Cuando recién llegue aquí, era la única niña pequeña y pura. Las demás eran chicas que no pasaban de entre 15 y 18 años las cuales fueron o matando o vendiendo al mejor postor.
Pero ahora que ya han pasado 12 años no termino de explicarme como es que aun continúo aquí manteniendo mi integridad intacta. Aunque tampoco negare que nadie trato de propasarse conmigo, lo cual provoco muchas pérdidas en la organización, perdidas que fueron fácilmente reemplazadas.
A las demás chicas las prostituían, las vendían o las obligaban a trasladar drogas a otros países dentro de sus cuerpos muchas morían antes de llegar a su destino pero a nadie parecía importarle encontrar el cuerpo sin vida de una chica a orillas de la carretera.
Pero a mí...
Solo me tenían aquí encerrada en un cuarto a cuatro paredes sin poder ver rayo de sol, a excepción de las veces que acompañaba a jeques poderosos a reuniones importantes, era algo así como una especie de "dama de compañía".
Recuerdo la primera vez que tuve que acompañar al jeque de abudabí, quien estaba de visita en México por unas ventas mayoritarias de tierras para futuros negocios de dudosa procedencia; no sé como pero los negocios de "los caballeros" traspasaban fronteras ¡eran mundiales!
—Mirleth— llamo Richard, sacando las cobijas con las que me tapaba de un tirón, ya que aún me encontraba dormida. —no tarda en llegar el jeque de abudabí por ti, solo tienes un par de horas para alistarte antes de que llegue.
Sabía que no podía desobedecer ninguna orden sino quería agregar más recuerdos a mi cuerpo. La última vez que desobedecí, tuvieron que darme 4 puntadas cerca de la ceja y de eso no hacía mucho.
Me levanté de la cama caminando hacia la ducha, me despoje de la ropa y abrí el grifo de la regadera di un respingo al sentir las agujas del agua helada clavarse en mi piel, pasado cinco segundos deje que el agua recorriera mi cuerpo, relajándolo, llevándose consigo la fatiga de un día agotador.
Aun no entendía como era que aun permanecía aquí y no me habían vendido con nadie, ya que tenían compradores que les ofrecían bastante dinero por mí. En cada negociación su respuesta siempre era un «NO» rotundo.—¡Que haces!— grité, al ver a Richard quien se encontraba en la puerta de la ducha viéndome, a pesar de los años que habían pasado seguía manteniéndose joven.
—ya es tarde y el jeque no tarda en presentarse, más vale que te apures, El jefe también estará presente.
¿El jefe?
Hacía mucho tiempo que no lo veía, quizá desde que tenía... Emm ¡¡no lo recuerdo!! Solo sé que me daba mucho miedo.
—Toma, el jeque mando esto— tome la bolsa de papel que me tendía, en la cual venia un vestido de terciopelo tinto con un gran escote en la espalda llena de tiras con pedrería más accesorios de oro puro.
—Ahora, ¡puedes salir! Necesito cambiarme— dije con un deje de fastidio ante su habitual acoso.
Cuando salió y estuve segura que no volvería a estar de mirón; retire la toalla con la que me cubría dejándola caer al suelo. Tome el vestido deslizándolo con delicadeza por mi cuerpo un par de medias negras hasta los muslos y me coloque los accesorios que había en la bolsa.Del suelo tome las zapatillas más altas que tenía en color negro y salí del cuarto hacia la sala donde ya se oían charlas sobre dinero.
—¿Y cuánto quieres por una noche con la chica Braden?— sin duda era el jeque por su peculiar acento.
—Sabes que eso no es negociable Akjman.
—Pagaría lo que fuera por esa chica, sus fotos en la página de damas de compañía me excitan... pero, me tendré que conformar con su compañía esta noche— desde mi escondite en el umbral podía ver el imperturbable rostro del hombre extranjero. Llevaba un turbante en la cabeza y un impecable traje negro en tres piezas con pantalones muy ajustados que marcaban en contorno de un arma en su espalda.
—Es pura ¿cierto?— sonrió al ver que entraba en la sala, se puso de pie y me admiro de pies a cabeza. —no se para quien la reservas Braden, pero de algo si estoy seguro que te daría toda mi fortuna por esta chica, que además de pura es bella— beso mi mano en saludo cuando estuve a su lado.
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Inocencia Robada. © ✔️
RandomPor cada 100 personas que hay en el mundo tres o mas son secuestradas al día, siendo vendidas, prostituidas o utilizadas como mulas para transportar drogas a otros países. Esta vez le toco a Mirleth una niña inocente de tres años arrancada de los br...