capítulo 17

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Welcome to Edmonton Alberta's capital region.

Un muro de ladrillo con cuatro banderas de distintos países atrás informaba que habíamos llegado a la ciudad de Edmonton.

No fue mucho el trayecto que hiso el bus cuando llegamos a la terminal de Greyhound, que era la línea en la viajaba.

Las personas se desperezaron antes de bajar y tomar sus maletas de mano instaladas a sus pies o en los asientos vacíos.
Una vez fuera del monumental transporte, las personas aguardaban sacaran sus pertenencias de la cajuela por debajo del camión. Un hombre de pelo cano salió del camarote, bebió un poco de líquido de un termo y se dirigió a su compañero ayudándole a sacar las maletas para entregarlas a sus dueños.

Pase de largo al no tener maleta. La sala de espera, a diferencia de las otras esta se encontraba al tope; los dedos de las muchachas detrás de las computadoras se movían como locos tecleando nuevos destinos.

—¡Mamá! ¡Mamá, ya llegue aquí estoy!— gritaba una muchacha de pelo oscuro por arriba de los hombros. Aventó sus maletas para abrazar a su madre.

Un sentimiento de envidia me carcomía de adentro hacia afuera haciendo más grande el boquete de mi corazón desangrándose.

"cuanto daría por ser yo la que corre a los brazos de su madre, cuanto daría por recibir un abrazo como ese..." seguí mirando tan bella escena hasta que dejaron de abrazarse y caminaron hacia la salida perdiéndose de mi vista entre charlas alegres y movimientos exagerados de mano.

Me moví de la sala de espera, y al igual que la señora y su hija desaparecí por la puerta de cristal en la parte de enfrente.

A medio estacionamiento quise golpearme —¡LOS BOLETOS!— me grite volviendo los pasos hacia la estación donde compre el boleto a Calgary —tengo que conseguir mis documentos, si quiero llegar a Minnesota— estaba dirigiéndome de nuevo a la salida, pero antes de cruzar las puertas de sensores me regrese al cubículo donde daban información.

—Te puedo ayudar en algo— dijo la voz a través del espejo polarizado. Me puse de puntitas tratando de ver más allá del vidrio pero me fue imposible. Suspirando mi derrota conteste:

—A qué horas sale el último transporte hacia... mmmm— saque el boleto del pantalón y leí el nombre al haberlo olvidado. —¿Calgary?

—Calgary— repitió la voz. Checando en el computador. —El último autobús sale en ocho horas joven.

—Ok. Otra pregunta— la persona hiso un sonido con su garganta para que prosiguiera. —si tengo mi boleto, y mi autobús está por salir pero no puedo abordarlo ya que tengo que hacer un papeleo ¿puedo abordar el que sale a las ocho?

Duro un par de segundos antes de decir: —déjeme hago una llamada— asentí aunque el tipo del otro lado del cristal no pudiera verme, o eso supuse al ver los vidrios oscuros.

Le escuche murmurar al otro lado —MMjjm— musitaba de vez en cuando. Al poco de un par de minutos se dirigió a mí. —me informan que si se puede, solo tendría que hacer un ajuste en su boleto, me lo permite, por favor— asentí sacando el boleto de la parte trasera del pantalón y entregándoselo.

Le sonreí apenada al ver como observaba el boleto con una ceja alzada, había encendido la luz al otro lado del cubículo y ya podía verlo con claridad. No había sido buena idea solo meterlo en la bolsa del pantalón sin cuidado.

Aun con el boleto en la mano el hombre poso su mirada en la mia, le di una sonrisa media en señal de disculpa. El hombre rio y negó. Coloco dentro de un scanner el boleto.

Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora