Daímonas

Daímonas 8

  Aien: H-hablo
Leo: Regrese, déjanos pasar
Serverus: Joven amo es una humana
Leo: Lo se, pero es mi otra mitad, ella puede venir y entrar aquí cada vez que lo desee y tu no puedes dañarle
Serverus: Como usted ordene joven amo

Todo era muy lujoso pero carecía de vida, carecía de color, era una casa muy grande y muy espaciosa pero era muy solitaria, de cierta forma muy melancólica.

Leo: El segundo piso, la habitación mas grande es la mía
Aien: Yo te ayudo a subir

Inclusive su habitación era muy hermosa y a pesar de ser muy similar a su antigua habitación cuando era humano, de cierta forma era completamente diferente.

Le ayude a acostarse y cure sus heridas nuevamente, mientras el dormía, le prepare comida para los días que no podría verle.

Aien: No quiero dejarle solo, estoy realmente preocupada, ¿Que debería hacer?
Serverus: Señorita no se preocupe por el Maestro yo cuidare de el en su ausencia

Mi sangre volvió a helarse estaba segura que era el perro de la entrada pero era un humano en estos momentos

Aien: El perro...
Serverus: No soy un perro, pero si, soy Serverus el guardián del Joven maestro Leo, puedo tomar forma humana y cuidar de el mientras usted no este disponible
Aien: No tengo otra opción, lo dejare a tu cuidado, por favor cuidale mucho
Serverus: Con mi vida
Aien: Subiré a verle antes de irme
Serverus: Como desee Maestra

Subí hasta su habitación lentamente como si mi vida se escapase de mi cuerpo con cada escalón que subía, le mire desde el marco de la puerta, su hermoso rostro estaba aun mas blanco que de costumbre, jamas le vi tan pálido, me acerque a el cuidadosamente para que no despertase.

Mi corazón estaba a punto de estallar tenia tantas emociones juntas que no podía mas, no quería estar lejos de el, pero nadie debía descubrirle.

Aien: Volveré pronto, mantente a salvo hasta que vuelva.

Fue muy difícil dejarle ese día cuando solo quería estar con el, 4 días estuve sin poder verle, pero al fin volví a la mansión.