Compañía

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Portavoz: Ron.

Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro ovejas, cinco pavos, seis pollos, siete caballos, ocho vacas, nueve halcones, diez leones, once tejones, doce águilas, trece basiliscos, catorce elfos domésticos, quince hipogrifos, dieciséis hombres lobo, diecisiete perros de tres cabezas, dieciocho sapos, diecinueve gatos, veinte fénix, veintiún thestrals, veintidós bowtruckles, veintitrés boggarts, veinticuatro amigas, veinticinco novias, veintiséis Hermiones...

Esperen, ¡¿Qué?!

Ronald, por favor. Así nunca vas a dormirte. Vamos de cero.

Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro ovejas, cinco ovejas, seis ovejas, siete sonrisas, ocho ojos, nueve arañas...

¡AHHHH, NO GRACIAS!

Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro ovejas, cinco ovejas, seis ovejas, siete enamorados, ocho besos, nueve labios, diez risas, once mejillas sonrojadas, doce Hermiones...

Joder, Ron, ¿Es que quieres darte una migraña? ¡Deja de contar Hermiones!

De cero, vamos. Rápido.

UnaovejadosovejastresovejascuatroovejasmegustaHermionecincoovejasseisove...

¡¿QUÉ?!

Abrí los ojos. El cuarto estaba a oscuras. Estábamos esperando a Harry aún, por lo que no había nadie más que yo en el cuarto.

Pensé en mi forma particular de contar antes de irme a dormir. Siempre funcionaba... Comenzaba con ovejas y contaba cualquier cosa que se me ocurriera hasta que me dormía...

La pregunta era... ¿Qué rayos hacía yo contando Hermiones? ¡Si hay una sola! Por suerte.

Es decir, no por suerte. Es que a veces ella es un poco... Histérica.

Pero es buena persona. Y linda. Por eso me gusta.

Espera, Ron, ¿Puedes dejar de escribir estupideces?

Conté hasta diez.

Visualicé (o mi mente me jugó una mala pasada) a Hermione.

Comencé por sus pies y sus piernas, subiendo por todo su cuerpo hasta que hasta el más mínimo mechón de cabello estuviera grabado en mi mente.

Simplemente era increíble cómo había logrado hacer un retrato de ella en mi cabeza...

Pensé en sus hoyuelos y su sonrisa de medio lado. La cara que ponía cuando se enfadaba y cómo fruncía la nariz al reír...

Ese último pensamiento me entretuvo unos segundos. Me encantaba hacerla enfadar. Pero aún más hacerla reír. Cuando reía, sentía ganas de que compartiéramos sonrisas...

Maldición. Otra vez diciendo cursilerías.

Suspiré.

El rostro de Hermione se había instalado en mi mente y no parecía querer salir de allí.

A veces me preguntaba si era posible quererla tanto... Luego discutíamos y me preguntaba si era posible odiarla tanto... Y luego nos reconciliábamos y volvíamos al inicio.

Cerré los ojos y evoqué cada recuerdo que tenía de ella.

La verdad es que casi no tenía recuerdos sin ella. Hermione siempre estaba presente en mi vida... Y eso me gustaba.

Sonreí. Recordé en particular el verano anterior, cuando para el Mundial de Quidditch habíamos pasado una tarde en el lago juntos...

No podía ser.

Wingardium Leviosa [Romione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora