capítulo 23

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Cuando salí del trance en el que no sabía que había entrado, termine de medirme el último vestido, que igual que el de encaje color crema, este me había quedado a la perfección resaltando las curvas que dios me dio.

Salí del probador con la ropa en la cesta una vez me provee toda esta, a excepción de la ropa interior esa si no me la probé, ya que estaba prohibido según una de las empleadas me dijo.

Camine a través de los pasillos hasta la caja más cercana para pagar.
Al llegar me atendió la rubia despampanante, puse la ropa sobre el mostrador. Ella paso una máquina para leer los códigos de cada prenda.

—$30 dólares— dijo amablemente sin dejar de sonreír.
Saque el fajo de billetes y page, ya se miraba más pequeño quizá no quedaba más que 100 dólares u 180 de lo que me había dado Greta.

La rubia puso las cosas en una bolsa de papel con el logo de la tienda, cuando me la entrego salí del local.

Observe el buzón rojo justo fuera de la tienda, me detuve a su lado con una mano en la parte de arriba del lomo acariciándolo... mire ambos lados como buscando algo que me dijera ahora hacia donde tenía que ir.

Pero lo que necesitaba en estos momentos era una ducha.

De pura casualidad un volante sobre hoteles llego asta mis pies, lo recogí dándole un vistazo a los hoteles que venían en la guía: hotel Alma (U de c), westing hotel, matrix hotel, pero todos esos hoteles eran muy caros para el presupuesto que traía en esos momentos, the sutton place "hotel Edmonton" este parecía ser el perfecto,
Espere justo al lado del buzón a que pasara un taxi y cuando lo vi le hice la parada.

—¿A dónde la llevo?— pregunto el señor de lentes de sol volteando hacia atrás, leí la dirección del lugar —101 NW street tower, Edmonton, AB, Canadá— comente.

—Ok, me quedo con la 101 nw.

El señor rio y arrancó el carro hacia el sureste del fort Edmonton park RD nw, quizás se rio por que le di toda la, dirección completa... pero es que yo aún no me familiarizo con esta ciudad, no conozco sus calles ni lugares, prácticamente no conozco nada aquí; pero aun así me estaba arriesgarme .

Queen Elizabeth park RD leí en un cartelón que nombraba las calles.
Después de unos 20 minutos otro señalamiento aviso que estábamos entrado a la avenue 101 ST nw.
Giro ala izquierda en la calle y el hotel Edmonton se alzó imponente.

22 minutos había echo el taxi o eso decía el reloj que tenía en el tablero el señor de lentes, page los $8 dólares que había cobrado y baje del taxi, dirigiéndome a la entrada del hotel, donde un botones se ofreció a cargar mis bolsas, dirigiéndome a la recepción.

10:45 a.m

—Buenas tardes bienvenida al the sutton place "Hotel Edmonton" en que puedo servirle.

—Quiero una habitación sencilla por favor— Hable segura de mi misma.

—Tenemos disponible la habitación #221, ¿cuantos días se hospedara?

—¡Humm!— no lo había pensado, ahora que lo veo tengo que conseguir un trabajo antes de que me quede sin dinero... pero ¡¡quien contratara a alguien sin experiencia. —Tres noches— conteste.

—Tres noches y tres días... serán, $81 dólares ($1496.39 pesos mexicanos súper barato, aun me sorprendo de cómo sin tener estudio alguno pueda ser tan inteligente).

Page mi hospedaje y el botones quien llevaba puesto un ridículo mono verde oscuro con botones dorados, llamo al elevador. Este se empezó a moverse con un chirrido. En la planta correspondida el botones salió del elevador caminando entre los largos pasillos hasta detenerse en la puerta marcada con el 221.

—habitación #221— dijo el botones abriendo esta con la llave, la cual entrego momentos antes de abandonar la habitación.
Le di un dólar de propina, no tenía idea si era poco o mucho, el joven formo una mueca en su rostro, hiso una inclinación y salió de la casa.

La recamara era acogedora, claro, no se parecía ni tantito en la que dormía en casa de Bastian, pero era linda, un cuarto pequeño de paredes color carmesí, closet pequeño, televisor, baño, un tocador con cajones, la cama era cómoda llevaba un par de colchas verdes floreadas que hacían juego con las cortinas del mismo verde, unas almohadas color perla muy esponjosas adornaban la cama.

Acomode la poca ropa en el closet, bueno en realidad las colgué ya que había puros ganchos.

Tome el short y la blusa de manga larga blanca junto con el "bra" blanco y el cachetero naranja chillante.

Entre en la ducha, abrí el grifo —mi cuerpo lo agradeció— el agua tibia cayendo por mi cuerpo me relajaba, enjabone mi cuerpo con una esponja que se hallaba en un cubo que se adentraba en la pared, talle mi cuerpo en cada uno de sus lugares, depile mis piernas y axilas, quizá me arriesgaba bastante al usar uno de los rastrillos que se hallaban en el lugar, pero era de suma importancia, ¡comenzaba a parecer mujer lobo! Enjuagaba el rastrillo cada que se le terminaba el filo alas navajas y con cada enjuague le volvía el filo.

Enjuague mi cuerpo retirando los bellos que habían quedado, puse shampoo en mi mano e hice espuma untándola en mi cuero cabelludo haciendo leves masajes, desde la cien hasta las puntas de este.

Me sentía increíble, una nueva mujer, una Mirleth renovada; alguien a la que nadie podía dañar, fresca y lista para bajar a comer al restaurant del hotel, mi estómago gruño en acuerdo.

Baje al lobi siguiendo a un grupo de personas que a lo que alcance a escuchar se dirigían al restaurante del hotel, subieron las escaleras hasta el segundo piso donde una puerta de cristal dejaba ver un puente que se comunicaba con el restaurante del otro lado de la calle.

Camine sobre el puente hacia el otro extremo, al llegar una puerta eléctrica se abrió dejando ver mesas por doquier.

Camine con paso apresurado a los chafers que es donde ponen la comida buffet, tome un plato y me serví un poco de todo con un gran vaso de refrescó de fresa, tome una mesa ocupándola para comer sola, al terminar mi plato me dirigí a una tienda de revistas, para conseguir un periódico en el cual informarán de algún trabajo disponible.



Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora