CIRUELAS
Bucky Barnes.
Gracias a que Stark la trajo hasta Berlín y no tenía cómo demonios volver a Rumania por su cuenta, tuvo que aceptar su invitación para quedarse en un hotel del lugar. Con. Dos. Guardias. En. Su. Puerta. Era una ridiculez, ni que fuera a huir. No tenía pasaporte, no hablaba alemán y por supuesto, no tenía dinero. Tan solo sus ropas casuales, unos jeans y una camisa. ¿Qué haría? ¿Amenazarlos con el control remoto de la habitación?
Vanessa suspiró y se asomó por la ventana. La había liado, no, no ella, Bucky. ¿En serio había puesto esa bomba en Viena? ¿Había sido él el culpable de tantos asesinatos?
Pensando todo aquello y en las palabras que le dijo antes de marcharse, Vanessa fue a la cocina y sacó una botella de agua, entonces volvió a la ventana. Tenía una bonita vista a un parque, donde niños jugaban y dueños paseaban a sus perros.
Y un escarabajo azul estaba estacionado justo en frente del edificio.
Al principio creyó que era algo natural e incluso lo dejó pasar, pero medida que seguía en la ventana, más consciente era que la observaban. Frunció el ceño y buscó en todas partes esos ojos que hacían tanto peso en ella.
Bucky. Oh, Dios. Era Bucky. ¡En el puto escarabajo!
Saltó de la ventana y dejó la botella en la mesa del comedor, entonces corrió de vuelta, asomándose. Bucky estaba ahí, con Steve Rogers como conductor y un hombre moreno, Sam Wilson, de copiloto. Los tres daban gracia montados en ese coche, puesto que eran tan grandes que parecían payasos saliendo de aquellos autos en miniatura que veía en las caricaturas cuando pequeña.
Vanessa quiso gritarle, pero recordó a los guardias en su puerta y se resistió. Entonces, tanto Bucky como Sam, le hicieron señas, clamando su atención. Vanessa miró la dirección que luego le señalaban, estaban apuntando hacia las escaleras de emergencia a un lado del edificio.
No lo iba a hacer, pero una sola señal de Bucky la convenció. Él gesticuló un por favor y eso bastó para que ella pusiera una silla contra la puerta principal y cruzara la ventana para bajar las escaleras de emergencia con la rapidez de un gato. Fue tan limpia su huida que subió al auto sin que nadie alertara nada. Y esperaba que pasara así un buen rato.
Se giró hacia Bucky cuando el auto se puso en marcha.
—Lamento haberte metido en esto —dijo, con la voz ronca—, trataré de arreglarlo todo.
—Ya no importa, lo que sí es primordial es que te hayan golpeado —ella se estiró hasta tocarle un tajo que él tenía en la sien—. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
Bucky aspiró con fuerza y tomó sus manos entre las suyas, apartándolas de su rostro. Vanessa lo miró sin entender, pero dejó pasar todo cuando vio que el ambiente no era el mejor.
Repitió la pregunta.
—¿Qué pasó?
—¿Hablas inglés? —preguntó Steve Rogers, mirándola por el espejo retrovisor. Tenía unos ojos azules preciosos, claros e inocentes.
—Sí —respondió ella en el idioma—. Mi madre era inglesa. ¿Qué pasó?
Ella notó que Bucky aún no apartaba las manos de las suyas y eso la hizo sonrojarse. Los hombres que iban en frente se miraron de reojo antes de que el capitán respondiera con seriedad.
—Somos fugitivos. Nos buscan todos, inclusive Stark.
Bucky soltó una especie de gruñido.
—Uhm, bueno —masculló ella—, vale, me encerró en mi cuarto de hotel, así que... no es de mi total agrado ahora.
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Imaginas • Sebastian Stan
FanfictionImaginas de Sebastian 'perrito rumano' Stan y tú-. → Si eres nueva, ¡bienvenida a los relatos de mi desordenada cabeza, espero que tengas buen viaje desde aquí hasta que te canses! Si ya habías pasado, pero no te has quedado y la curiosidad te mató...