ESTÁ EMBARAZADO
Bucky Barnes.
Miraste fijamente al millonario filántropo sentado a tan solo unos centímetros de ti, éste te devolvió la mirada con una genuina sonrisa divertida. Cuando te negaste a perder en una guerra de ojeadas, alzó las cejas sugestivamente, refiriéndose obviamente a lo que ocurrió contigo y Bucky.
—¿Vas a negar que hicieron ñaca-ñaca tú y la paleta helada? Dime cómo fue, ¿te congeló su... paleta? ¿Te atacó una avalancha o algo? ¿Viste al Hombre de las Nieves? ¿Llegaron al Himalaya?
Suspiraste profesionalmente y reajustaste tus ropas de ejecutiva.
—Dije que no pasó nada que usted tenga que saber, señor Stark.
—Entonces... ¿nada? —la decepción fue palpable—. Jo-der —se tomó unos momentos para asimilar la información y volvió más animado—. Frosty es igual de virginal que Capipaleta, al fin y al cabo, ambos vienen de la misma tierra lejana. ¿Te persuadió diciendo que era virgen y que si lo hacían corromperías su cuerpo sabrosón? ¿No tiene una fusta con la cual azotarte o algo por el estilo?
Palmeaste la mesa de café con el palo de metal tan de improvisto que Tony pegó un brinco al techo. Alzaste la voz con un tono frío, no delatarías que estabas más nerviosa que la mierda.
—No creo prudente si me quedo. Si va a estar aquí señor Stark, haciendo esas ridículas preguntas, mejor me retiro y le dejo a usted la clase.
Te levantaste de un golpe y caminaste, alejándote de cualquiera que viera que te habías sonrojado, meneando el palo de metal en el aire. Tony había aparecido cuando se enteró por su software de inteligencia artificial –que custodiaba la base– que el señor Barnes había pasado toda la noche del viernes en tu habitación.
Toda. La. Jodida. Noche.
Y había una palabra clave en eso. Jodida. Sí, habían follado, pero eso era algo personal que ni aunque te constriñeran con una beca en la mejor universidad del planeta o alguna carta de recomendación para científicos mundiales, aceptarías admitir.
—¿Te vas por mi culpa? —preguntó Tony. Lo ignoraste—. ¿Me haces la ley del hielo? ¿Y sin whisky? —volviste a ignorarlo—. ¿Con esas estamos? ¿Ah, sí? Pues... —señaló al hombre con el brazo de metal—. Bucky está embarazado.
—¿Y crees que eso me detendrá? —te giraste a verlo y él aplaudió.
—¡Ja, te detuviste! —se levantó del sofá y caminó hasta ti, te tomó de los hombros y te devolvió a la sala de estar, donde Bucky y Visión estaban sentados, esperando una nueva clase—. Tus alumnos están ansiosos por aprender a utilizar un teléfono celular. ¿Por qué no empiezas?
Y así sin más, él se sentó entre medio de ambos novicios, como un niño pequeño. Por uno segundo pensaste que aplaudiría como London Tipton.
—No haré mi clase contigo aquí.
—Vaya, ¿dónde se fue la formalidad que tenías ante mí?
—Bucky se la tragó, ¿de dónde crees que sacó la panza?
El aludido los miró confundido.
—¿De qué hablan?
—De que estás embarazado —dijo Tony sin tomarle importancia. Te miró—. Haz la clase, no hablaré, no te molestaré. Haz como si no estuviera aquí —agitó sus brazos frente a su cara—. Soy invisible, no me ves... ¿dejaste de verme? ¡Deja de verme!
Suspiraste.
—Vale, bien —tomaste un teléfono de la mesita de noche y lo alzaste para que todos pudieran verlo bien—. Esto... es un teléfono celular. O como lo llamó Visión, un dispositivo de telecomunicación. Fue creado...
—¡Abuuuuurridooooooo! —gritó Tony, ahuecando su boca con sus manos, simulando un megáfono—. Nadie quiere saber para qué fue creado, enséñales qué pueden hacer con él.
—¿Quién eres, señor invisible?
—Ja-ja —él se levantó y te arrebató el teléfono—. Yo te enseñaré a utilizar esto, mundana. Ve a jugar con tierra allá afuera, |t/n|, lo tengo todo bajo control.
—¿Por eso Visión silba cada vez que ve una mirada insinuativa?
—Esa fue Pepper, ella es la que leyó 50 Sombras de Grey y anda con el tema del sexo a cualquier parte que va. Yo, obviamente, trato de controlarla, pero me es tan difícil... le digo que soy una víctima, un ser débil y vulnerable, pero esa mujer en insaciable, es agotadora.
—Ajá —masticaste el aire—. Me gustaría ver esto —admitiste, sentándote entre Visión y Bucky—. Por favor, adelante, señor Stark. Ilumínenos con su grata inteligencia metálica.
—Primero que todo, el macho metálico es él, no yo. Segundo, hay cámaras aquí, sé que ustedes hicieron esa noche, pérfidos pervertidos. Tercero, luego me cuentan qué hicieron y cuarto; ésta de aquí, es la cámara que tiene el teléfono —lo extendió hacia ustedes—. Posen para el tío Tony y digan «queso».
Visión se pegó a ti y sonrió enormemente. Bucky tan solo permaneció quieto y miró la cámara como miraría a una hormiga. Tú solo sonreíste a medias, únicamente para la fotografía, no para Tony.
Oíste el clic de la toma y luego Tony admiró el resultado.
—A ver, quiero verla —te levantaste y le quitaste el teléfono de entre las manos. En cuanto viste la foto, gruñiste—. Idiota, ¡te sacaste una selfie!
—¿No dije que había cámara frontal? —rió—. Ups, perdón. Pero, ¡dime que no me veo caliente!
.
..
...
Apareció Toooooony qkdbwd
Okey.
Ya.
Me.
Calmo.
Por cierto, ¿alguien ha leído la saga Nuevas Especies de Laurann Dohner? Son novelas eróticas, muchos mejores que 50 Sombras...
*las mamás de las lectoras le tiran los libros por la cabeza*
Yo tengo más de 18, así que no es tan raro para mí, no sé para ustedes, pero además de erótica la saga, es muy linnnnnda, yo soy una gorda fan de esos libros. Se los recomiendo si les interesa ese tipo de libros.
#Bitchimfabulous
Bye.
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Imaginas • Sebastian Stan
FanfictionImaginas de Sebastian 'perrito rumano' Stan y tú-. → Si eres nueva, ¡bienvenida a los relatos de mi desordenada cabeza, espero que tengas buen viaje desde aquí hasta que te canses! Si ya habías pasado, pero no te has quedado y la curiosidad te mató...