Wingardium Leviosa [Romione]

Un roce inocente

Portavoz: Fred Weasley.

-Sólo fue un roce inocente.

-Perdona, pero eso no tuvo nada de roce. Y no fue inocente. Creo que ella tiene piel de tus manos en la suya, a juzgar por cómo la acariciabas...

Ron se sonrojó.

-Yo...

-Vamos, Ron. Dime...-Insistí.

-Está bien. Me gusta mucho.

Ron se echó de espaldas en la cama de su cuarto.

-Dime, ¿Desde cuándo te importa quién me gusta?-Preguntó.

-Desde que te gusta alguien. Nunca había pasado...

-Claro que...-Se interrumpió.-Está bien, no. Es la primera vez que me gusta alguien. Al menos, tanto como Hermione. Ay, hermano. ¿Por qué tuvo que ser precisamente ella? Somos mejores amigos...

Me encogí de hombros.

-Tú eres el que sabe eso. En mi caso, Alicia es lo mejor que me ha pasado. Y en el de George... Angelina es especial. Según él. No veo nada en Hermione. Tú debes saber.

Ron me miró.

-Ella es única, Fred. No me entiendes.

La puerta se abrió tímidamente.

-Fred... ¿Puedo hablar con Ron unos segundos?-Preguntó Harry asomándose al cuarto.

-Claro. Pero no grites otra vez, por favor.-Dije saliendo hacia el pasillo.

Estábamos en Grimmauld Place. El cuartel general de la Orden del Fénix.

Ese día, Navidad, había transcurrido normalmente hasta la cena, cuando entregaron los regalos.

Mamá nos había tejido a todos unos chalecos bastante horribles. Pero el de Ron era el más feo.

Cuando lo recibió, Ron lo miró fingiendo estar contento, pero Hermione, sentada frente a él, se dio cuenta y sonrió. Ron también le sonrió.

Solamente Harry y yo los vimos. Por eso pregunté a Harry si algo pasaba entre ellos dos. Pero él me aseguró que no. Que nada ocurría.

Después de la cena, nos fuimos a dormir. Mamá insistió en decorar todo aunque en esos tiempos no pudiéramos celebrar mucho.

Nos pusimos los pijamas y bajamos a apagar las luces. Yo lo hice, en realidad.

Cuando estaba abajo, en la sala, vi a Ron sentado en un sofá, junto a Hermione, que leía.

Ella bostezó. Ron la miraba tan obviamente que yo no sabía cómo Hermione no se daba cuenta de sus sentimientos.

-¿Por qué no subes a dormir?-Preguntó mi hermano.-Estás exhausta.

-La verdad es que sí. Pero no puedo salir de la sala.

-¿Por qué?

Ella se sonrojó.

-Tus hermanos encantaron los muérdagos.

Me escondí instintivamente para que no me vieran, conteniendo una risa.

George había tenido la idea de encantar los muérdagos que Ginny había colgado por toda la casa.

Si dos personas pasaban por debajo, se besaban. En especial si eran pareja...

Pero había algo más. Si estabas en un ambiente de la casa con alguien que te gustaba, no podías salir sin besarlo. Básicamente, intentábamos así que Ron tuviera que besar a Hermione. Y estaba funcionando...