capítulo 41

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Sábado 11 de septiembre 2016

Despido injustificado. La señora "Magenta" tomo la decisión de correrme después de que una botella de Jhony Walker resbalara de mis manos asiéndose trizas al tocar el piso —bueno después de todo creo que si hubo razón para mi despido—.

Era sábado, el día de paga había llegado, aunque tenía un poco de dinero ahorrado para mi viaje a Minnesota, los planes habían cambiado a última hora; estaba considerando otros lugares.

En los últimos meses han pasado muchos sucesos, uno de ellos y el más importante, estuve saliendo con Rhys el chico guapo que me salvo aquella vez en la parada del bus, lo que paso con el señor Adolfo quedo en el pasado, parecía que después de aquel día el pasaba de mí, me saludaba cortes mente y solía darme muchas atenciones, de ahí en fuera todo seguía normal.

Ahora hablando de Rhys cuando cumplimos un mes de estar saliendo y conociéndonos el decidió presentarme a sus padres y fue donde todo se derrumbó, los planes que teníamos se fueron por el caño, «nuestro amor era prohibido».

Amor le grite a Rhys al verle con un ramo de rosas blancas —mis favoritas— (quizá era por el color que reflejaban paz y tranquilidad, no como las rojas que para mí significaban dolor y sangre) fuera de mi puerta esperando a que saliera. Le bese y nos dirigimos a su KIA sporlange.

En el camino nos encontramos con Alaric que nos fulmino con la mirada, estaba celoso del hombre que caminaba de mi mano, Alaric me había confesado su amor el mismo día que nos enrollamos como dos adolescentes hormonales; pero ya hace más de dos meses de eso.

—Aun no entiendo por qué nos mira así— Rhys apretó su mano junto a la mía —ganas no me faltan de partirle la cara.

—Vamos Rhys déjalo... no vale la pena.

Había dejado su carro cerca de la entrada a la mansión, abrió mi puerta para luego abrir la de él una vez yo me ayee en el asiento del copiloto con el cinturón puesto.

No dejaba de mover mis manos y de limpiarlas pues cuando estaba nerviosa tendían a sudarme.

—¿Estas nerviosa?

—Sí, un poco...

—¿Por qué conocerás a mis padres o a los tuyos?— como responderle a eso. Le había contado una parte de mi vida, evitando hablarle sobre el secuestro y todo lo que se quedó en el pasado; él sabía que no conocía a mis padres, que toda la vida había trabajado y que viví hasta los "dieciocho" con una señora muy buena llamada Greta a la cual deje para emprender mi nuevo viaje de trabajar hasta llegar a Minnesota.

—No se por cuál de los dos motivos estoy más nerviosa Rhys, sé que las pocas veces que eh visto a mis padres no han sido los mejores, siempre les e reprochado el que me haigan abandonado— confesé apenada, volviendo a limpiar el sudor en mis manos.

Rhys me tomo por el mentón y fijo sus ojos a los míos, —yo también estoy nervioso recuerda que hoy conoceré a mi hermana que hace muchos años no veo— dijo un tanto nervioso y emocionado, después me beso como el sólo sabía hacerlo sus labios eran dulces y carnosos; me hacían olvidar todo a mi alrededor.

Después de una hora y media estábamos llegando a la mansión de los padres de Rhys.

Estábamos en el patio un lugar muy bello cubierto de pasto y una gran jardinera rodeaba la casa, sus rosas, claveles y margaritas adornaban toda la simetría de la casa; una fuente en medio del jardín con un bañador de aves muy cute.

Pegado a los setos que eran usados como muros dividiendo la casa con las demás, había un gran árbol colorido que más que árbol parecía un arbusto gigante cuyas hojas eran rosas en dos tonalidades, y de uno de sus brazos un columpio yacía ahí esperando por mí para columpiarme.

—Se llama "Rhododendron" según mi padre tiene más de 125 años y gracias al cuidado que les dan los jardineros esta así de hermoso y colorido— Rhys pasó su mano por mi cintura uniéndome a él.

