Daímonas 56

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Aien: Como...¿como pude ser posible?, Leo esta en el jardín

Aien: Un momento

Comencé a mirar bien aquel hombre del orbe, él no era mi esposo, aquel hombre era Leorio

Aien: Así que aquí esta su cuerpo, pero, ¿como termino aquí?

Me acerque a el y toque aquel contenedor, dentro de mi cabeza comencé a ver los recuerdos de Leorio como si de una película se tratase; ahí estaba el sentado bajo un enorme árbol como en el que estaba el día que le conocí, estaba leyendo un libro y a lo lejos una mujer idéntica a mi se le acerco, ella debe ser mi madre, su sonrisa es como la mía cuando miro a Leo, los escenarios iban pasando uno tras otro, mostrándome los momentos mas felices de Leorio y también los mas tristes, su vida era realmente un caos, el realmente cargaba con mucho dolor dentro de el, el ser el emperador de unos seres que no pensaban ni sentían como el, el estar enamorado de una humana que no sabia que el no era humano, todos y cada uno de sus recuerdos pasaron a mi... comencé a llorar, ahora muchas cosas tenían sentido, el estaba completamente solo, ni siquiera la mujer que el amaba estaba junto a el, es tan triste, esto es tan triste.

Sin darme cuenta mientras lloraba el orbe comenzó a volverse liquido y comenzó a tragar mi cuerpo, no podía hacer nada mi cuerpo estaba congelado, solo podía seguir viendo sus recuerdos, hasta que en un momento mi conciencia se desvaneció, no se cuanto tiempo estuve inconsciente, pero al despertar aun estaba llorando,estaba flotando en aquella prisión y mi lado estaba Leorio, le mire, toque una de sus mejillas y el lloraba tambien, poco a poco abrió sus hermosos ojos azules, me miro unos segundos a lo que susurro

Leorio: Así que finalmente tu fuiste quien vino por mi...

Aien: ¿Estas vivo?... ¿porque estas aquí?

Leorio: Lo siento no puedo moverme

Aien: No te disculpes... no te disculpes todo esto es mi culpa

Leorio: No llores

Dentro de mi toda la verdad estaba, el rompecabezas ya estaba completo, ya sabia porque Leorio seguía separándome de Leo, porque tarde tanto en despertar como un ángel y porque mi padre me había dado este brazalete  

Aien: Esto es tuyo, con esto podrás moverte 

Tome mi brazalete y pase un trozo de mi alma a el también, me acerque a Leorio y lo puse en su muñeca, corte mi mano y rocié la sangre en el brazalete y muñeca de él, había roto el sello, en aquel momento comencé a sentir como el cielo gritaba, truenos y relámpagos sonaban, ademas de un implacable viento que podía oírse sonar por todo el lugar, era realmente muy amenazante, sentí mucho miedo, pero el se acero a mi, me miro a los ojos, sonrió y me abrazo dulcemente... era idéntico a mi esposo, pero todo de el,su aroma, el calor de su cuerpo, su textura eran muy diferentes, pero se sentía seguro y en paz

Leorio: No te muevas, estas en peligro ahora y aun no estoy completamente recuperado, si te separas aunque sea un poco de mi ella podrá matarte aunque estés dentro de mi barrera 

Aien: ¿Esto es una barrera?

Leorio: Así es, esta echa con mi sangre y poder mágico

Aien: ¿Entonces Leo?

Leorio: Es su defensa lo hice entrar en ella sin que se diese cuenta

Aien: Yo pensé que querías matarnos

Leorio: Es verdad, pensé en matar a ese niño muchas veces

Aien: ¿Porque?, el es tu hijo

Leorio: No, Leo no es mi hijo


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