CAPÍTULO 56: CUIDADO CON LO QUE DESEAS
Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.
Francis Scott Fitzgerald
Sabina cruzó la verja del cementerio con una sensación extraña. Había algo en aquel sitio que la seguía atrayendo como si fuera presa de un potente hechizo. Aquel debía ser su verdadero hogar y no el cuerpo de esa desconocida que su alma había usurpado. Por primera vez en todos los días que llevaba allí dentro pensó en la mujer que antes había sido su dueña. ¿Seguiría su alma también allí con ella? ¿Sería su presencia la que la obligaba a mantenerse al margen de las decisiones que ella estaba tomando o desde su llegada no había nadie más que ella? Ninguno de los dos casos la tranquilizaban en absoluto, en ambos se confirmaba que se había perdido la seña de identidad de una persona, su alma y tenía el horrible presentimiento de que a ella le podría pasar lo mismo.
Durante todos los años que había pasado en aquel cementerio se había sentido impotente por no poder cumplir su verdadero propósito, por ser alguien totalmente transparente al mundo. Sin embargo, en ese momento que tenía un nuevo cuerpo capaz de volverla visible ante los ojos de su hija, deseaba retroceder en el tiempo hasta el día en el que Lázaro apareció en aquel cementerio ofreciéndole lo que más quería en el mundo. No sólo se estaba jugando su propia existencia, sino que había contribuido a anular la de otras personas. Todo por un motivo que ni siquiera sabía si iba a poder cumplir.
—No me digas que sientes añoranza de tu etapa anterior... —una voz fría, más parecida a la de un robot que a la de un humano la sobresaltó.
La muchacha se giró con brusquedad hacia el lado de donde procedían aquellas palabras con la esperanza de que fuese su propio estado de ansiedad el que le hiciese estar imaginándose cosas. Sin embargo no fue así. Un hombre bastante corpulento que podía rondar la cuarentena se acercaba hacia ella con parsimonia, con una actitud más propia de un felino que se disponía a atacar a su próxima víctima. No le hizo falta aproximarse mucho para darse cuenta de que aquel tipo de ojos desproporcionadamente grandes también trabajaba para Sr. Caminaba como un sonámbulo, con la mirada fija en ella pero sin parecer estar viéndola realmente.
Sabina también pareció caer presa de una profunda hipnosis. Las palabras se quedaron atascadas en su garganta y los pies pegados al suelo como si le hubieran echado cemento encima. Su mente, en cambio, era un no parar de pensamientos encadenados: algo no iba bien, si la habían seguido hasta allí era porque, en contra de lo que ella creía, tampoco se fiaban de ella. Si al mismísimo Lázaro siendo un pilar fundamental en aquella empresa le iban a poner a prueba, no quería imaginarse lo que podían hacer con las personas de las que directamente no confiaban.
—Si ya lo sospechaba Sr... —continuó hablando el hombre sin acelerar en absoluto su paso—. Pero de ahí a avisar al guardián de este cementerio... El que ha formado parte de tu cautiverio durante estos años... Sin duda estar en otro cuerpo te ha hecho perder la razón, Sabina, pero no te preocupes, ahora vendrás conmigo a ver a Sr y seguro que él te ayudará a aclarar tu confusión.
—No me hace falta vuestra ayuda. Ya me puedo apañar yo solita con mi locura —le espetó Sabina con furia—. Así que si has venido a por mí ya te puedes ir porque no pienso volver a vuestra empresa, si es que se puede llamar así.
—Me temo que no. Las órdenes que he recibido han sido muy estrictas y no me marcharé de aquí sin llevarte conmigo —A apenas unos pocos metros de ella, la mujer pudo distinguir la silueta de una pistola sujetada por la diestra de aquel desconocido que ni siquiera con ropa de diseño podía ocultar su apariencia de matón.
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No quieras volver
ParanormalMadrid, año 2063. Muerte y vida se intercambian desafiando las leyes de la naturaleza. Un pacto amenaza con romper el equilibrio de los días. No existe el control, tampoco el libre albedrío. ¿Qué se esconde detrás de esas personas con las que compa...