II. QUESITO CHEWBACCA
Sebastian Stan.
—¡Corten!
Daniela se levantó de la colchoneta a la cual había sido arrastrada y arregló sus ropas. David le había dicho que tendrían que grabar unas cuantas escenas más hasta que saliera perfecta. No le tomó importancia, después de todo, era su trabajo y le encantaba. Daniela era aventurera y atrevida, esto era para ella como el paraíso.
—Hola —saludó Margot Robbie, posándose a su lado silenciosamente mientras arreglaba su peluca rubia—. ¿Cómo vas con la rutina? Vi un poco cuando entré, pero lastimosamente llegué tarde.
—No te has perdido de nada. En unos momentos seguiremos con... —se quedó con las palabras en la boca cuando una chica apareció y le entregó un ramo enorme de flores—, eh, creo que se equivocaron —comenzó a balbucear, señalando a Margot—, creo que son para ella.
Un rostro conocido se asomó detrás del renglón.
—Específicamente dice para la chica linda sin nombre —rió Martha, la encargada de correspondencia y márquetin en el rodaje—. Creo que todos sabemos de quién habla. Habría que vivir bajo una roca para no saber el juego que se traen ustedes dos.
Margot sonrió enormemente cuando Martha se marchó, dejándole las flores.
—Uhhhhhh, rosas. ¿De quién serán?
Daniela la miró, pero decidió dejarle pasar el hecho de que vivía debajo de una roca y se limitó a maldecir para sus adentros. Los nervios, burbujas calientes dentro de su estómago, siempre aparecían cuando él tenía este tipo de detalle. Y se estaban volviendo constantes.
Todo empezó con una tibia y simple taza de café en un día helado, frío, se le congelaba la nariz y tenía que usar tacones y falda. Le dio una con la misma nota. Después le siguieron presentes como entradas al cine o rodilleras que necesitaba para entrenar.
Hasta que llegaron las malditas flores.
En una plática con David, donde él estaba presente, se le escapó que las rosas eran una de sus flores favoritas. Fue su fin. Su casa estaba llena de ellas. Casi pareciera ser la fatídica novia que fue engañada y su novio intenta arreglar todo a base de flores. Los vecinos ya la señalaban y murmuraban cosas de ella a su alrededor.
—¿Hola? —la voz de la hermosísima Margot la trajo de vuelta—. Tierra llamando a Dani. ¿Estás aquí conmigo, tesoro? Dime ya, ¿quién te envía tantos arreglos?
Sabía de quién eran estos presentes. Lo sabía muy bien. ¿Quién, además de Sebastian Stan, le enviaba flores y ponía en la tarjeta, «para la chica sin nombre», podía ser? ¡Pues nadie!
—¿Dani?
—Un idiota —respondió ella, tomando la tarjeta entre sus manos. Presionando con fuerza terminó por arrugarla y convertirla en una pelota—. ¿Me disculpas unos momentos? Tengo un asunto que resolver.
Le entregó a Margot las flores y caminó dando estrepitosas zancadas hacia la salida, pero una voz la detuvo.
—¿Dónde crees que vas? —le gritó David, alzando los brazos—. ¡Aún no terminamos y tienes que grabar dos vueltas más!
—¡Tengo que hacer algo sumamente importante! ¡Déjame ausentarme una hora!
David se echó a reír histéricamente. Incluso contagió a quienes estaban en su entorno, rió hasta que las lágrimas se desbordaron de sus ojos.
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Imaginas • Sebastian Stan
FanfictionImaginas de Sebastian 'perrito rumano' Stan y tú-. → Si eres nueva, ¡bienvenida a los relatos de mi desordenada cabeza, espero que tengas buen viaje desde aquí hasta que te canses! Si ya habías pasado, pero no te has quedado y la curiosidad te mató...