UN ASCO EN LA COCINA
Sebastian Stan.
—¿Quién cocina? —preguntó el conductor—. Porque he visto las fotografías de sus redes sociales y ponen mucha comida, tailandesa, china, mexicana, italiana... Me da hambre entrar a sus Instagrams —la gente rió con él—. Lo digo en serio, publican mucha comida.
Sebastian miró a un punto muerto delante de sí y rió tontamente.
—Yo cocino todo el tiempo —admitió con una sonrisa—. Si soy sincero, (t/n) no tiene idea de cocina. Generalmente pedimos comida a domicilio o intentamos cosas nuevas viendo los programas en el cable. Así que...
Cuando se encogió de hombros riendo, recibiendo risitas de las mujeres en el estudio, tú abriste y cerraste la boca, recostada en la cama matrimonial que compartías con el tramposo traidor ese que estaba justamente en televisión.
—¿Así que tu esposa no sabe cocinar? Menuda noticia, la mía tampoco.
El conductor alzó la mano y, para no ser irrespetuoso, Sebastian también la chocó, sonriendo.
Claro, claro, el señor era todo sonrisas. ¡Ya iba a ver cuando llegara a casa!
—¿Y tú, Sebastian? —preguntó la mujer que acompañaba al conductor, una mujer rubia y pasado los cuarenta—. ¿Cocinas bien?
—No he oído quejas —respondió él—. (t/n) dice amar lo que yo hago, ya sabes.
—Pero te gusta cocinarle, he oído que algunos matrimonios se terminan porque el hombre se aburre de la ineficiencia de la mujer. Y tú ya llevas... ¿cuántos años con ella? ¿Cinco? ¿Seis?
La rubia golpeó en la cabeza al conductor con rudeza.
—¡Qué comentario más machista! Una mujer si quiere cocina y si no, no. Un hombre también puede hacer el trabajo doméstico. ¿No es así, Sebastian? ¿Qué me dices tú?
—Yo no creo que una mujer deba hacer el trabajo de casa. Un hombre también lo puede hacer. Es decir, no somos inútiles. Y no es por ser vanidoso, pero todas las fotos que tiene (t/n) en sus cuentas sociales de comida, son arte mía. Ella es mi asistente siempre que cocino.
—No continúes, que deben de estarte viendo en casa —rió otra animadora—. No quiero ser tú cuando vuelvas a casa. Tu mujer debe de estar hecha una furia ahora mismo.
—Hashtag del día —gritó la mujer rubia—. Todos somos Chef (t/n).
—Oh, ella no es agresiva —dijo Sebastian—. Es adorable y una increíble mujer —miró hacia la cámara y sonrió—. Sabe que la quiero.
Todo el estudio estallo en múltiples caricias de awws y risitas nerviosas.
Pero no, tú no te enternecías por esas palabras. ¡Y un cuerno! ¡Te llamó pésima cocinera en frente de prácticamente todo Estados Unidos! Y aunque era cierto... no, no, que se joda. Le demostrarías que podías cocinar tan bien como tú.
De un salto te levantaste y caminaste precisamente, hecha una furia, a la cocina.
☼
Oíste la puerta de entrada y rápidamente corriste allí. Sebastian se sobresaltó cuando vio tu rostro cubierto de harina y chocolate, tu cabello estaba tomado en un chongo alto, el cual tenía algo de huevo –no pregunten cómo pasó– y prácticamente cada centímetro de tu cuerpo estaba cubierto por algún ingrediente culinario.
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Imaginas • Sebastian Stan
FanfictionImaginas de Sebastian 'perrito rumano' Stan y tú-. → Si eres nueva, ¡bienvenida a los relatos de mi desordenada cabeza, espero que tengas buen viaje desde aquí hasta que te canses! Si ya habías pasado, pero no te has quedado y la curiosidad te mató...