Capitulo 25

4.2K 366 7
                                    

Despierto agitada tomando una gran bocanada de aire haciendo ruido. Estoy en mi cama y traigo puesta la misma ropa, toco mi cabeza y mis brazos nerviosa buscando alguna herida que se que no hay. Esta oscuro y la puerta esta cerrada, no se escucha nada más allá de mi agitada respiración y el sonido del reloj que marca un poco más de las cuatro.

¿Todo fue un sueño?

Trato de regular mi respiración respirando profundo y pienso que si despierto a los chicos por algo tonto sería muy malo de mi parte.

-¡CHICOS!- Grite con demasiada fuerza que me llegue a lastimar la garganta, si estaban en casa me escucharía, y si no estaban también lo harían.

Nadie subió y me preocupe por el simple hecho de que en ocasiones, un simple sollozo de mi parte los hacia entrar al cuarto alarmados.

Abrace al gran oso blanco que me dio Cameron y me acomode recargando mi espalda en la cabecera de la cama, me encogí en mi lugar y mire a puerta esperando que los chicos entraran. Escondí mi cara en el oso y me puse a repasar la situación.

¿En realidad soñé que me moría?
Tal vez los chicos se molestaron por estar todo el día en aquel hospital y no me quieren ver o hablar.

Comencé a moverme hacia adelante y hacia atrás pensando en que diablos estaba pasando. Mordi mi labio conteniendo las ganas de llorar por todo.

-Chicos.- Solloce en el oso y cerré fuertemente los ojos para no llorar.

-Hey.- Alguien tocó mi hombro y me sobresalte al no escucharlo entrar.-Vamos.- Dijo y me tomo del brazo, salí de la cama zafándome de su agarre y use al oso como escudo.

-¿Qué haces aquí?- Le pregunte nerviosa quitando el cabello de mi cara.

-Luego te lo explico, hay que salir de aquí ya.-Dijo acercándose a mi.

-¿Y los chicos? ¿Dónde están?

-Vamos, Cielo, ven acá.- Corrió a alcanzarme y me asuste, estaba nerviosa y confundida con lo de antes, esto realmente no ayudaba en nada.

-Pero...

--Oh, vamos. Soy Remy ¿Recuerdas? No te haré daño, confía en mi, tus hermanos vendrán después.- Dijo y se agacho a mi altura dándome la espalda.-Cielo no tenemos tiempo, arriba.

Lo mire pero no me moví, apreté el oso y camine despacio hacia atrás dispuesta a encerrarme en el baño. Pero patee la pequeña bolsa de comida de Pan haciendo que cayera y sonara, mire al suelo donde había un puño de comida y voltee a ver a Remy quien ya estaba de pie.

-No.- Murmuró sosteniendo la puerta para que no la cerrara por mucho que hacia fuerza para hacerlo.

Era igual de fuerte que los chicos, solo que él era más ¿Simpático? Una actitud más cálida, literalmente, los chicos sólo se comportaban así conmigo y no con los demás según vi.

Me tomó de los hombros y se agachó a mi altura buscando mi mirada.

-Escucha, los Anderson están resolviendo algunos asuntos un tanto complicados ¿Okey? Te llevare a mi casa y cuando ellos terminen de resolver sus cosas vendrán por ti ¿Esta bien? Ahora, subete a mi maldita espalda para largarnos de aquí antes de que nos encuentren.- Comenzó a decir de forma relajada para ir subiendo su tono a uno más desesperado.

Deje el oso en la mesita de centro y puse mis manos en su cuello, Remy se paró y sostuvo mis piernas que después enrolle en su cintura, bajo sigilosamente las escaleras y me coloco la cobija que estaba en el sillón.

Salio de la casa cerrando la puerta y una mala sensación hizo que me doliera el pecho.

-Espera.- Susurré colocando una mano en mi corazón pero no se detuvo.

-Shh.-Dijo y apenas pude escucharlo, comenzó a trotar obligándome a sostenerme.

Pasaba entre los árboles con una gran facilidad a pesar de ser madrugada y estar completamente a oscuras.

Y luego, boom.

Estaba en el suelo.

Con mi espalda probablemente rota.

Me queje sin emitir sonido cuando me apoye con mis manos en el suelo haciendo tronar mi espalda la cual chocó con un árbol.

Se escucharon golpes pero por más que luchaba por ver algo la oscuridad me lo hacia difícil.

-Cielo.- Dijo Remy alzando la voz llegando a mi lado, me ayudó a pararme pero no duramos mucho así porque ambos volvimos a caer al ser empujados por algo duro.

Ambos nos quejamos y aunque el castaño me hubiera protegido en un abrazo sentí el golpe. Unos pasos se escucharon y protegí mi cabeza con ambas manos, un chillido se escuchó y se sintió como algo se estremecía abajo de nosotros. Y no, no era Remy.

Por mucha oscuridad mis ojos se habían acostumbrado a ver un poco más allá de 15 centímetros de mi cara, y había un reflejo de una gran piedra que se veía enfrente de nosotros.

-Wow.- Exclamo Remy y yo volví a colocar una mano en mi pecho a la altura de mi corazón, se levanto rápido y se alejó unos pasos de mi, trate de seguirlo pero era demasiado tarde para saber por donde se había ido.

Gire asustada al escuchar nuevamente un berrido de dolor y regrese la visa hacia adelante cuando sentí como algo me tocaba, era un lobo.

Un gran y peludo lobo.

Retrocedí con los ojos en la gran bestia hasta chocar con la piedra donde sentí una mano jalar mi cabello, sinceramente me daba más miedo aquella cosa que aquel lobo.

Tropecé con mis pies cayendo de sentón al suelo casi a un lado de este, se agachó bajando la cabeza y poniendo sus orejas hacia atrás, giro a verme y justo como Remy busco mi mirada.

-¿Remy?- Pregunte soltando el aire que no sabia que contenía. Me hubiese reído de mi si no estuviera en esa situación y si no hubiese visto como el gran lobo asentía volteando hacia mi y luego hacia atrás. Puse una mano en su cabeza y acomodo las patas, un quejido sonó a mi lado y sin pensarlo mucho me subí a si lomo sujetándome con fuerza de su largo pelo para no caer cuando comenzaba a correr.

Suicidio.

Fue lo primero que vino a mi mente cuando aquella cosa con patas se dirigía con rapidez a una grieta en el suelo, no era demasiado profunda según me dijeron los chicos, pero era lo bastante ancha para no pasarla de un salto. Si eras una persona claro, porque al parecer esa cosa logro saltar sin mucho esfuerzo.

Escuche y sentí como resoplaba para después seguir corriendo a quien sabe donde.

Oculte mi cara en su espalda pensando en los chicos y no pude evitar soltar algunas lágrimas al pensar que no los volvería a ver.

-Bajan.- Dijo alguien bromeando y el lobuno cuerpo de Remy paró, alce mi cabeza limpiando mi cara viendo hacia todos los lados.

No reconocía el lugar. Estábamos rodeado de bosque y se escuchaba el agua caer de alguna cascada no muy lejos, una mano apareció enfrente mio y seguí recorriendo con la mirada su brazo hasta llegar a su cara, era un chico, tal vez un poco menor que Remy o los Anderson, me miraba enternecido y una sonrisa triste se había formado en su cara.

-Vamos adentro.- Insistió estirando su mano para ayudarme a bajar.- Dejemos que el buen Ramiro venga en su forma más decente.- Se burló y el lobo gruñó, me ayudo a bajar y deje que el entrara primero a la gran casa que había enfrente de nosotros.

Viviendo con VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora