—algún aproximado... una fecha que recuerdes.
Lleve la mano a mi cabeza rascándome la nuca... ¿alguna fecha que recuerde? Repetí. La mujer, Rebekka se aproximó por mi costado tocándome el hombro, me entrego un vaso con agua. Di un trago casi terminándome el vital líquido que lubrico mi seca garganta.
—Q-Quince años...— musite al fin bebiéndome el resto del agua.
Los que se encontraban en el lugar, pusieron caras de horror y tristeza, la más afectada parecía ser la mujer quien tenía los ojos rojos y brillantes.
Me hicieron otra serie de preguntas las cuales conteste, siempre y cuando recordara o supiera lo que querían saber.
Cuando me di cuenta de la hora que era, la luz de afuera que se colaba por una de las ventanas de la oficina había dejando de ser brillante ahora solo la luz incandescente de las lámparas entraba por la ventana descubierta. Esto me había tomado más horas de las previstas. —Espero no perder mi autobús— me dije jugando con el vaso en mis manos.
A los segundos me informaron que se haría una serie de investigaciones fugaces respecto a niños desaparecidos con el nombre Mirleth en México, buscaron expedientes o cualquier otra cosa que pudiera contribuir con mi paradero pero al no encontrar nada decidieron hablar a las embajadas hermanas para que contribuyeran con la investigación pero en sus respectivos países .
Más de dos horas habían pasado, la puesta del sol había culminado y el frio gélido de la noche comenzaba a acentuarse en el aire.
En un parpadear había demasiado movimiento en el lugar, todos los trabajadores de la agencia de ayuda a inmigrantes estaba metida de lleno en mi caso, junto con las embajadas.
7:15 p.m
Me sentía desesperada, aterrada por lo que pudieran descubrir, y si se enteraban de lo que realmente hacía en México... y para acabarla moría de hambre, había escuchado decir a alguien que mandarían pedir algo para cenar ya que nadie se movió de sus puestos en un largo rato, aunque la jornada laboral había terminado un par de horas atrás, los superiores optaron por no salir hasta que mi caso quedara cerrado en su totalidad y no impune como muchos otros.
—Toma— extendió Ferdinando una charola de corcho que olía estupendo, mis tripas agradecieron con un gruñido.
—Emm... gracias— dije apenada. —¿Cuánto fue?— metí la mano en el bolso de mi pantalón pero antes de que pudiera siquiera sacar el dinero Fer, ya se encontraba tomándome de la mano, sorprendida lo vi a los ojos, y la lástima que reflejaban en estos me molesto. Retire mis manos de las de él ocultándolas bajo la charola.
—No te lo estoy cobrando, te lo estoy dando Mirleth.
—Odio cuando la gente me tiene lástima y por eso se acercan a mí...— solté de golpe y sin anestesia. El hombre se sorprendió.
—No hay necesidad de tanta agresividad— la sonrisa de su rostro no desapareció pero sus ojos contaban una historia diferente.
Iba abrir la boca para contestarle, pero entro una representante del país de Canadá de golpe a la oficina de Julian, hablando tan rápido que apenas se le entendía lo que decía.
—¡Han encontrado los papeles de la chica!— exclamó agitada. —Quizá subió corriendo los escalones— pensé al verla sudorosa y con la respiración agitada. —Han mandado todo respecto a una chica que lleva por nombre Mirleth... pero aún no se sabe si es la misma Mirleth, la secretaria de Canadá ha pedido las huellas dactilares de la chica para ver si hablamos de la misma persona, hay un retrato hablado de la ella de hace más de 7 años, es uno de esos dibujos hablados.
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Inocencia Robada. © ✔️
RandomPor cada 100 personas que hay en el mundo tres o mas son secuestradas al día, siendo vendidas, prostituidas o utilizadas como mulas para transportar drogas a otros países. Esta vez le toco a Mirleth una niña inocente de tres años arrancada de los br...