Capitulo 39

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-¡Ya no quiero! Ya no quiero, ya no quiero, ya no quiero.- Lloriquie cuando insistieron nuevamente a que tomara esa cosa ácida, toda la semana ha sido lo mismo, digo que no, ellos que si, y termino cediendo. Pero ya me canse.

-Solo una.- Rogó Cameron y negué con la cabeza pegándome más a la pared.

-Siempre dicen lo mismo.- Dije no sin antes tapar mi boca con mis manos. Después de una semana entera sé como se las ingenian para hacerme tomar eso.

-Vamos, no es tan malo.- Trató de convencerme y volví a negar.

-¡Tú que sabes! Tú no eres quien se marea y se confunde más de lo estas después de tomar eso.- Dije sintiendo un nudo en la garganta.

-No sabia que te sentías así.- Susurro viéndome con culpa.

-No me encierro en el cuarto por nada.- Murmuré a nada de llorar.

-Igual te la tienes que tomar... Es para que te recuperes.-

-¡No quiero!- Grite y fui realmente estúpida al alzar las manos en señal de descontento, él aprovecho el descuido y metió la pastilla en mi boca tapandola con su mano para evitar que la escupiera.

Trate de quitar su mano pero era más que imposible, cuanto más tenia la pastilla en mi boca más amarga sabia, por primera vez llore pidiendo en no tomarla.

-No llores...- Dijo sin quitar su mano.- Me haces sentir culpable.-

-Porque lo eres.- Le conteste sin pasarme la pastilla, el sabor era horrendo. Solloce sintiendo más aquella cosa, intente una vez más quitar su mano pero no pude, yo estaba parada recargada en una pared y él estaba de rodillas, podía perfectamente quedarse en esa posición y yo ya me estaba cansando.

-No me digas eso.- Susurro pero yo ya me empezaba a desesperar.
Era la primera, y esperaba que la última, vez que tenía esta cosa en mi boca tanto tiempo, me comenzó a dar asco y no pude evitar soltar una arcada.

Cometí el grandisimo error de morder aquello que salio un feo líquido de la cápsula, incluso más asqueroso que la cápsula en sí.

Agache mi cabeza en un intento de no sentir el liquido en mi boca, y solo gane unas no muy bellas palabras de Cameron.

-¡Vamos! Solo tomala, te haré sentir mejor si es lo que te preocupa. ¡Ni siquiera sabes lo que sentimos nosotros al verte así!- Explotó.- ¡Así que tomas eso como debe de ser y la de mañana, y la de pasado mañana y todas las demás! ¿Entendiste?-

Todavía no me pasaba nada y ya sentía el asco, me trague todo viéndolo todo borroso por culpa de las lágrimas, en cuanto lo hice Cameron me soltó dejandome respirar y toser al mismo tiempo.

-¿Otra vez no?- Pregunto Nathan entrando por la puerta con algunas bolsas que decidí ignorar. Kya estaba en las escaleras y me veía negando con la cabeza. Corrí a donde ella estaba sin hacerle caso a los llamados de los chicos, subí las escaleras procurando no caerme y me encerré en mi cuarto para dirigirme al baño.

"Yo te lo dije."

Me dijo de manera burlona pero no me sentía bien como para contestarle.

"Tengo una idea."

Siguió pero solo me enfocaba en mantener todo controlado.

"¿Porque no te mueres?"

La cabeza me daba vueltas y trataba de hacer callar a la voz de no se quien mientras tratada de recordar el nombre de alguien para gritar por algo que ya no recordaba.

Mi respiración era escandalosa como si no supiera como hacerlo, todo a mi alrededor se me hacia ajeno y no sabia donde estaba, no reconocía a la persona que estaba en el espejo, pero reflejaba la misma confusión que yo.

A tropezones salí del baño terminando en el suelo por culpa de ellos, me levante sintiendo como todo me temblaba y comencé a entrar en pánico al estar olvidando en que era lo que iba a decir cuando...

¿Que?

Salir de aquí.

Tengo que salir de aquí.

Camine con dificultad hacia la puerta que para mi suerte estaba abierta, el pasillo era largo y a pesar de tener luz me parecía oscuro.

Parecía que con cada paso que daba me olvidaba más de lo que haría.

Tome el barandal de las escaleras y medite sobre lo que haría después. Un pie y luego el otro, no tiene mucha ciencia.

Un gran ventanal remplazaba la pared y se podía ver para afuera donde había tres personas bastantes aterradoras aún de lejos.

Seguí el camino que tenia que seguir y pensé que cualquier cosa que hiciera de ese momento en adelante sería total y absolutamente algo espontáneo.

Pare al final de las escaleras, mis ojos habían luchado lo suficiente para que las lágrimas no saliera de ellos pero el dolor de cabeza y sumándole a ello la confusión de no saber nada me alteraba demasiado que muy pronto deje que escaparán mientras sollozaba al tomar aire. La sala era grande y parecía enorme sin nadie en ella, la puerta del lado contrario se abrió dejándome ver a un chico bastante triste.

Su rostro reflejaba culpa con remordimiento y preocupación cuando se me quedo viendo.

-Pequeña.- Susurro acercándose a mi con miedo.

Tome una gran bocanada de aire siendo el principio de un eterno llanto donde el me abrazo y espero a que terminara sin importarle que le reventara un oído con mis berridos o que mojara su camisa.

-¿Ahora que hiciste Ian?-

-Callate.- Le contesto aquel que seguía abrazado a mi al rubio.-¿Estas bien?- Pregunto pero lo único en lo que estaba enfocada era en llorar y ahora también recordar cual eran sus nombres.

El rubio me miro y sus ojos color miel tomaron un brillo al mismo tiempo que sentí una repentina tranquilidad en todo mi cuerpo que luego fue remplazada por dolor puro.

Escondí mi cabeza en el cuello de quien sea que abrazaba y me quede quieta tratando de no gritar por lo que sentía.

-Detente, Cameron, creo que no la estas ayudando.- Escuche decir e inmediatamente lo que sentía se quedo como en un principio.

-¿Entonces que hacemos? No esta bien.-

Alguien gruñó y escuche pasos acelerados, había dejado de llorar haciendo un escandalo y ahora sólo lo hacia en silencio mientras me dejaba caer junto aquella persona para terminar ambos en el piso junto a las escaleras, me hice bolita dejando que me abrazara a pesar de no saber quien era, recargue mi cabeza en su frío pecho y de a poco sentí como el sueño me estaba venciendo, pero no queria dormir. Sabia que si dormía algo malo pasaría en ese transcurso de tiempo.

El sonido de las voces preocupadas no apagaban el de las voces que gritaban cualquier cosa que realmente no entendía, el aire comenzó a faltar en mis pulmones y sentía como cada vez pesaba más.

-Puedes dormir.-

-Estaremos aquí cuando despiertes.-

Lo último que alcance a ver fue a los tres chicos enfrente de mi, me imagino que estaban de rodillas o sentados o algo parecido, el agarre del quien me abrazaba aumento y no me importo mucho, deje de prestarle atención a las cosas negras que estaban volando por la sala y me enfoque en mantenerme despierta por los chicos, me daba intriga saber quienes eran  o quien era yo para que me trataran con tanto cariño, pero como esperaba mi fuerza de voluntad flaqueó haciendome cerrar los ojos desasiéndome de todos los ruidos no sin antes escuchar algo que tenia por seguro no olvidaría. O eso queria esperar.

-Siempre estaremos para ti.-

Viviendo con VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora