Inocencia Robada. © ✔️

capítulo 40

No quería, no podía ni debía pero ahí estaba sentada al filo de la bañera dejando caer lágrimas amargas.
No entendía por que las palabras de Adolfo me afectaron de tal manera, ni siquiera me había insultado o golpeado para que este llorando —eres patética, Mirleth— con brusquedad me limpie la nariz con la sabana. «Inocente —ja— si tan solo él lo supiera, sabría que soy todo menos inocente»

Y si el tuviera razón y aquellas malas personas no me arrebataron toda la inocencia; y un poco de ella aun quedara resguardada con miles de candados y códigos difíciles de descifrar que solo son persuadidos cuando es necesario. Entonces si soy inocente o muy estúpida.
Bueno un poco de cada cosa.

Golpes sonaron al otro lado de la puerta después la voz de Adolfo preguntado si me encontraba bien, la perilla de la puerta giro y el entro impávido en sus bermudas y unas pantuflas cortesía del hotel. Limpie las lágrimas bajando la mirada, encontrando más entretenido las inexistentes manchas en la tina que verlo a los ojos y dejarle ver lo vulnerable que me encontraba en ese momento.

—Que sucede hermosa— acercándose tomo asiento a mi lado.

—No es nada— inhale tres veces escandalosamente —es solo que... el jacuzzi me trae viejos recuerdos, jamás me dejaron usarlos.

—¿Por qué?— frunció el ceño.

—Por qué solo estaba en esos lugares para una sola cosa... complacer— hable por primera vez dando una pista de lo que había sido tiempo atrás. No deseaba que él ni nadie supieran mi pasado, suficiente tenía conque las personas en cargadas de mi caso supieran o supusieran. —¡Juliette!— grite. Me puse en pie de un salto

—¿Que hay con Juliette?— pregunto tranquilo. Camino hasta la tasa y se puso a mear.

—Podrías haber hecho tus cosas una vez me saliera— me queje. Pero no deje de ver su espalda ancha.

—La necesidad no podía aguantar más. Entonces que con mi hija.

—De seguro está esperándonos y....

Coloco un dedo en mis labios callándome. —Hablas demasiado hermosa— deposito un casto beso en mis labios barriendo los suyos sobre los míos —ella está bien, cuando íbamos a la pista se encontró con una amiga del colegio y su mama, y ellas la llevaran a casa. Asentí con alivió.

Media hora más tarde antes de abandonar el cuarto me di cuenta era un hotel con temática de "Hollywood" antes de salir de la habitación le dimos un buen uso al jacuzzi y otras partes de la habitación, pobre de quien limpiara ese cuarto, quedo como si se hubiera celebrado la mejor fiesta de una estrella del Rock.

Nunca me había agotado tanto, como hoy.

Al entrar al área de las tiendas, me sorprendió no ver la misma cantidad de personas como las hubo antes de perdernos en el hotel. Adolfo entró a una relojería de lujo llamada Hillberg y Berk mientras yo me aproximaba a la tienda situada al otro lado del pasillo atraída por los diversos cosméticos en exhibición, aunque «ni loca compraría maquillaje que pueda arruinar mi cutis perfecto» soy una de las pocas chicas afortunada que no necesita maquillaje para verse guapa.
En la misma tienda vendían diversas tarjetas, postales e infinidad de cosas como recuerdos del Mall para los turistas que venían al famosísimo lugar.

Caminando hasta la rueda tome una postal donde se exhibía todo el centro comercial visto desde los cielos de noche, era muy bonita, camine por las 3 columnas largas llenas de todo tipo de chácharas, aprecie los aretes y toque mis lóbulos desnudos... Tome cuatro pares, total estaban a menos de un dólar.

Puse los aretes junto con la tarjeta que habían tomado en una cesta que una joven alta flacucha me ofrecido para echar las compras de la tienda.

Seguí caminando, explorando los miles de prospectos a ser compradas por mí.

Tome dos pares de pintalabios en tonos rosa pastel uno olía y sabia a fresa y el otro a cítricos del cual destacaba la naranja, eran colores cálidos ya que no me gustan los colores chillantes.

Page en cajas y acompañe a el señor Adolfo —a otra tienda llamada Jack y Jones donde vendían ropa para caballeros tanto casual como formal— cuando me lo pidió amablemente... en realidad casi me lo suplico mientras me tomaba de la cintura y dejaba picos en mis labios; rogando por un sí.
Me hiso verle cada que se probaba los trajes... salía de los vestidores como todo un galán de portada con su sonrisa ladeada, pasaba su mano por el pecho y bajaba hasta su cintura acomodándose la camisa dentro de los pantalones, aunque sabía que todo era una jugarreta para que viera su crispado pene confinado dentro de los pantalones de mezclilla que llevaba.

—Deberías venir y ayudarme un poco aquí adentro, nena— había dicho después de un tiempo que mis ojos estuvieron pegados a su entrepierna.

Después de medirse centenares de ropa, una rápida mamada en los vestidores y las quejas de la empleada de la tienda por las ignominiosas manchas en la ropa que no se iba llevar pero termino llevándose después del cargo que le aria la mujer a la tarjeta... todo había salido bien.

Adolfo propuso ir a comer sushi y después ir a tomar un par de tragos, pero como era menor de edad según el encargado del pub que no le bastó con que le enseñará mi credencial —A de ser falsa— opino antes de siquiera darle un rápido vistazo al pedazo de plástico. Le dio una mirada horrenda a Adolfo y una sugerente a la chica al otro lado de la barra, quien mostraba sus grandes y falsos senos a quien quisiera verlos. Después de una acalorada discusión con el empleado y otra con el gerente del local, Austin se vio en la necesidad de pagar una alta cantidad de dólares para que el gerente dejara pasar este inconveniente; aunque me negué ya que no era justo que el pagara ese soborno cuando yo ya era mayor de edad en México.

Regresamos a la mansión Robinson alrededor de las ocho de la noche, no sin antes parar en un buzón de correo para echar la carta Greta junto con veinte dólares dentro de un pequeño sobre que no era mucho pero ella lo valoraría.

Ya volví, amig@s lamento la tardanza pero andaba fuera me fui a Durango a pasar estos dias :D

se acerca san valentin ya tienen listos los regalos a Dar...

que regalaran y a quien.

yo le voy a regalar a mi amor, es una camisa sublimada con su nombre y un bocho en la espalda ya que ambos estamos en un Club llamado Volks MZT... espero y le guste... ¡¡¡mas le vale¡¡¡ jaja

y por supuesto me llevare a mis padres a comer... pos si no. :D