Wingardium Leviosa [Romione]

¡Ronald, te odio!

Pedido de sofia_oncer.
***

Ron sonrió y se inclinó sobre su vientre.

-Hola.

Hermione sonrió y respiró un poco más aliviada. No había sido fácil admitir que estaba embarazada, pero por suerte todo estaba en orden.

-Hola, hija.-Repitió Ron sonriendo.

-¿Cómo estás tan seguro de que es una niña? Aún no lo sabemos... Llevo sólo unas semanas...

-Lo sé, ya lo verás.

Hermione esbozó otra sonrisa. Él acarició sus mejillas y la besó suavemente.

-No llores, amor.

Ella suspiró profundamente.

-Creí que ibas a odiarme cuando te enterases...

-Me ofendes.

Ron la besó intensamente.

-Es mi hija, no la desconocería jamás... Además, ¿Cómo crees que te dejaría sola en algo así?

-Yo...

-Estaré a tu lado en todo momento.

-¿Lo prometes?

Ron le acarició una mejilla y la besó suavemente.

-Lo prometo.

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-¡Ahhh! ¡Ronald, te odio!

Ron sostuvo su mano con desesperación.

-Vas a estar bien, no te preocupes.

Hermione apretó su mano con más fuerza.

-¿Cuánto falta para llegar al hospital?

-No lo sé... Hay niebla y llueve, no logro ver nada.

Ella sollozó.

-Voy a morirme.

-No digas esas cosas. No vas a morirte.

-Pero...

-Hermione. Estoy aquí. Cálmate, por favor.

Ella cerró los ojos, pero Ron sintió que la presión en su mano aflojaba.

Llovía a cántaros y no se veía nada.

Literalmente.

Ron condujo de memoria por varias calles, pero en un momento se perdió porque de verdad no se veía nada.

Bajó del coche y miró el cartel de una calle.

Estaban en la otra punta de la ciudad, y no había ningún hospital por ahí.

Hermione se estaba comportando como una reina. No se quejaba, solamente acariciaba su vientre con cuidado... Pero se notaba que estaba sufriendo.

Ron entró al coche, empapado.

-¿Cuánto crees que falte?-Preguntó a su esposa.

-A lo sumo unos cinco minutos.-Dijo ella.-Las contracciones son cada menos tiempo cada vez.-Gimió.

Ron suspiró. En lugar de sentarse en el asiento del conductor, se acomodó junto a ella.

-No llegaremos al hospital, ¿verdad?-Preguntó Hermione, pálida.

-No lo creo.

Ella suspiró.

-¿Podrás con esto?-Preguntó la castaña tomando la mano del pelirrojo.