P.1

30 1 0
                                    

Y de nuevo estoy en el centro comercial con Leyla esta tan distraída mirando los traseros de los chicos de aquí que ni siquiera me hace caso, detesto el centro comercial llena de niños que lloran por un helado, de personas arrogantes y ignorantes, prefiero pasar el rato en casa comiendo o yo que se.

-Leyla ya vámonos, estoy aburrida, quiero irme a casa-.

-Hay no seas aburrida, vámos ven, vamos a caminar-.dice mostrando su delgada espalda.

-Estoy cansada Leyla, vámonos a casa-.

-Esta bien le diré a Jannie que me acompañe-.me mirá y sonríe.

-Como quieras, pero ya vamonos-.

-No estúpida claro que no, Jannie sería la última persona a la que invitaría a ver traseros de chicos guapos, ¿Por qué no me celas?-.

-Ya hemos hablado de esto-.

-Me amas-.

-Vámonos-.

Ella es Leyla una chica sin límites, su pelo es rubio y rizado, le llega a la cintura, sus ojos grandes y color café, con pestañas largas y rizadas, sus cejas son delgadas y muy bien delineadas, su estatura 1.60, es delgada y de piel blanca.

Caminamos a la salida del centro comercial, es algo difícil convivir con Leyla ya que bueno somos compañeras del mismo departamento.

-Maldicion-.dije al sentir algo en mis pies.

-¿Que pasa?, ¿olvidaste las llaves? -.pregunta Leyla asustada mirando hacia mi.

-No Leyla, pise un chicle-.

Me detuve y baje hasta mi zapato para ver en donde se había pegado el estúpido chicle, estaba en la punta de mi teni, intente quitarlo con una bolsa de plástico pero un chico me empujo e hizo que me callera.

-Podrías fijarte por donde patinas estúpido-.dije y el tipo me ayudo a levantarme.

-Lo siento, no te ví estaba distraído-.

-Espero que ahora mires el camino, porque pudo haber sido otra persona-.

-Lo siento-.

-Ah como sea, Leyla vámonos-.camine y Leyla le guiñó el ojo al tipo.

-Oyee en serio lo siento-.repitió el chico a mi dirección.

-¡Ella te perdona amigo!-.grito Leyla y provocó que el chico chocará con un poste.

-Bien si estás de acuerdo conmigo, corre-.

Leyla y yo corrímos sin frenar hasta llegar al edificio donde vivíamos.

-Oye ese tipo estaba muy guapo, ¿acaso te tomaste la molestia de verlo? -.

-Leyla podrías por un momento dejar de pensar en chicos y traseros-.

-No es que el era distinto-.

-Para ti todos son distintos-.

-Bueno como sea, ese chico te miraba muy bien, ese chico no quería solo una disculpa-.

-Leyla sabes bien lo que pienso de eso y podrías ya dejarme en paz-.

-Iré a ducharme, ya son las 6 de la tarde, es viernes por la noche, iré a una fiesta de Khaled, ¿irás conmigo? -.

-No, iré a hacer las compras y tal vez de un paseo por el parque-.

-Me aburres niña-.

-Si, lose-.

-Te amo-.

-Leyla -.

-Jajaja ya me voy, me voy-.

Estando con Leyla tenía que soportar muchas cosas entre ellas sus extraños apodos, insultos o lo que quiera que es lo que me dice.
Voy a mi habitación y me pongo una playera de AC/DC, unos jeans y mis converse negros. Tomo las llaves del coche y mi chaqueta negra, las lluvias de diciembre no dejan nada bueno aunque admito que son buenas para la calma .

-Buenas noches señorita-.dice Maddie la recepcionista.

-Buenas tardes Maddie, buenas tardes-.

-Si, es verdad, lo olvidé-.

-No se preocupe-.

Salgo del edificio y camino al estacionamiento del edificio, para los residentes. Activo la alarma de mi coche, un mini cooper negro 2016, mi único coche, podría decir. Conduzco hasta el mercado más cercano al edificio, bajo y entro.

Siempre cargo conmigo mis audífonos de casco negros, son lo mejor que tengo, tomo una canasta de las que hay y comienzo a tomar cosas para sobrevivir durante la semana, cosas como leche, queso, huevos, fruta todo eso. Mientras escucho ~Hallelujah~ de P!ATD, cuando llegó a caja para formarme un chico me sede su lugar.

Yo se que ha este chico lo conozco, solo que no se de donde.

-Pense que que dirías gracias-.

-Pensaste mal-.

-¿Amabilidad?¿La conoces? No creo-.

-Si, comprendes rápido-.

Pagué mis cosas y salí del mercado.

-Déjame ayudarte a llevar esto a tu coche-.gritaba el chico detrás de mí.

-Yo puedo sola-.

-Sabes, deberías aceptar ayuda de vez en cuando, estas roja del esfuerzo que haces-.

-Mirá si me niego a recibir tu ayuda es porque se que puedo sola, ahora si me dejas-.

-Bueno, no digas que no te quize ayudar-.

Di media vuelta y me fui, subí las cosas a mi coche y sali de ahí.
Conducí hasta el primer parque que mirara y me estacione.

Me gustaba mucho el caminar en la lluvia, pero para mi desgracia hoy solo chispeteaba. Baje de mi coche, puse mi música y camine, con manos en los bolsillos de mi chaqueta, mi mirada en mis pies y camine, en la noche fría, donde los postes de luz se reflejaban en los charcos de agua, agua que caía pacíficamente.

Incompatibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora