SANTO LOBO STAN
Sebastian Stan.
—¡Feliz aniversario! —brincaste sobre la cama, como una niña.
Sebastian comenzó a gruñir por el alboroto, pero a ti te importó un bledo y te le lanzaste encima, empujándolo hacia el otro lado de la cama. Él terminó cayendo al suelo con tu fuerza y, al no alcanzar a reaccionar a tiempo, consiguió estamparse contra el suelo de cara.
—Mierda —te quejaste, siendo que habías caído sobre él—. ¿Estás bien, cariño?
Él volvió a gruñir sin entendimiento, tú te apartaste y conseguiste ponerte de pie. Viste su culo desde las alturas. Oh, sí.
—¿Eso es un sí? ¿O un no? —sonreíste—. No hablo Yeti.
Un pesado suspiro resonó y él comenzó a levantarse del suelo con la mayor lentitud del mundo. En cuanto se levantó, se zambulló sobre ti. Soltaste gritos, pero luego todo se convirtió en sonrisas cuando se apoderó de tus labios y comenzó a murmurar «feliz aniversario para ti también, amor».
Conseguiste tomar aire y dijiste totalmente animada:
—¡Tengo un obsequio para ti!
Fuiste a la entrada y recogiste su obsequio. Le entregaste una bolsa color azul metálico con un moñito pegado a un lado. Sus ojos adormilados no examinaron el envoltorio, ni de cerca el detalle, sino que abrió en seguida el regalo, que consistía en un lobo gris tan redondo como su cabeza.
—Es adorable —susurró, te miró y sonrió—. ¿Pero para qué quiero yo un perro?
Quedaste muda.
—Quiero decir, es muy lindo, en serio; pero ya soy un poco mayor para juguetes, ¿no? No es que no me guste, sí me gustó, pero...
—Ya la jodiste, no des explicaciones —le quitaste la bolsa azul de las manos y lo miraste con odio—. Me llevo la bolsa, habrá más regalos que dar y ésta será reciclada —ibas a quitarle el lobo, pero él lo apretó contra su pecho—. ¡Dámelo, me desharé de él para que no tengas que lidiar con algo tan infantil!
—No —dijo—. Es mío.
—¡No lo querías!
—Pues no sabía que significaba tanto para ti, así que me lo quedaré y le haré un pedestal, le prenderemos velas y lo llamaremos el Santo Lobo Stan. Oraremos por él todas las noches.
No supiste qué decir, te quedaste ahí de pie, mirándolo en espera a que comenzara a reír y decirte que era una broma y te lo entregara, pero no lo hizo. Abrazó el jodido animal de felpa y se quedó ahí, mirándote.
—¿No me lo devolverás?
—¿Me ves con cara de querer devolvértelo? —caminó hacia ti y te besó—. Tu regalo está en el armario, ve por él porque infiernos que no soltaré a Santo Lobo Stan —te dio unas cuantas palmaditas en el trasero, alentándote—. Ve, ve, ve...
Soltaste un suspiro mientras rodabas los ojos. Fuiste al armario y sacaste una bolsa similar a la azul, pero en color rosa. Miraste a Sebastian con una ceja alzada y él te alentó a abrirlo. Lentamente, con miedo, sacaste lo que parecía ser un elefante rosa del interior.
Más gordo que Santo Lobo Stan.
—¿Y? —él preguntó, inseguro—. ¿Te gusta?
—¡Me llamaste infantil y tú me compraste exactamente lo mismo!
—¡Feliz aniversario! —el sonrió y caminó hacia ti. Entre los cuatro se abrazaron—. Nunca digas que los días conmigo son aburridos, ¿eh?
—Nunca me atrevería, Santo Lobo Stan.
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Pequeño, pero empeñoso (?
Este Imagina fue inspirado en uno de los type's de Jenny_Rdgz. Pásense a checar sus historias, son buenísimas:3
En otras noticias: ¡ya llegamos a los 1k en votos! Estoy filih y es todo gracias a ustedes, son grosas, todas y cada una. asdxwsbgdve
Gracias por todo, en serio:3
Bye.
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Imaginas • Sebastian Stan
FanfictionImaginas de Sebastian 'perrito rumano' Stan y tú-. → Si eres nueva, ¡bienvenida a los relatos de mi desordenada cabeza, espero que tengas buen viaje desde aquí hasta que te canses! Si ya habías pasado, pero no te has quedado y la curiosidad te mató...