Wingardium Leviosa [Romione]

Biblioteca

-¡Hermione! ¡Hermione! ¿Dónde estás?

Ron estaba muy preocupado. Hacía muchas horas que no tenía noticias de su amiga... No sabía dónde estaba.

Y lo peor es que se había ido porque estaba enojada con él.

Habían discutido y Hermione, furiosa, había salido corriendo.

Ron no había vuelto a verla desde entonces, y eso había sido por la mañana, durante el desayuno... Y ya habían acabado de cenar.

El pelirrojo consiguió que la directora McGonagall lo autorizara a desviarse de la ronda de prefectos y buscar a Hermione.

Había recorrido gran parte de las aulas reconstruidas después de la batalla.

Y Hermione no estaba en ninguna parte.

No estaba en ninguno de los baños (Ginny había revisado los de mujeres en su lugar) ni en las torres, ni en la Sala Común ni en su cuarto.

Ron no había querido ir a la biblioteca porque sabía que debía estar cerrada, pero ya comenzaba a preocuparse de verdad.

-¿Hermione, estás aquí?

No hubo respuesta.

-Escucha, si es que estás escuchando. Lo lamento... Lamento haber peleado contigo, no fue mi intención. No quise herirte y no tuve razón en ninguna de las cosas que te dije. La verdad es que... Intento llamar tu atención... Porque me gustas... Y no lo consigo si no es así... Sé que soy un estúpido, pero no te escondas, por favor...

No hubo respuesta.

Ron tuvo que resignarse a pensar que Hermione no estaba en la biblioteca.

-Bien, ya me voy.-Dijo.-Me siento ridículo.

Dio dos pasos y escuchó unos golpes.

Se detuvo.

Alguien gritaba.

Ron, preocupado, intentó agudizar el oído.

-¿Quién anda ahí?-Preguntó.

Volvió a escuchar los golpes.

Intentó rastrear el sonido.

Dentro de la biblioteca había una puerta que conducía a alguna parte... Quienquiera que estuviera gritando estaba ahí adentro.

Ron sacó su varita y se preparó para abrir la puerta y entrar.

Cuando abrió, estaba oscuro. Solamente se oían unos sollozos.

-¿Hola?-Dijo.

Se adelantó unos pasos.

-¡No dejes que se cierre la...!

La puerta se cerró detrás de Ron.

-...Puerta.-Terminó de decir la voz.

Ron frunció el ceño.

-¿Dónde estás?-Preguntó.

No hubo respuesta, solamente más sollozos.

El pelirrojo se acercó en la oscuridad a unos estantes que había y trató de ubicar el estante del que venía el llanto.

Entre dos anaqueles de libros, bajo una ventana por la que entraba la luz de la luna.

Hermione estaba llorando con el rostro enterrado en sus rodillas.

-¿Hermione?

Ron se agachó a su lado.

-Por fin te encontré.-Dijo él abrazándola.-Me tenías muy preocupado.-Añadió acariciando una mejilla de su amiga.-¿Qué te ocurre?