Capitulo 3

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Nathan, Cameron, Ian y Matthew.

El castaño, el rubio oxigenado y los rulosos con ojos azules, uno mas alto que el otro respectivamente.
Tenia razón al relacionar la foto con ellos, donde la pequeña "Cielo" curiosamente era yo cuando tenia 8 años.

Hace ya algún tiempo atrás había dejado de escuchar ese nombre apodo con el que solían llamarme, haber recibido un mensaje desde el teléfono de mamá me causó pesadillas y un mal sabor de boca, la única opción que veía posible era que entraron a mi antigua casa a robar sus cosas.

Sin haber hecho comentarios de ningún tipo hacia los chicos que vieron encantados la foto subí a mi cuarto, encerrándome pensando en si debía contarles o no.

Estaba sentada en el sillón, mirando fijamente entre los árboles, una silueta estaba mirando hacia mi ventana, una silueta completamente negra y alta, llevaba una capucha larga que no me deja ver otra cosa que no fuesen sus rojos ojos.

Deje caer el lápiz y el diario cerrándolo torpemente con llave sin dejar de ver la espantosa silueta que se ve por la ventana ahora cerrada, corrí hacia la puerta colgando la llave del diario en mi cuello junto a otra cadena más delgada con un dije en forma de estrella.

—¿Hola?— Susurre asustada sin dejar de ver hacia atrás tropezándome más de una vez en las escaleras sin llegar a caer.

Los cuatro se encontraban conversando en la sala y se habían volteado al verme correr hacia ellos.

—¿Qué pasa?— Me preguntó Cameron soltando una ruidosa risa al verme así, como si estuviera jugando o si solo quisiera llamar su atención.

—Hay alguien afuera...—  Logre articular lo mas bajo que podía con dificultad, me abrace a Nathan, el castaño también lo hizo un poco indeciso.

—¿De que hablas?—Ian comenzó a reír. 

—Te va a escuchar.—Solté asustada escondiendo mi rostro en el masculino pecho de Nathan, aún no entendía el repentino sentimiento de miedo que me provocaba ver una cosa que ni siquiera tenia la certeza de si existía o no.

—Cielo...

—Sky.—Interrumpí a Nathan saliendo del abrazo para mirarlo de frente.

—No hay nadie afuera —Me aseguro Matt y me cruce de brazos subiendo los pies al sillón.

—Pero yo lo ví...—  Sentí mi corazón detenerse un segundo, tal vez todo lo que estaba pasando me sobrepasaba y mi mente me quería traicionar.

Nadie comentó algo, negué con la cabeza y volví a subir con su mirada en mi espalda. 

Tome nuevamente el diario y le saque el candado, tome el lápiz de hace un momento y le saque punta, me posicione en la misma página en la que estaba escribiendo y comencé a hacer garabatos dándole una forma que no lograba entender, la curiosidad era demasiada y me vi en la obligación de mirar por la ventana, recorrí las cortinas moradas de algunos tonos más oscuros que el del cuarto y sentí como se detenía mi corazón nuevamente para comenzar a latir con las fuerza cuando vi a la misma figura un poco mas cerca mirando hacia acá.

Cerré los ojos pensando que mi retorcida mente era la que hacia todo y en realidad no había nada, mi corazón se aceleró más cuando mi teléfono comenzó a sonar anunciando una llamada, no me levante porque ya la había perdido, pero volvió a insistir, estire mi mano alcanzando el teléfono de la mesita al escuchar por tercera vez la llamada, atendí sin ver por tener la mirada puesta en el escalofriante dibujo de aquella sombra ahora en el diario.

—¿Hola?—Susurré sin prestar mucha atención al viento que se escuchaba del otro lado.

—¿Hola?—Dije más fuerte, y como era una estúpida curiosa volví a asomarme a la ventana, ahora había dos siluetas, traían una especie de capa o algo parecido que se movía con el repentino aire junto con las copas de los árboles, un frío recorrió mi espalda cuando la llamada se cortaba junto cuando las siluetas pisaban algo que no logre distinguir y el viento se iba.

—¿Sky?—La voz de Cameron sonó detrás de la puerta provocando que solo se desbocara más mi corazón.—¿Estas bien? ¿Porqué cerraste la puerta con seguro?—Preguntó preocupado y lo único que hice fue colocarle el candado al diario y esconderlo abajo de los cojines junto con el teléfono.

—Hola.—Dije y me lamente a que mi voz sonara titubeante.

—Peter y Mar llegaron, trajeron chocolates.—Susurró agachándose a mi altura. Le sonreí tratando de olvidarme de todo, era temprano para arruinar el día entero.

Tampoco era como si esconderme sirviera de algo.

Antes de poder decirle sobre si alguien llegaba primero tendría los chocolates del otro como lo hacia cuando alguien me avisaba sobre la dulce bienvenida de algo comestible, siempre terminaba ganando pero les daba alguno que otro dulce para no sentirme culpable, y que no me salieran caries, Cameron me había cargado en sus hombros y había empezado a correr hacia la sala, hacia raros sonidos de avión y me reí por su mala imitación, rebote cuando me soltó en las gruesas colchonetas que ponían los chicos en la sala de juegos que servía también como sala de cine en ocasiones.

—Enana.— Matthew apareció encima de mi campo de visión de una manera sigilosa, al igual que yo no se esperaba que le diera un puñetazo en la cara, hice que se hiciera a un lado poniendo una mano en su cara, pero en realidad me había dolido más a mi que a él, literalmente.

Me lanzo algunos cojines como venganza y me toco acomodarlos, usábamos el sillón más grande como respaldo y poníamos cojines para nuestra comodidad.

Me quite la sudadera que traía desde en la mañana quedando en una blusa de tirantes gruesos color gris, en mi cabeza no había otro color que combinara con el color amarillo del short o el de los tenis.

Como era plena tarde ayude a Cameron y a Matthew a cerrar las cortinas para quedar a oscuras y que la película se viera mejor, me senté en sus hombros para alcanzar las cortinas desde arriba porque a Mariana no le gustaba que se jalarán desde abajo.

Ian y Nathan llegaron con un gran tazón de palomitas y refrescos en lata para cada uno junto con los prometidos chocolates en otro.

—¿Qué vamos a ver?

La pregunta de Ian quedó al aire, el modo aleatorio propuso una película de terror, cosa que no me dejaba más tranquila y esperé que el medicamento me devolviera la cordura en poco tiempo.

Viviendo con VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora