Helena estaba dormida en el hombro de Álex y así había pasado casi todo el trayecto hasta Italia. Álex, a su lado,la contemplaba como si fuese algo fascinante, algo que no tenía cabida en este mundo.
El avión al fin aterrizó y la chica despertó bajo la atenta mirada de Álex que ahora sonreía. Helena se sonrojó un poco y cambió la mirada de Álex por las vistas de la hermosa Roma desde la ventanilla del avión. Al fin habían llegado a aquel sitio que a Helena se le antojaba tan mágico.La pareja caminaba entre la marea de personas que había en el aeropuerto, estaba anocheciendo y Álex aun no había dicho nada de lo que tenia planeado. El chico se mostraba muy seguro mientras guiaba a su chica fuera de la terminal. Finalmente la pareja decidió tomar un taxi que le llevaría hasta uno de los hoteles mas cercanos. Al escuchar aquellas palabras por la boca de Álex, Helena se sentía tan emocionada que incluso se olvidó del sueño que había tenido en el avión, un sueño que trataría de olvidar a toda costa, pero que su subconsciente insistía en sacarlo a flote.
-Siento todo esto,la verdad es que mi plan se ha complicado un poco debido al retraso del avión y...-Helena posó un dedo sobre los labios de Álex y el chico sonrió.
Tras quince minutos paseando por las calles de Roma en taxi, al fin llegaron al hotel.Como ya casi había anochecido no había mucha cola en recepción. Álex cargaba con todo el equipaje mientras Helena observaba con curiosidad el escenario en el que se encontraba. Había mucho movimiento de gente que salia y entraba, el comedor con puertas de cristal, junto a la recepción, estaba lleno.
Les asignaron la habitación 129, en la primera planta. La chica se mostraba un poco nerviosa mientras subían en ascensor . Nunca había pasado la noche a solas con Álex y por su mente rondaban preguntas tan banales como ¿Que lado de la cama escogerá?¿ podrá dormir con luz? ¿utilizará pijama? .El timbre del ascensor, liberó a la chica de aquellos pensamientos.
Avanzaron por el pasillo agarrados de la mano mientras hacían rodar cada uno su maleta. Por fin llegaron a la habitación y a Helena le latía tan fuerte el corazón que por un momento pensó que Álex podría escucharlo.
Álex le cedió el paso a su chica y esta nada más entrar en la habitación exclamó un gritito de sorpresa. El chico entró en la habitación conteniendo una carcajada debido a la reacción de Helena. Álex ni se detuvo a contemplar la habitación, fue directamente a los armarios para ir desempacando y colocando la ropa de la maleta mientras su chica daba vueltas la habitación que no era muy grande pero si bastante acogedora, la cama era muy alta y demasiado ancha, fue corriendo hasta el baño donde había una bañera muy retro, frente a un enorme espejo con un marco blanco que resaltaba con los azulejos azules intensos. Sin embargo lo mejor de aquella habitación eran las vistas. Debajo del balcón se extendía un gran césped donde había muchas parejas cenando, las pequeñas velas que había en cada mesa daban un toque mucho más romántico, por fin Helena alzó la vista y a lo lejos pudo distinguir la parte alta de lo que ella creía que sería el Coliseo.
Mientras Helena estaba entretenida con las maravillosas vistas, Álex se acercó a ella para acariciarle el cuello con la nariz. A Helena le recorrió un tremendo escalofrío de pies a cabeza.
-Mañana iremos a visitar el Coliseo y el Vaticano- susurró al oído de la chica y segundos después se apartó para ir al baño.
Tras dejar salir todo el aire que Helena había estado guardando sin querer, se puso a colocar toda la ropa en el armario.
-Helena, me he dejado la toalla sobre la cama, ¿te importaría acercármela?- se escuchó la voz de Álex desde el baño.
La chica haciendo caso de Álex tomó la toalla del hotel que había sobre la cama entre sus manos y entró al baño sin embargo no pudo ver nada ya que Álex rápidamente le tapo los ojos con sus manos.
-Quiero que cierres los ojos un momento. -ordenó Álex mientras alcanzaba uno de los pañuelos que había robado de la maleta de su chica sin que esta se diese cuenta para cubrirle los ojos. -Solo tienes que seguir mi voz.- susurró el chico.
Helena con una mezcla entre temor y nerviosismo asintió e intentó dejarse llevar, agarrada de la mano de Álex caminaba lentamente por lo que ella supuso que seria el baño.
-Te voy a llevar hasta el sillón para que descanses.
Helena palpó el sillón y se sentó a la espera de las instrucciones de su chico, sin embargo después de esa intervención se extendió un largo silencio en el que Helena se relajó. Álex aprovechó y se arrodillo ante su chica para descalzarla con sumo cuidado mientras Helena sonreía como una boba.
Alex se deshizo de los zapatos de la chica, lo siguiente eran sus medias, sin embargo, se alejó de la chica y fue hasta la mochila que se hallaba escondida debajo de la cama para sacar una cámara. Le sacó una foto a la chica sin que esta se diera cuenta para después decir- Yo he elegido los zapatos, ahora te toca a ti elegir la prenda que me vas a quitar.
La chica se puso en pie como si hubiese sido accionada por un resorte y palpó con las manos hasta toparse con Álex. La pareja se encontraba en medio del baño, lleno de velas y sobras. Helena empezó con la parte superior y le sacó la camiseta a su chico. No pudo evitar sonrojarse.
Álex la acercó a él para estrecharla entre sus brazos, la veía tan indefensa así sin zapatos y con el pañuelo tapándole los ojos que no sabia si podría aguantar hasta el final del juego. Así que Álex guió las manos de la chica hasta su cinturón y aunque Helena no sabia si desabrocharselo o no, finalmente el cinturón de su chico acabó en el suelo.
-Creo que aun estoy un poco en desventaja.- dijo la chica casi en susurro y por iniciativa propia Helena desabrochó el pantalón de Álex y escuchó como caía al suelo, mientras las carcajadas e Álex resonaban por todo el baño y entre risa y risa comenzó a cubrir de besos a Helena mientras la llevaba de vuelta al sillón para por fin deshacerse de su medias y su vestido.
A Álex casi se le salen los ojos al ver el cuerpo de Helena. Era de piel blanca y piernas esbeltas, de pechos no muy grandes pero tampoco pequeños, tapados simplemente por un sujetador de lacitos. Álex sonrió y justo cuando Helena empezaba a cubrirse con las manos, Álex comenzó a besarla en el mismo orden en el que le había quitado la ropa.
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Canciones sin Letra
AcakInés junto a sus dos hijos, Helena y Rodrigo se mudan a una nueva ciudad tras el divorcio. Helena es una chica muy tímida, lo único que quiere es pasar desapercibida, cosa que sera imposible para los chicos no fijarse en una joven tan hermosa como e...