capitulo 46

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Cinco años después:

La cúpula formada bajo las cobijas me mantenía calientita, a pesar de que el cuerpo que me daba calor ya no estaba a mi lado, ahora se mantenía frio, y eso era muy poco usual, ya que suelo levantarme antes que él. A lo lejos escucho murmullos y risas, pero me reusó a despertar, no quiero dejar mi cama donde su aroma permanece, pero también tengo hambre y quiero ver a mi personita especial, ya que hoy esta de cumpleaños.

—Crees que deberíamos despertarla— escucho que dicen.

—Deberíamos— responde la otra persona con su dulce voz que me enamora cada día.

La puerta es abierta lentamente, los pasos se aproximan hacia la cama y de un momento a otro siento un pequeño peso que se lanza a mi cuerpo envuelto en las cobijas —¡es mi cumpleaños!— grita, tratando de sacarme de mi escondite —tienes que felicitarme mami— sonrió dejando que por fin vea mi rostro. Lo tomo entre mis brazos llenándolo de besos por doquier, ¡DIOS! Gracias por mandarme esta bendición ha sido sin duda la mejor decisión que eh tomado.

—¿Por qué te has despertado tan temprano amor?— pregunto al cumpleañero. El solo pucherea escondiendo su carita en mi cuello. Alzo la vista del niño frente a mis ojos para ver al hombre que se aproxima con intenciones claras de besarme. —Hola cariño— saludo. Besándolo cuando él lo hace.

—Buen día Mirleth— saluda. Toma asiento al lado nuestro. Su mano se entrelaza con la mía, no creí que fuéramos a estar juntos después de que se marchara por casi un año, y cuando volvió y se enteró de mi embarazo creí que ya no estaríamos más juntos, pero el entendió de buena manera todo y me apoyo en los finales del embarazo.

—Se supone que yo tenía que sorprenderte. No tú a mí.

—Lo siento mami— responde mi bebe con su carita sonriente, me besa en la mejilla. Cruza sus piernas a cada lado de mi cintura y recarga su cabeza en mi cuello. Le beso la cabeza y las mejillas. Algo no anda bien, Xtian suele acurrucarse en mí de esa manera solo cuando ah echo alguna travesura o cuando está muy triste.

—Ok. Díganme que está pasando— observo a los dos hombres que han cambiado totalmente mi vida.

Xtian llego a mi vida en un momento de crisis, cuando creí que todo había pasado, que ya no pasarían más cosas malas en mi vida ese hombre que me robo la vida apareció de nuevo un día frente a la puerta de mi departamento y tomo lo que creyó le pertenecía, dejándome un pequeño obsequio el cual me fue imposible rechazar cuando mama me dio la opción de no tenerlo. Jamás aria eso, no cuando también era parte de mi... y había tomado la decisión correcta porque Xtian era todo para mí, mi vida, mi mundo lo más importante que jamás llegare a tener en mi vida.

Y luego estaba Oskar, el chico que conocí en el parque y se robó mi corazón después de un par de citas donde me recogía en la tienda de discos donde solía trabajar en new york, decidimos formalizar nuestra relación. Sabía todo de mi vida pasada y aun así decidió mantenerse a mi lado y le estaré eternamente agradecida toda la vida por todo lo que nos ha dado, su amor, su cariño, y más que nada era la perfecta figura paterna que Xtian podría tener.

Ambos eran como niños pequeños, los mejores amigos en la faz de la tierra, aunque Xtian no le dijera padre a Oskar, este solía emocionarse por los pequeños pronombres como "pa" que solía decirle Xtian.

—Oskar, dijo que podíamos hacer el pastel, mami— le di una mirada de reproche al aludido, el solo sonrió encogiéndose de hombro, sabia como solía ser mi bebe de insistente, y Oskar era débil ante las caritas de cachorrito que Xtian solía poner cuando quería conseguir algo. Era una jugada sucia pero siempre le funcionaba. Sobre todo con sus abuelos que solían sobre consentirlo con obsequios y dinero para la alcancía.

Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora