Wingardium Leviosa [Romione]

Novios (Continuación de "El Espejo de Oesed")

Portavoz: Hermione.

-Ginny, ya basta, ¿vale? No me he acostado con Hermione ni...

Ella rió al verme detrás de mi novio.

Ron se dio vuelta. Al verme también, se sonrojó instantáneamente.

-Ron...-Amenacé.-¿Qué estás...?

-Ella empezó.

Ginny soltó una carcajada.

-No te preocupes, Herms. Es bueno tenerte de cuñada.

Harry entró.

-Buenas tardes.-Dijo besando a Ginny.-¿Sobre qué discutían?

-Nada, nada. Solamente le tomaba el pelo a Ron. Nada importante.

Harry sonrió.

-Veamos... Hazme sitio, Gin.

Ella se corrió un poco y Harry se sentó a su lado.

Ron me tendió una mano y jaló hacia sí para sentarme sobre él. Me di vuelta y lo besé sonriendo.

-Oh, cielos.-Susurró.-Besas tan bien...

Ron y yo llevábamos saliendo un año y varios meses, tras el episodio del espejo, aunque claro, con Harry delante nuestro habíamos tenido que disimular todo el tiempo. Ahora que todo había acabado, éramos libres de estar juntos. Y tengo que decir que Ron se lo tomó muy en serio. No me dejaba sola ni por un minuto.

Sonreí y le acaricié el cabello.

Ladeó la cabeza para que nuestras narices no se chocaran y me pegó a sí mismo.

-Chicos, seguimos aquí.-Intervino Harry.

Me separé de él sonrojada.

-Tú y tu manía de interrumpir los momentos más románticos que tenemos.

-Estábamos en medio de la Guerra, por amor de Merlín.

Ron sonrió y se acercó a mi oído:

-Luego encontraremos un lugar donde nadie nos moleste...

Me sonrojé.

***---***---***---***---***

-Ron. Pst. Despierta. ¡Ron!

-Mamá, no quiero...

-¿Me veo como tu madre?

Él abrió los ojos de golpe.

-Hermione. Lo... Lo siento. No quise seguir durmiendo... ¿Qué necesitas, mi amor?

Mi corazón se calentó con una ternura inusual al escuchar eso. Me había llamado 'amor'.

-Tuve una pesadilla.

Él se sentó en la cama y me miró.

-¿Quieres hablar de eso?

-No en verdad. Quiero saber si puedo dormir contigo hoy.

Asintió y me senté junto a él.

Me dio un fuerte abrazo. Enterré mi rostro en su pecho y empecé a sollozar.

Me acarició la espalda.

-No llores, cielo. Ya pasó. Estoy aquí. Todo va a estar bien.

Le eché los brazos al cuello.

Él me besó la frente.

-Tranquila, princesa. Ya estás bien...

Me alejó de su pecho y me enjugó las lágrimas con delicadeza. Cogió mi rostro y me besó.