Daímonas 47

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Aien: Ahora ya no dependeré de Leo para que siempre me proteja
Fre: Tu poder ahora están grande o mas que el de los demonios
Aien: Ahora tengo el poder suficiente de proteger lo que amo, ahora que perdí incluso mi hijo...
Leo: Eso no fue tu culpa
Aien: Era mi deber proteger a nuestro hijo, pero yo no pude
Leo: Cielo no llores, hiciste lo mejor que pudiste
Aien: Ahora jamas volveré a dejar que dañen a mis seres amados
Fre: Descansa hija, ahora te sentirás muy cansada ya que es tu primera transformación
Aien: Si papá
Leo: Ella volvió a la normalidad
Aien: Cariño, lo siento mucho, de verdad lo siento mucho
Leo: Esta bien, yo también lo siento mucho, no estuve ahí para ti en ese momento
Aien: Tengo mucho sueño
Leo: Duerme, me quedare a tu lado


Tuve un sueño muy hermoso aquella noche, soñé que estaba en un hermoso jardín de flores blancas, vestida completamente de blanco también y a lo lejos una pequeña niña de cabellos rojizos y ojos negros corría por el lugar, le miraba con tanta ternura y la niña corría a mis brazos y daba muchísimos besos, luego aparecía Leo y le tomaba en brazos y acariciaba, nos abrazábamos los tres y sonreíamos, al comenzar a caer el atardecer Leo subía a la niña a una pequeña nube esponjosa y la pequeña se iba lentamente al cielo mientras nos gritaba: Papá, Mamá, los amo nos veremos pronto... era mi hija, el pequeño bebé que acababa de perder, sentí como lagrimas tibias caían por mis mejillas y ese hermoso sueño termino abrupta mente cuando sentí que alguien estaba intentado ahorcarme, abrí ligeramente los ojos y era aquel maldito hombre, sentí como mi sangre hervía nuevamente.

Aaron: No se como sobreviviste, pero esta vez terminare mi cometido

Recordaba la sensación de mis transformación la memorice y volví a transformarme en un ángel, vi como ese hombre puso un rostro de terror al ver que yo había despertado como un angel, me soltó inmediatamente y se transformo también, pero esta vez no se saldría con la suya, me pare y camine a el, me ataco pero su fuerza no era nada comparada con la mía, mi mano derecha comenzó a brillar de un color dorado empuje su pecho en la zona del corazón y todo su cuerpo se comenzó a incendiar, gritaba de dolor pero yo no podía sentir nada, hace un mes atrás no hubiese sido capas de lastimar a alguien con esa frialdad, pero la pena era mas grande que yo, sus cuernos y alas cayeron de su cuerpo mientras ardían, sus colmillos y todo lo sobre natural que el poseía se fue, ahora era un humano común y corriente, ese era mi castigo para el, uno peor que la muerte para un demonio.

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