capitulo 29

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—Oh, cariño ella es nuestra nueva compañera, Mirleth.

—Mucho gusto, soy Horlando el chófer de la familia— se aproximó estirando su mano.

—El gusto es mío— respondí estrujando su mano estirada.

Susey sirvió un plato de huevo con beicon a Horlando y este tomo asiento al lado de Juliette, haciéndola reír con sus chistes malos.

Cuando los señores bajaron la mesa ya estaba lista, con los cubiertos y las copas a medio llenar, solo faltaba que el desayuno fuera servido.

La señora quien encabezaba la escalera a pesar de estar muy bien vestida, su cara no decía lo mismo, estaba tan hinchada de dormir que sus pequeños ojos se perdían en su redonda cara, su cara me recordaba a la del señor Braden, solo que ella era mujer, llenita, pelo corto rubio teñido y piel morena.

Pero mis ojos se desviaron tres pasos atrás deteniéndose en quien creí sería mi ahora jefe, su mirada traviesa (por un momento creí que estaba puesta en mi) color miel-verdosa, cuerpo muy marcado, se podían notar a través de la camisa del pijama que se pegaba a su cuerpo, todos esos músculos muy bien trabajados, alto y simplemente !Perfecto¡ sus finos cabellos castaños dorados alborotados dándole un ligero aire de seductor nato.

Mordí mi labio, si el padre era un dios griego era normal que su hijo —pase grueso— fuera un adonis en ascenso a dios griego, chico del cual no se su nombre aun, o por lo menos no sé quién es quién pero si no me equivocaba Susey dijo que el más pequeño era Alaric y el mayor Joel, bueno, este chico estaba para caerse de muerta, y el padre hacia levantarse a cualquier moribundo.

Mi cuerpo estaba caluroso y comenzaba a transpirar como un deportista en movimiento.

—«¿Pero qué te pasa Mirleth?»— me regañe mentalmente, hasta creo a verme bofeteado un par de veces por lo boba que estaba siendo.

Creo que el señor vio mi reacción, me sonroje y baje la mirada apenada, él sonrió entrando al comedor, dio los buenos días, dirigiéndose a la mesa principal tomando su lugar en esta.

La señora Robinson hiso una seña para que me acercará a ella; retorciéndome los dedos uno contra otro por los nervios me acerque hasta quedar un par de pasos retirada.

—Familia, ella es Mirleth y será otra empleada más— sus palabras fueron muy secas, pero no importaba mientras tuviera este trabajo.

Limpio su silla con una servilleta desechable y tomo asiento entregándome el papel.

El señor Robinson y el joven a quien no puedo identificar por quien es, no despegaban su vista de mí y eso me incomodaba, Susey llego con la charola de comida y comenzó a servir mientras yo llenaba los vasos con jugo natural de naranja y piña.

—Y Mirleth, no eres muy chica para este trabajo tan pesado— pregunto el señor mientras daba un sorbo a su jugo.

—S-S-Si, si señor— tartamudee, al ver mi reacción, sonrió burlón.

—¿Cuántos años tienes?— el joven poso sus codos sobre la mesa, agradeció a Susey cuando dejo su plato y volvió la vista hacia mí.

—Hum... ¡dieciocho!— exclame nerviosa.

—BASTA DE HABLAR EN LA MESA— alzó la voz la señora —y tú— señalo a su hijo —vete a poner una camisa.

—Por dios mama, papa es muy curioso al igual que mis hermanos... y eso tú lo sabes muy bien— Juliette entro a la cocina defendiéndome. Ella era una niña muy linda; cada vez me caía mejor.

Todos en la mesa guardaron silencio pareciera que le tenían miedo a la señora "mandona" Pero y quien no, con la cara de amargada que se cargaba.

En la cocina, Susey me mando al cuarto de Joel a que lo arreglará un poco, ya que el joven era muy desordenado, y le gustaba que su cuarto reluciera de limpio cada mañana.

Inocencia Robada. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora