El Espejo de Oesed

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Portavoz: Hermione.

Francamente es lo que menos esperaba en el mundo. Ya saben, no es común entrar a una sala de tu colegio y encontrar un espejo de pie en el medio de la habitación.

Al principio sólo se veía una enorme sombra. Eso fue en primer año.

En segundo prácticamente no tuve oportunidad de ver el espejo porque lo habían cambiado de lugar, pero además porque estaba petrificada. Sin embargo, cuando lo encontré, la sombra ya no era una sino que parecían dos que se unían en una curva extraña.

En tercer año sólo volví a ver el espejo en una ocasión. Las sombras comenzaban a tener un contorno y era más fácil distinguir una de otra.

Honestamente no sabía qué era ese espejo, pero me causaba mucha curiosidad. Busqué en miles de libros información sobre espejos que mostraran sombras, pero ninguno lo hacía.

En cuarto año regresé al espejo después del Baile de Navidad. Quería estar sola, Ronald era un cerdo, y lo encontré de casualidad. Al mirarme vi que las dos sombras dejaban de ser negras y cobraban un poco de color. Apenas, pero eran más grises que negras. Me sorprendí un poco por ese cambio y contemplé el espejo. Más allá de la imagen reflejada, había una inscripción tallada que me llamó mucho la atención.

"Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse."

Siempre tuve debilidad por los acertijos, y aquel parecía no tener solución. Me senté durante horas en la biblioteca a buscar distintos idiomas para ver qué quería decir... Pero nunca pude saberlo.

En quinto año, la noche de la tragedia en el Ministerio y tras la muerte de Sirius, regresé al espejo. Voluntariamente. Esta vez sabía que la Sala de Menesteres iba a mostrármelo.

Las dos sombras tenían contornos claros y colores repartidos en manchones, pero aún no sabía qué eran.

***---***---***---***---***

Esa noche salí de la Sala y me encontré con Ron.

-Hermione.-Suspiró aliviado.-Gracias al cielo estás bien.-Me dijo abrazándome.

Sonreí. Enterré mi rostro en su hombro y olí discretamente su camiseta.

Olía tan condenadamente bien. Pero lo que en verdad me agradó fue su cabello y el delicioso aroma que tenía. Nunca me había fijado en esos detalles...

-Estoy bien.

-¿Qué hacías en la Sala? Es muy tarde y deberías estar haciendo reposo.

-Igual que tú.

Se encogió de hombros.

-Mi tarea como mejor amigo es cuidarte, aunque no lo quieras. Déjate de bobadas y vamos a dormir.

Asentí.

Pero unos pasos se acercaron por el pasillo.

-¡De prisa, Ron! ¡A la Sala!-Susurré.

Lo que voy a escribir ahora es algo que nunca nadie supo excepto Ron y yo, así que les agradeceré su discreción.

-Ron, ¿qué deseaste exactamente cuando abriste la puerta?-Pregunté mirando la Sala de Menesteres.

Él se tornó del color de su cabello.

-Yo... No lo sé... Creo que... Que quise... Que quería...

-Era un escondite, no pasar la noche aquí...

Él desvió la mirada y asintió.

-En... Entiendo, claro...

Suspiré. Realmente tenía sueño, me dolía todo y quería estar con Ron...

Wingardium Leviosa [Romione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora