Wingardium Leviosa [Romione]

El regreso de Ron

Claro que recuerdo esto. Lo recuerdo perfectamente.

Fue cuando, durante la búsqueda de los horrocruxes, a Ron se le metió en la cabeza que el relicario daba buenos consejos haciendo el papel de conciencia.

Mala idea. Le costó una pelea conmigo y con Hermione. Ella lloró todas las noches luego de que él se fuera. Y eso la había dejado dolida.

La cuestión es que regresó. Y me salvó la vida. Siempre voy a deberle eso. Por eso lo perdoné en cuanto lo vi. Había regresado. No nos había abandonado. Yo lo había disculpado cuando volvíamos a la carpa en busca de Hermione, para enseñarle el relicario roto.

Pero el verdadero problema del regreso de Ron fue cuando Hermione lo vio.

Aquel tonto le sonreía como si supiese que iba a correr directo a sus brazos a decirle que era un héroe. Estaba enamorado de ella. Cualquiera se habría dado cuenta. Le faltaba un cartel en la frente para ser más obvio. Sin duda creía que ella iba a abrazarlo y decirle que lo amaba en cuanto lo viese.

Pero yo sabía una cosa: Hermione jamás haría eso. Es Hermione. Y menos después de llorar todas las noches.

Por poco lo asesina cuando lo vio aparecer. Y cuando se enfadó y fue a encerrarse en la carpa pensé que íbamos a tener que lidiar con pájaros hechizados el resto de la búsqueda.

Hermione estaba encerrada en su propia carpa. Sospecho que ese bolso sin fondo debe haber tenido otras carpas además de esa. Y de allí sacó la suya.

El problema apareció cerca del quinto día.

Como un comentario al margen, diré que la tal Rowling se ha saltado varios momentos románticos entre mis amigos. Como este. Y ubicó su primer beso en un momento en que no fue el primer beso... Ahora lo entenderán.

El quinto día después del regreso de Ron fuimos a ver al señor Lovegood.

Entre las horas que tardamos en regresar y las que demoramos en reorganizar las guardias, se hizo de noche.

Era mi turno de hacer la guardia mientras mis amigos dormían. Se lo merecían. Había sido un día francamente espantoso.

-Adiós, Harry.-Me dijo Hermione antes de entrar a su carpa.

Ron estaba parado frente a la puerta de la carpa de ella.

-Buenas noches, Herms.

Ella lo ignoró y entró en la carpa.

-¿Va a seguir enojada por siempre?-Preguntó Ron.

-Supongo.

-Le dije que lo sentía.

-Y te dijo que te odia por haberte ido. No puedes arreglar eso.

-¿Me odias también tú?

-No. No te odio. Me salvaste la vida y somos mejores amigos. Por otro lado, Hermione...

-¡¿Yo qué?!-Dijo ella furiosa saliendo de la carpa.

Había oído todo a escondidas.

-Hermione...

-Tú cállate, Ronald.

Él se encogió avergonzado.

-¡Vamos, Harry, habla! Estamos escuchando tu interesante relato sobre cómo me he vuelto loca. No quiero interrumpir. Cuéntanos.-Dijo con sarcasmo.

-Herms...

-¡Que te calles! Vamos, Harry.

Me miró. Yo tragué en seco. Estaba furiosa.