Capítulo 58

345 31 19
                                    

La frase "no caigo", hace referencia a que no somos conscientes de la realidad que estamos viviendo. Es que cuando las cosas que creíamos inalcanzables por fin llegan, esa realidad tiene un gustito a sueño que nos hace pensar en que lo que estamos viviendo, no es real. Estamos tan mal acostumbrados a la monotonía, a la rutina, a lo predecible, que cuando las cosas que tanto añoramos se dignan a suceder, sentimos que la realidad se fue a otra parte. Como si todo lo ideal fuese irreal. Como si todo lo que estuviese pasando fuera proyectado en una pantalla de cine, y nosotros fuéramos espectadores pero parte de la película al mismo tiempo.

Jorge, parado cerca del altar de la iglesia del Convento Santa Rosa, hablaba con algunos invitados y amigos.

Julia hablaba con las monjitas acerca de la canción que habían preparado para distintos momentos de la ceremonia y las felicitaba porque todas tenían una gran voz.

Beatríz también saludaba a sus ex compañeras y les presentó a Tambor.

Todos mantenían distintas charlas hasta que se hizo la hora en la que Clara debería llegar.

Mientras tanto, en el departamento de la Turca:

-¡ESTO NO VA ASÍ! -decía la Turca.

-¡SOS VOS LA QUE ME LO PUSO ASÍ! -decía Clara retándola.

-¡NO SERVÍS NI PARA CASARTE! -gritaba la Turca toda nerviosa.

Clara se miró al espejo, el peinado había quedado bien a pesar de las discusiones con su amiga. Tenía bucles en el pelo y flores pequeñas de color blanco formando una corona. El vestido, largo hasta el piso, estaba impecable. Y los zapatos bastante cómodos también.

-Bueno, ya está vamos que estamos llegando tarde -dijo Clara agarrando el ramo.

-¡ESPERÁ! -gritó la Turca- vení un cacho -dijo sacando su celular.

-¿Qué querés?

-Una selfie para Instagram -dijo activando la cámara frontal del celular.

-Ay Turca no jodas, dale que estamos llegando tarde -decía Clara.

-Yo sin postear este momento épico en todas las redes sociales habidas y por haber no voy a ningún lado Clara Anselmo casi de Correa -dijo la Turca firme.

Clara no tuvo mas opción que posar para la foto y la Turca la subió a Instagram con los hashtags #Instamoment, #Boda, #Love, #Clari.

Afuera, un auto negro antiguo, pero en excelentes condiciones, las estaba esperando. Se subieron y la Turca avisó que estaban por llegar.

Cuando llegaron, bajaron con cuidado del auto y la Turca le acomodó el vestido. Caminaron hasta la entrada principal de la iglesia.

Puesto que el papá de Clara había fallecido y no tenía hermanos, eligió entrar a la iglesia con su amiga de toda la vida.

Era raro para ella todo esto. La última vez que había entrado por esa puerta había sido luciendo un hábito azul. Pero así como vivimos en un entorno que se encuentra en constante cambio, nosotros también nos vemos obligados a hacer un cambio.

-¿Estás lista amiga? -preguntó la Turca ofreciéndole el brazo para entrar.

-Hace más de veinte años estoy lista -contestó Clara tomándola del brazo.

Las puertas de roble barnizado se abrieron y ante el coro de monjas que marcaba la entrada, comenzaron a ingresar.

Beatríz, Tambor, Julia, Lola, Pedro, Concepción... Todos estaban ahí recibiendo a la novia.

Y al final del camino, estaba él. Como había sido siempre. Todos los caminos siempre terminaban en él.

Al llegar al altar, la Turca se sentó en su lugar y los novios se encontraron.

-Estás hermosa -dijo Jorge con una sonrisa tomándola de la mano.

-Usted también está muy elegante subcomisario -contestó Clara con la misma emoción.

El sacerdote dio inicio a la ceremonia. Ceremonia que duraría una hora. Pasó rápido igual, no fue tan tedioso como se esperaba. Hasta que llegaron los votos.

-Yo, Jorge Correa, prometo amarte y respetarte, en la riqueza y en la pobreza, en la salud -y la Turca hacía la mímica desde atrás, modulando sin voz "y en la enfermedad"- hasta que la muerte nos separe. O bueno, no, que sea para siempre. Que no nos separe nada.

-Yo, Clara Anselmo, prometo serte fiel en todos los aspectos de la vida, cuidarte, respetarte y por sobre todas las cosas amarte. Eso es lo que más te prometo: amor. Sin limites ni medidas.

Se colocaron los anillos en los dedos correspondientes y miraron al cura esperando la última aprobación.

-Está bien, puede besar a la novia.

Y con un beso envuelto en aplausos de la iglesia entera, dieron inicio a una nueva etapa de sus vidas.

Gente, recuerden que pasado mañana termina esto. No se pierdan los últimos dos capítulos!

El hábito de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora