A salvo

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Ginny me miró.

-No va a entrar, ¿cierto?-Preguntó.

-Nop.-Dije mirando por la ventana.

Ginny suspiró.

-Lleva afuera más de una hora. Va a congelarse.

Suspiré.

-Lo sé. Pero no puedo hacer nada.

-No lo digo por eso. Era un comentario.

-Oh.

Nos quedamos callados.

En el jardín de La Madriguera, Hermione caminaba de un extremo al otro mordiéndose las uñas.

Todos los que habían sido enviados a la misión de los siete Harrys habían vuelto ya. Faltaban sólo Tonks y Ron.

El problema principal era que, con la noticia de la muerte de Ojoloco y la oreja de George, todos estaban adentro y ninguno buscaba a quienes faltaban. El ánimo era lúgubre.

Lupin observaba la oreja perdida de George ayudado por Fleur para poder cerrar la herida. Pero cada tanto alzaba la vista preocupado por su esposa que aún no llegaba.

Miré a Ginny. Estaba parada junto a mí y esperábamos a Ron. Ninguno de los dos tenía el coraje para mirar a George. En especial yo. Era mi culpa que le faltara una oreja.

-Deberían haber vuelto ya.-Dijo preocupada Ginny.-La casa de mi tía Muriel no queda tan lejos. Hace como una hora y media que deberían estar aquí...

Su voz se quebró.

-Tranquila.-Le dije.-Estarán bien.

Lupin se acercó a nosotros.

-¿Sin novedades?

-No.

-Vaya. Pensé que regresarían antes...

Fuera, Hermione seguía mordiéndose las uñas y escrutando el cielo en busca de algo que bajara y le trajera a Ron.

Ginny se fue porque Molly la llamó. Lupin me miró.

-Saldré con Hermione. Tiene que entrar o morirá de frío.

Asentí. Desde adentro lo vi hablar con ella. No escuchaba bien. Abrí la ventana. Una ráfaga de aire frío se coló en el cuarto, pero nadie lo notó.

-No lo haré.

-Vamos, Hermione, tienes que entrar en razón, tienes que esperarlo adentro.

-Pero yo...

Lupin sonrió con tristeza.

-¿Sabes que Tonks es mi esposa? Sí. Claro que lo sabes. Bien, imagina que entiendo lo que sientes.

Hermione se sonrojó.

-Yo no...

-Se nota. Nos hemos dado cuenta.

-Pero...

-No es un crimen enamorarse de su mejor amigo. Yo lo hice y acabé casándome con ella. Pero tienes que entender que Ron llegará cuando sea el momento. No antes.

-Pero...

-Te doy cinco minutos para que entres.

Ella asintió y volvió a caminar de un lado al otro del jardín mordiéndose las uñas.

De pronto, justo encima de sus cabezas se materializó una escoba y descendió como una centella.

-¡Son ellos!-Exclamó Hermione.

Wingardium Leviosa [Romione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora