El Callejón Diagon

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Rose y Hugo no dejaban de mirar a todas partes con ojos asombrados.

Hermione caminaba con decisión por el Callejón, revisando la lista de cosas que Rose necesitaba para Hogwarts. Mientras tanto, la pelirroja jugaba con la varita de Ron. Como aún no cumplía los once, desde el Ministerio no podían sancionarla.

-¡Rose, baja a Crookshanks del aire en este instante!-La regañó Ron, que iba detrás de ella.

La pequeña se asustó y obedeció.

Aún asustada, se acercó a Hermione y se aferró a su pantalón haciendo un puchero.

-Mamá, yo no sabía que eso estaba mal, lo siento...

Hermione sonrió. Se agachó y le secó las lágrimas con suavidad.

Ron se golpeó en la frente.

-Ya, pequeña. No llores. Papá sabe que no fue a propósito.

Rose asintió un poco indecisa.

-¿Por qué tú y Hugo no van a comprarse un helado? Papá y yo los esperaremos en la tienda de bromas.

Hermione le dio unos sickles a Rose y ayudó a Hugo a bajar al piso. Los dos pequeños salieron volando hacia la heladería.

Ron seguía con aspecto frustrado.

-Soy un asco de padre.

Su esposa sonrió. Miró hacia los dos costados antes de tirar de la manga de su esposo hacia un callejón lateral.

Cuidando que no hubiera periodistas de El Profeta que vieran a la Ministra de Magia y a su esposo besándose en un callejón como si la vida se les fuera en ello, Hermione tomó a Ron por las mejillas y atrapó sus labios.

-Sabes que no es cierto. Eres increíble. Los niños te adoran.

-No...

-Sí. Vamos, han pasado años y no puede ser que sigas teniendo ese nivel de autoestima.

-¿A qué te refieres con eso?

-A que tienes que confiar en tus capacidades. Deja de dudar de ti mismo, amor.

Ron sonrió al escuchar su apodo.

-No sé qué haría sin ti.-Susurró antes de besarla.

Hermione envolvió sus brazos en el cuello de él.

-Sabes que...

No llegó a terminar su frase. Los labios de él volvieron a atrapar los de ella.

-Ron...-Susurró.

-Mmm...

-Estamos con muchas personas cerca...

-Eso lo hace más interesante, ¿No crees?

-Puede ser. Pero seguramente hay algún periodista de El Profeta por aquí, y no quiero ver otra noticia como la de nuestra boda, en que supuestamente te tengo bajo un Imperius porque a ti te gusta otra.

Ron le tomó las mejillas.

-¿Cómo podría gustarme otra?-Preguntó antes de volver a besarla.-Eres tú la única que me importa. Te quiero tanto, Herms.

Ella sonrió.

-También te quiero mucho. Ahora ven, vamos a buscar a los niños a la heladería antes de llevarlos a la tienda de túnicas.

-No quiero seguir de compras...

-¿Prefieres quedarte aquí aburrido?

Ron la miró. Ella solamente sonreía con los brazos cruzados sobre el pecho. El pelirrojo podría jurar que se habían desabotonado algunos botones de su camisa mientras se besaban, porque encima de los brazos cruzados de Hermione, se veía claramente su sostén.

Wingardium Leviosa [Romione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora