Capitulo 13

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La alarma sonó pero yo ya estaba despierta desde hace horas, no había podido dormir y esta vez no fue por culpa de las sombras que rondaban la habitación diciendo no sé qué cosas, si no por el hecho de que los... chicos, dijeran esas cosas. Lo que más me volvía paranoica era la parte donde el diario lo confirmaba todo.

Los sueños escritos no eran sueños, era la realidad. Mi realidad.

Todo aquello que escribí y que pensaba que era una locura era verdad. Todo. La parte donde me decían sus dones o aquella hoja que se cayo marcando un corazón amarillo, donde decía que soñé volar con Cameron o con Nathan, era la realidad de cuando corrían y saltaban de árbol en árbol llevándome en su espalda.

Pero seguían sin recordar. Y todo me parecía una locura.

Con las manos temblorosas me vestí con el uniforme para ir al colegio, tarde lo más que me fue posible para hacer tiempo dándole de comer a Pan y llenando el bote de agua.

Recordé aquella vez que Cameron dijo que en el baño había más "Privacidad" por lo que metí mi mochila allí y saque todas las libretas que llevaba, poniendo en su lugar ropa para quedarme con Emilyen la noche, metí lo necesario y puse las libretas dentro.

Baje tratando de no hacer ruido pero los chicos ya estaban haciendo bullicio en la cocina.

Tome una gran bocanada de aire y entre pensado en que eran los mismos cuatro chicos que eran como mis hermanos, no me harían daño, a no ser el día en que llegara Andrés, ese día probablemente muera, pero si ha tardado tanto puede tardar más en llegar.

—Sky.—Dijo Ian en modo de saludo y trate de sonreír sin que el corazón saliera de mi boca.

—¿Cómo estas?—Preguntó Nathan con cautela y asentí con la cabeza incapaz de que algún monosílabo saliera de mi garganta.

El bullicio de hace unos momentos desapareció y todo quedo en silencio, comí todo lo que pude aunque no tenia mucha hambre, el sonido de un carro estacionándose puso a todos alertas por lo que casi al instante salieron de ahí para ver que era, termine el jugo de un trago y tome mi mochila saliendo por la puerta trasera apresurándome a llegar hacia el carro de Remy, lo había llamado cuando estaba en el baño pidiéndole que me llevara hoy a la escuela, algo estúpido pero necesario.

—Ah no. Tu no te llevas a mi hermanita a ningún lado.—Dijo Cameron molesto y los demás tuvieron que detenerlo antes de que se abalanzara encima de él.

—Ella me lo pidió.—Se burló apoyándose en su carro.

—¿Sky?—Preguntó confundido Nathan mirándome a lo que me apresure a entrar a el coche.

Escondí mi cara con mi cabello y espere a que Remy entrara y nos fuéramos de ahí, necesitaba pensar y no podía hacerlo junto a los chicos.

—¿Estas bien?—Preguntó después de habíamos salido del camino del bosque. Asentí con la cabeza mirando por la ventana para evitar su mirada.—¿Te hicieron algo?—Preguntó nuevamente con cautela a lo que conecte mi mirada con la de el rápido.

—Claro que no.—Dije y no pude evitar alzar la voz.—Lo siento.

—No te preocupes.—Me sonrió tratando de tranquilizarme.

Me despedí de él cuando llegamos, insistió en venir a recogerme al final de las clases pero me negué, me quedaría con Sam.

Y habría fiesta.

Y tal vez, solo tal vez, olvide todo un rato.

Literalmente.

El día estuvo más caluroso que ayer por lo que los chicos no salieron a buscarme, llamaron varias veces a mi teléfono pero lo apague para que dejaran de molestar, nos habíamos preparado con Emily en su habitación y esperamos ansiosas a que todos los trabajadores se fueran y nos dejaran solos como, según ella, lo hacían todos los fines de semana.

El hermano de Emily llego junto con Franco y Nacho quienes al instante trabaron puertas con llave una vez que todos estábamos dentro del lugar comenzando con la tan anhelada fiesta.

La música retumbaba fuertemente en las paredes de la pequeña sala de juegos que no era tan pequeña, todos los que nos encontrábamos ahí estábamos bailando y disfrutando el ambiente, nadie se podía imaginar que la noche anterior antes de esto mis cuatro hermanos postizos me confesaron que eran vampiros, nadie se podría imaginar.

La fiesta iba en paz hasta que a ¿Angela? Bueno, hasta que a alguien se le ocurrió envenenar el refresco con alcohol. Cada diferente sabor de refresco tenía algo diferente. Aun no estaba del todo seguro pues me faltaban 3 de los 7 que había, y a mi parecer cada tenia un toque diferente.

—¡Cielitoo!—Gritó entre la música Nacho dándome un vaso rojo con quien sabe que cosa.—No es precisamente refresco.—Se burlo de mi al ver como fruncía mi cara por el amargo sabor que comenzaba a quemar mi garganta a medida que bajaba.

—¡Esto esta genial!— Le grite de vuelta mientras me ponía de puntitas para poder rodearlo por el cuello, cosa que no funciono y me tambalee por lo que deje que el lo hiciera.

—¡Hay alguien que te quiere ver!—Grito ahora Franco arrastrando las palabras poniéndose a mi lado, chocamos vasos y tomamos todo el liquido antes de que me llevara con Peter.

Alex y Franco se encargaban de lanzar a cualquier lado a toda aquella persona que se atravesara en nuestro camino, le quite el vaso a la mitad de alguien ganándome las risas de los dos presentes mientras yo también me encargaba de seguirlos tambaleándome y riendo como estúpida por culpa de alcohol en mi sistema.

—Te traje esto...—Dijo Peter una vez que los dos amigos nos dejaran solos en una de las esquinas donde la mayoría de las personas están considerablemente sobrias, Emily estaba del otro lado peleando con la pared, tomo mi mano y la giro cubriéndola con las suyas más temblorosas que las mías, coloco una delgada cadena plateada alrededor y la abrocho con dificultad.

Era una simple cadena delgada con algunos detalles grabados que no pude apreciar porque ya no lograba enfocar del todo bien.

—Es hermosa.—Murmuré tratando de que las palabras no se enredaran en mi lengua, pero al parecer mi aliento a alcohol le llego a Peter quien comenzó a reír con gracia.

Lo abrace por el cuello poniéndome nuevamente de puntas y el sujeto mi cintura para no caerme, susurro un "Te quiero" junto a mi oído y un escalofrío recorrió mi espalda, no se si fue por el efecto del alcohol o porque muy en el fondo lo que quería, acerque mi rostro al suyo alzándolo un poco, observe los ojos chispeantes de Peter para luego ver la enorme sonrisa que se extendía en su rostro, y sin más que esperar junto sus labios con los míos en un dulce beso que me dio a entender que el también quería.

Viviendo con VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora