capítulo 16

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Llegamos con 2 horas de retraso a las aldeas de cynthia, era un lugar pequeño, si acaso había unas 20 cabañas con un máximo de cincuenta en población, el paisaje no era muy distinto a Alberta con sus característicos árboles que representan Canadá.

Bajando del autobús camine unas 23 millas al sur de la carretera hasta llegar al kilómetro 16 y 31 donde encontré un "tinimarket" abierto las 24 horas.

—Al fin— dije suspirando de satisfacción. Los pies me punzaban, había perdido la noción del tiempo y el sol comenzaba a escasear en el cielo. Llevaba horas caminando por la carretera sin ver un solo lugar en el cual poder comprar algo de tomar y comer. Tenía la boca espumosa y reseca. En el último kilómetro me había atacado una tos seca que hacia dolerme la garganta por el esfuerzo.

Mis botas estaban bastantes gastadas, unos agujeros empezaban a divisarse por la parte baja.

Empuje la puerta entrando a la tienda, la calefacción derritió mis huesos metafóricamente se sentía bien sentir el calor golpear mi piel casi congelada. Recorrí las estanterías tomando lo que se me antojara, un agua de litro, un sándwich de salmón, chocolate y comida enlatada ya que no sabía hasta donde volvería a encontrar otra tienda de paso.

Cuando me acerque a la caja para pagar, el chico me dio una mirada de asco dijo algo al teléfono sostenido con la cabeza y el hombro antes de volver sus ojos en mi con una mueca.

—No estamos dando caridad. Así que si no puedes pagar...

—Tengo dinero— me apresure a sacar de la bolsa del pantalón el dinero que Greta me había dado. La mirada del chico se suavizo. Tomo las cosas del mostrador y los paso por el lector de códigos.

—Son seis dólares— tome la cantidad y la coloque en el mostrador. El fajo de billetes continuaba intacto y esperaba que así siguiera por el resto del viaje.

—Disculpa, ¿sabe dónde se encuentra la estación de autobuses más cercana?— pregunté mientras me entregaba el cambio junto a la bola con las cosas.

—Sigue por esta misma carretera, en el kilómetro 43 hay una desviación tomas la de tu derecha, hay esperaras el camión que pasa hacia thya, este te dejara justo en la central.

—Ok, y señor... ¿sabe cuáles son los lugares a los que arriba?

—Son varios, no se asta donde quieras llegar, pero esta compañía de autobuses abarca gran parte del exterior de Canadá.

—Quiero ir a Estados unidos, a Minnesota para ser más certera, leí en un folleto sobre el país y...

—Minnesota, buena elección. Solo tienes que tener preparados tus papeles para poder pasar la frontera en estados unidos, en la aduana de Calgary solo muestras tu WHV y te dejan pasar.

—¿WHV?— pregunte confundida.

—¿No eres canadiense?— negué.

—La verdad no sé de donde soy— musite apenada. —desde que tengo uso de razón México ha sido mi hogar y realmente no sé cómo eh llegado aquí.

Retorcí los dedos nerviosa. El chico parecía buena persona aunque en un principio parecía reacio y asqueado a atenderme pensando que era una indigente. Aunque quizá no se equivocaba ni tantito en estos momentos la ropa que lleva lo ameritaba.

—Pero hablas el inglés a la perfección y tienes el acento y el color de los canadienses— me encogí de hombros— en fin, si no tienes papeles me temo que te pueden llevar a la cárcel por estar en un país sin documentación y el WHV es el working holiday visa.

Agradecí al muchacho, abrí la puerta y salí del local, con bolsa en mano. Tome el galón de agua y di pequeños sorbos.

¿De verdad hora tenía que cuidarme de los oficiales? había pasado toda mi vida queriendo ser libre y ahora que lo era tenía que cuidarme tanto los policías del país como los lacayos de la mafia.

Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora