—¡Mama, papa!— baje corriendo las escaleras volviendo a llamarlos por mi reciente pronombre.
—¿Sucedió algo cariño?— pregunto mama dejando de lado la copa de nieve con gomitas en forma de ositos. Era un habito que le había visto comer por lo menos tres veces por semana, hoy fueron los osos, pero otros días eran trozos de chocolate confitado o galleta molida.
—Encontré trabajo— grite emocionada entrando a la cocina. Llevaba un rato revisando los trabajos que aparecían en las páginas en Internet, mande mi información como a un centenar de ofertas de trabajo; y hasta hoy una tienda de libros, una de discos y otra de videojuegos habían contestado a mi solicitud de empleo.
Fue un alivio que en una de ellas no pidieran experiencia, y lo mejor era que si decidía tomar el trabajo en la tienda de videojuegos no batallaría mucho pues había aprendido algo acerca de los juegos y videojuegos y todo se lo debía a Rhys mi hermano.
—Que es todo ese escándalo— Rhys entro a la cocina armando revuelo. Ceño fruncido y mohín en labios.
—Rhys— corrí hacia él y me le lance encina casi derribándonos al suelo. —Adivina quien ya tiene trabajo.
—¿Enserio?— Asentí —wow hermanita eso es genial, estoy muy feliz por ti —me apretujo, me soltó y mi madre me abrazó ahora.
—Solo hay un grandísimo problema— hice una pausa —empiezo este lunes— me mordí el labio, masticando el trozo de carne blando, teníamos planeado un pequeño viaje a casa de los abuelo para que los conociera, pero si quería ese trabajo tenía que salir lo más pronto posible.
—Este lunes cariño.
—Si madre, es este lunes... es una gran oportunidad, para mí... estoy muy contenta por ello, aunque triste porque si decido tomar el trabajo me perderé la visita a la casa de los abuelos— ella me abrazó.
—Buen día familia, ¿cómo están?— entró mi padre a la casa, recién llegaba de la empresa, con su traje negro, muy parecido al de los hombres de negro, zapatos lustrados que parecían recién sacados de la fábrica y cabello moldeado y peinado con cera.
—Hola cariño, que sucede— pregunto con cara de preocupación por la expresión de mi madre, mi padre beso los labios de mi madre fugazmente, fue un beso corto pero lleno de amor, su amor se palpaba en el aire.
—Nuestra pequeña se va— dijo triste mi madre. Mi padre la miro con expresión desconcertada.
—Beatriz, nosotros sabíamos, que Mirleth se iría en cuanto hallara empleo en new York.
Mi madre hiso como que pensó, para luego decir: —¡sí!, pero no creí que fuera tan rápido.
Antes de que pudiera protestar por su arrebato que casi me dejo sin aliento, me abrazó y dijo a mi oído —te vamos a extrañar demasiado cariño— y volvió a estrecharme entre sus brazos dejando besos pegajosos en la frente y mejilla.
—Pero mama, no me acompañarán, tengo que salir hoy mismo a new York— pregunte preocupada, me había encariñado bastante en estos meses y ahora si no me quería siquiera apartar de ellos.
Estaba estudiando la prepa en línea, ya había terminado la primaria y secundaria y déjenme presumir que aprobé con honores todas y cada una de las materias... mis padres y mi hermano estaban más que orgullosos de mí, también había empezado a escribir un libro sobre mi historia; sobre todo las atrocidades que se pueden vivir en un secuestro o en cualquier índole referte a la delincuencia organizada.
Creo que será un libro lleno de sufrimientos, pero también me ayudara a sacar todo lo que no le he podido decir a mis padres o a cualquier otra persona, ya que son realmente fuertes, aun no encuentro las palabras adecuadas para describir cada Atrocidad.
—Y que esperamos a preparar las maletas— grito mi hermano con entusiasmo.
Trote escaleras arriba de vuelta como niña pequeña, cuando va hacer sus maletas por primera vez que sale de viaje, aunque técnicamente así era... Estaba emocionada entusiasmada, ya quería entrar a trabajar, mi primer mitad de la paga seria para Greta como venía estado haciendo desde hace muchos meses atrás, la última carta que recibí de Greta fue muy conmovedora; me conto que sus hijos al fin fueron a visitarla, dice que no sabe cómo fue pero esta tan feliz de tenerles de vuelta junto con sus nietos... ella simplemente es feliz.
Tal vez tuve mucho que ver con aquella reunión, la visita que les hice a sus hijos los hiso entrar en razón... la pobre viejecita estaba muriendo sola, y le hacía falta mucho la compañía de sus hijos que ella tanto extrañaba.—No entiendo cómo siendo su propia madre se pueden avergonzar de esa guerrera...— le gritona a su hijo mayor, que radicaba en Kentucky, Rhys me acompaño a hacerles la visita a cada uno de ellos.
Les conté a todos lo que ella hiso por mí y lo sola que se encontraba extrañándolos a todos y cada uno de ellos... bueno en realidad se los grite entre lágrimas, mocos y maldiciones, no fui la persona más civilizada en ese momento.
Quizás Greta nunca me confesó que tenía hijos, pero le pedí a mis padres que me ayudaran a buscar a sus hijos... ¡tenían que escuchar una que otra verdad!Salimos esa misma noche de la casa, el sol se había ocultado hacia un par de horas, los abuelos estuvieron de acuerdo en reunirnos otro día siempre y cuando prometiera tener una larga charla conocedora con ellos, lo que no fue mucho que pedir pues encantada estaba de hablar con ellos, escuchando las buenas y muchas anécdotas que tenían en sus viejos repertorios para contar, las travesuras que hice de pequeña eran mis favoritas.
Después de seis horas viajando en avión, nos encontramos en una de las ciudades más ruidosas de estados Unidos.
—Vitor nos está esperando con la furgoneta, en la entrada— nos dijo mi padre, mientras esperábamos a que pasaran nuestras maletas por la cinta transportadora. Guardo su celular y se aproximó a tomar su maleta, la dejo en el suelo y tomo las demás que pasaban detrás de la de él.
Cuando atravesamos la entrada una furgoneta negra y un señor alto musculoso y de escaso cabello nos esperaba con el carro abierto (supuse que ese era Vitor) para que nosotros lo abordáramos, el carro parecía uno de esos donde transportan a las personas famosas con todas las comodidades que un famoso pudiera desear, la furgoneta era nueva; inconfundible con el olor del cuero y las bolsas en los asientos aún se mantenía intacta. Padre fue el primero en abrir el mini bar y rolar la mini botella de agua dejándose una de vino para él y sirviendo otra para mama.
A mí no me ofreció, sabía que si la bebía, no me controlaría, el alcohol me cambiaba, me hacía ser una persona que no conocía... me traía muchos recuerdos bastantes malos.
—Iremos a comer a un restaurante, quizá no lo recuerdes Mirleth... pero te encantaba venir aquí cuando eras una niña al igual que a tu hermano. Hace mucho que no veníamos— dijo mi padre, pude verle que estaba feliz pero a la vez triste. No me gustaba que recordara ese tipo de cosas si eso significaba que sus ojos decaerían como ahora que dejaron de brillar —Tal vez cuando nos dieron la última noticia sobre ti hace más de diez años no quisimos torturarnos con las cosas que te gustaban, era muy doloroso— le sonreí tomando sus manos entre las mías tratando de tranquilizar el temblor en las suyas.
Él sabía que no me gustaba recordar cosas del pasado, y menos cuando les dijeron que quizá yo había muerto y que ya no tenía lucha seguir buscándome... que lo mejor era resignarse «MÉXICO se la trago» Ese fue el último comentario de la embajada de México en Canadá al no encontrarme después de casi diez años de búsqueda.
Era una verdad a medias, era triste que dieran carpetazo a ese asunto pero en sí creo que estuvo bien, mis padres sufrían día a día creyéndome viva o muerta y era tortuoso el pensar en ello cada día que pasaba; por lo menos ellos jamás se rindieron como muchos lo hacen... y por azares del destino este quiso que yo fuera la que los encontrará.
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Inocencia Robada. © ✔️
RandomPor cada 100 personas que hay en el mundo tres o mas son secuestradas al día, siendo vendidas, prostituidas o utilizadas como mulas para transportar drogas a otros países. Esta vez le toco a Mirleth una niña inocente de tres años arrancada de los br...