Capitulo 4

13.4K 787 58
                                    

—¡Mis ojos!—El grito afeminado de Cameron hubiera logrado perfectamente una sonará carcajada de mi parte si no fuera porque que la luz de la tarde a su máximo esplendor asomándose por las ventanas recientemente abiertas también quemaban mis vírgenes ojos.—¡Mis hermosos ojos se queman!

—¡Cierra eso por favor!—Gritamos al mismo tiempo con Ian. Tape mis ojos con uno de los cojines escuchando risas de Nathan y Matt al vernos retorcer como caracoles con sal.

—Chicos.—La voz llena de advertencia de Mar se hizo presente y todos guardamos silencio.—Ya nos vamos.—Se despidieron y saque el cojín de mi cara sin importar la ceguera temporal que eso causaba.

—Nos vemos en la cena.—Dije despidiéndome 

Los ojos café oscuros de ambos recayeron en mi acompañados de miradas incómodas como el silencio que se había creado-

—No volveremos en la noche.—Mar removió incomoda su cabello ondulado castaño claro, busco apoyo en la mirada de Peter alzando un poco la cabeza, este asintió y rodeo sus hombros con su brazo.—Hace tiempo pedimos un intercambio de estado, ayer en la noche nos dieron una respuesta afirmativa.

—Nos iremos algún tiempo.—Aceleró rápido Peter sin mirarme, pero sonriendo cuando se dirgió a mi.—Estaremos aquí para tu cumpleaños.

—Haremos lo que sea por estar en contacto.—Dijo Mar al no ver respuesta de mi parte, estaba muda y no podía evitarlo.

Se volvieron a despedir y los vi subir a su auto por la ventana del cuarto donde estábamos sin importar la luz.

No estaba molesta con ellos ni nada por el estilo, sólo sentía como si la situación ya la hubiera vivido, una sensación no muy agradable se instaló en mi pecho e inconscientemente me encontraba girando el dije de estrella que me dio mi Padre el último día que lo vi.

Eso si lo recuerdo. Habían pasado algunos meses desde que la laguna mental se hizo presente en mi vida, ellos tenían que volver al trabajo, me habían dejado en mi habitación arropada, esa fue la ultima vez que los vi, en la puerta de mi habitación. No tenía sueño y estaba cien por ciento despierta, no recuerdo haber escuchado la puerta principal abrirse o cerrarse o la camioneta que al arrancar hacia mucho ruido. Realmente no recordaba si habían salido o no, eso me provocaba estrés.

Pero como yo digo: el chocolate cura todo.

—¡Oye! Yo también quiero.—Se quejó Nathan al verme tomar otra ronda de cuatro chocolates.

—Pues ahora te jodes.

Los gritos ahogados de todos hicieron que no tomara más chocolates, los mire y los cuatro tenían una expresión de sorpresa en su rostros. Me reí.

—Niños. Crecen tan rápido.—Suspiro en un lamento dramatizado Nathan. —Y pensar que antes decía habichuelas.

Lo mire confundida y aún sin recordar lo que decía sonreí, recogí mis pies cuando comenzaron a sentarse en la colchoneta alrededor de los chocolates.

—¿Qué es eso?—Cameron apuntó la foto que estaba doblaba, se había caído de mi bolsa y terminó en el suelo, la tome y se la di comiendo otro chocolate.

—La encontré entre mis cosas.—Mencione cuando Nathan se unió a verla la foto, solo ellos faltaban de verla.

—Amaba tus chinos.—Dijo Ian acariciando mi cabello anteriormente amarrado en un moño que desapareció con el transcurso del tiempo.—Ahora amo tu cabello liso.

—¿Quién lo diría? Antes tenias tu cabello en dos colitas llena de rulos y ahora ni te peinas.—Me acomode en mi lugar mientras reíamos del comentario de Nathan.

Viviendo con VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora