miraron con complicidad porque se dieron cuenta que no todo estaba planeado: faltaba la despedida de soltera.

El hábito de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora