Daímonas 19

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  Aien: Leo, ¿que ocurre?

El seguía sin decir una palabra, seguía llorando en mi hombro, lloro alrededor de una hora hasta que sentí que se había dormido, le recosté y limpie sus lagrimas, me recosté a su lado y tome su mano.

Aien: Esta bien, llora todo lo que necesites, duerme profundamente y descansa, y estaré a tu lado, siempre
Leo: Tenía miedo...
Aien: Leo, ¿estas despierto?
Leo: Si...
Aien: ¿Estas bien?
Leo: Mi pecho duele
Aien: ¿Quieres que te traiga algo?
Leo:¡No!, no te vayas, quédate junto a mi

Su expresión de desesperación hicieron a mi corazón detenerse un momento, era la misma cara de desesperación que puso antes de morir mientras intentaba con todas sus fuerzas protegerme, sentí que mi mundo se caía a pedazos, nuevamente lo estaba haciendo poner aquella expresión, mis lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas y sentí que la vida se me escapaba.

Aien: Tranquilo mi amor, no me iré a ningún lado, estaré siempre junto a ti
Leo: Cuando vi que desapareciste, sentí como si hubiese un profundo agujero en mi pecho, dolía tanto que sentía que me ahogaba, no importaba cuanto te buscase, no podía encontrarte
Aien: Pero me encontraste y estoy aquí ahora
Leo: Cuando sentía que iba a desmayarme de la desesperación oí tu voz, podía escucharte cantar muy dentro de mi
Aien: Sabia que me escucharías en algún momento, solo nosotros dos conocemos esa canción, es la canción que compusiste y me mostraste en mi cumpleaños
Leo: Si... estoy tan agradecido de haberte encontrado
Aien: Si y yo de que me hayas encontrado
Serverus: Siento interrumpir amos, pero hay visitas
Leo: Ah, bajare ahora mismo
Serverus: Señorita usted igual debe bajar
Aien: Esta bien...

Lo que estaba a punto de ocurrir jamas lo vimos venir, ni Leo ni yo, no estaba en nuestros cálculos, fue completamente una sorpresa.  

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