Capítulo 94 : El hilo rojo

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-¿Si tuviese la oportunidad de cambiar tu vida, de hacerla diferente, lo harías?-preguntó la chica. 

-Sin duda habría muchas cosas que me encantaría cambiar, sin embargo necesito una constante en mi vida, algo que me haga permanecer los pies en el suelo. 

-¿Que cambiarías?- volvió a insistir Helena. 

-Bueno... ya sabes, cambiaría todo lo relacionado con mis padres, haría todo lo que fuese para que ellos siguiesen juntos, para formar parte de una familia. 

-¿Aunque eso implique vivir por siempre en Italia?-pregunto Helena casi inconsciente. 

-Si. 

-Pero... eso significaría que jamas nos llegaríamos a conocer, ni estaríamos ahora mismo en este punto. 

-Sin duda, la historia seria muy diferente, pero... ¿has odio hablar alguna vez de la historia del hilo rojo?-preguntó Alex, mientras cambiaba de postura para mirar directamente a los ojos de la chica.

-No. 

-Se dice que una persona está unida con un hilo rojo invisible a la persona con la que esta destinada, es decir, aunque esa persona este con otro chico o chica  en ese momento, si esta unida a otra persona con ese hilo rojo, significa que tarde o temprano acabaran juntos porque ese es su destino. 

-Vaya...¿Crees que es cierto?

Alex se levantó del sofá como un resorte y se dirigió a la cocina, concretamente a uno de los cajones de la cocina. Cuando volvió hacia donde la chica se encontraba se sentó en el suelo frente a ella. 

-Dame tu mano.-ordenó el chico. 

Helena sin dudarlo le extendió la mano y observo atentamente como Alex le ataba un fino hilo de color rojo alrededor del dedo corazón. La chica sonrió ante aquel gesto tan tierno. 

-Dame tu mano. -Dijo esta vez la chica. 

Helena con suma ternura sujetó el hilo  sobrante de su dedo entre sus manos enredándolo con suma delicadeza alrededor del dedo corazón de Alex quedando unidos por el hilo rojo así como la historia decía. 

-Vaya, hemos quedado muy juntos. -dijo el chico mirando la distancia entre su dedo y el de Helena.

-Cierto, deberíamos de haber dejado mas distancia, iré a por las tijeras para hacerlo de nuevo. -Dijo la chica mientras hizo aman de levantarse, sin embargo Alex se lo impidió con un beso indescriptible en los labios. Un beso suave, que a la vez incitaba a mas, un beso cálido , tierno, un beso que le abrazaba el alma y acariciaba el corazón de Helena. 

-No quiero que cortes el hilo, porque así tal y como está, es perfecto, Helena. 

-Pero apenas hay distancia. -volvió a repetir la chica. 

-Me da igual, lo has hecho tu, así que es perfecto. 

Y así permanecieron casi toda la tarde, abrazados en el sofá, jugueteando con el hilo que los unía, entre risas, besos y caricias, aquello era como si hubiesen robado un trozo de cielo. Un bunker del tiempo, Helena sentía que nunca se iba a cansar de aquellos momentos, que nunca iba a olvidar a Alex ni todo lo que el hacia. Era como si un trozo de su alma hubiese sido absorbida completamente por Alex.

Cuando cayó la noche Alex, decidió acompañar a Helena a su casa, ya que el padre de Alex estaba a punto de llegar a casa y el chico aun no consideraba conveniente que Helena conociese a su padre. 

-Oye.. no pienses que soy una maleducada por no invitarte a entrar a casa, lo que pasa es que las cosas con mi madre no andan bien, y bueno no considero muy oportuno empeorarlas. -dijo la chica mientras subía los escalones tomada de la mano de Alex. 

-Tranquila.-contesto Alex, con una sonrisa calmada. -Mi padre y yo estamos pasando por algo similar. 

La chica rebuscó en su bolso para sacar las llaves y abrir la puerta de su casa mientras Alex la observaba, a cierta distancia, cuando la chica giró la llave se volteó y se despidió del chico con la mano. 

Una vez dentro Helena suspiro, y es que sin darse cuenta estaba sosteniendo su propia respiración. Desde luego Alex era ese tipo de chico que podría quitártela sin necesitar mucho. 

En cuanto llego a su cuarto se deshizo de los zapatos y cerro la puerta intentando hacer le mínimo ruido, aunque no era muy tarde. Justo cuando iba a encender la lamparita de su mesilla alguien la agarro por detras y le tapo la boca para evitar que gritase. 

Helena abrió los ojos de par en par cuando Dani apareció delante de ella aun tapándole la boca.  El chico le hizo un gesto para que se mantuviese callada y Helena asintió.-!!¿Que demonios estas haciendo aquí?!! 

-Quería verte. 

-¿Y tenias que colarte en mi habitación para ello?-preguntó Helena muy alterada, intentando poner distancia entre Dani y ella. 

-Era la única forma desde que te pasas todo el día con ese tipo- le recrimino señalando hacia la ventana. 

-Cuidado con como hablas de él. -inquirió Helena con tono desafiante, mirándole a los ojos. 

-Así que...¿estáis saliendo ?-dijo Dani casi con sarcasmo. 

-¿Y que si así fuera?

-Supongo que nada. -contesto el chico cruzándose de brazos. 

-¡No tienes derecho a recriminarme, de echo no tienes derecho ni siquiera a estar aquí!-gritó Helena fuera de si, momento que aprovechó Dani para agarrarla por el brazo y acercarla a él. 

-Helena... -susurro el chico al oído de Helena.-se que casi toda tu me odia, pero también se que hay una mínima parte que aun me quiere. 

Helena cerró los ojos y se dejó llevar por los susurros de Dani, por un momento se sintió tan vulnerable.... y al segundo abrió los ojos y se zafó del chico. 

-¡Te odio, jamas te perdonare todo lo que me has hecho, me utilizaste y ahora vuelves como si nada, te odio! -dijo la chica casi entre sollozos. 

Dani hizo aman de abrazarla sin embargo freno en seco a dos pasos de Helena, cuando esta le miro a los ojos con un odio infinito. Así pues Dani retrocedió y salio por la puerta como si hubiese visto un fantasma. 





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