Al igual que yo admiraba tan gigantesco pero bonito árbol, su casa era de ensueño tan grande como la de los Robinson pero esta estaba llena de vida, colorida, tenían un mini parque situado en la parte trasera de la casa, —¿quizá a Rhys se le olvidó decir que tenía una hermanita o hermanito pequeño?— Pensé.

Una voz ajena, bastante chillona para reconocer de quien era resonó como eco en mi cabeza. Distrayéndonos de nuestros pensamientos.

—¿Hola chicos cómo están?— al escuchar esa voz mi sangre se helo, el calor en mi cuerpo desapareció, las piernas me pesaban y en cualquier momento me desvanecería... ¿esto no me puede estar pasando? Pensé. Quería salir corriendo, pero mis piernas no respondían estaba petrificada, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar.

—Hola mamá— saludo Rhys contento, en cambio yo seguía dándole la espaldas a ella, no quería voltear y encontrarme con su rostro, lo que deseaba era despertar de esta espantosa pesadilla.
Cuando Rhys se dispuso a hacer las presentaciones, lo interrumpí por que fue cuando gire para encontrarme con la que también era mi madre "Beatriz".

—¡¡Mamá!!— exclame con la voz rota mientras lágrimas de tristeza brotaban de mis celestes ojos.

Rhys se puso rígido a mi espalda. Sus manos habían perdido la fuerza con la que apretaba mi cintura, y se deslizaban fuera de esta con movimientos lentos.

—Mirleth, hija— susurro Beatriz. Sus ojos estaban llorosos mientras nos veía, primero a uno y después al otro.
Rhys parecía estar en una pelea mental, debatiéndose en mantenerse a mi lado como si todo fuese una broma de mal gusto, Darell estaba igual que Rhys expectante ante lo que pasaba.

Beatriz dio un paso adelante con la intención de tomarme de la mano pero retrocedí el paso que ella dio, mi acción la desconcertó.

Luego gire para ver a Rhys a quien parecía le habían comido la lengua los ratones.

—Po-Por qué no me dijiste— lo acuse.

—Mirleth, yo, yo no.

—Es tu hermana— grito Darell.

—Yo no lo sabía papá— grito de vuelta Rhys no tenía idea de qué pasaba por su mente en ese instante pero por la mía pasaba el horror de la vez que casi me entregue a él, y agradezco no haiga paso... si no hubiera sido traumático para ambos el saber que tuvimos relaciones sexuales con nuestra propia sangre, hubiese sido más traumático que lo que pase estos 15 años en el secuestro.

—Sí hubieras ido tan solo una sola vez a las reuniones que el juez nos permitía verle, hubieras sabido quien era tu hermana— la voz de Beatriz sonaba débil y temblorosa —y no hubieras cometido esta estupidez.

—Lo se mamá. No tienes que recordarlo... me lo estoy reprochado también.

Permanecí callada mientras ellos discutían; no sabía que hacer o cómo reaccionar.

Después de que todos culparan a Rhys de lo que paso... decidí hablar.

descargue toda mi ira contra mis padres, quizá fui demasiado cruel con ellos y sé que mis palabras los hirieron en lo más profundo, pero Rhys no tenía la culpa de todo, el solo me había querido algo normal si éramos desconocidos en aquel entonces, pero a partir de este momento las cosas cambiarían... no les volví a ver hasta después de dos semanas. Conviví con ellos como una familia pero todavía estaba en casa de los Robinson trabajando, aunque lo que había pasado con Rhys no se podía olvidar de la noche a la mañana, comenzábamos a tratarnos como los hermanos que éramos aunque era demasiado raro verle de esa manera. Incluso tratábamos de no encontrarnos porque las cosas se volvían raras demasiado rápido.




para ser sincera este capitulo no me gusto mucho :C pero el siguiente mejorara mucho...

chic@s estamos en la reca final de la historia. un par de capitulos mas y se termina esta historia.

Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora