Narra Andrew
Lo primero que veo al despertar es a ella. A mi bella novia, su pequeños y delgados brazos abrazan mi abdomen, este a su vez sin camisa, admito que hace un poco de frío pues estamos a Noviembre 18, es Martes, un perfecto martes.Me levantó de la cama sin despertar a Jay quien luce hermosa durmiendo. Camino al baño y tomó ropa de la maleta que Jayden dijo, tomó una camisa blanca, un suéter negro y un pantalón negro que hay ahí, también un par de calcetines y unos boxers. Entró a la ducha y bueno hago lo que toda persona normal hace. Bañarse, cepillarse los dientes, aplicó un poco de perfume y desodorante que compré ayer cuando salí.
Camino a la cocina para preparar algo para desayunar, miró la pantalla de mi teléfono ~07:34, 3gradosC~.
Antes de comenzar a hacer el desayuno pongo un poco de música, no tengo mi música pero es magnífico que Jay y yo tenemos los mismos gustos.Sacó huevos, queso, jamón e ingredientes para hacer omelet's, con café y lo necesario para el desayuno. Al terminar preparó la mesa y lavó los sartenes que ensucie para no acumular trastes sucios. Cuando todo esta listo voy a la sala y enciendo la televisión.
He pensado mucho últimamente en que debería decirle a Jay que no podré estar para siempre con ella, creo que el regresar para entablar algo con ella es egoísta de mi parte, ella me quiere lo fín y yo sólo la haré sufrir, tal vez soy la única persona que la entiende y puede hacerla sentir protegida, pero incluso mientras tanto de protegerla le provocó a cada segundo un dolor interno que tal vez no sane sencillamente, tendré que hablar con ella, sólo que no sé si decirle cuanto tiempo me queda de vida.
-Buenos días mi amor-.dice Jay.
Ella tan hermosa dejándo que olvide mis pensamientos, haciéndome pensar en lo bella que es y en lo feliz que soy cuando estoy con ella.
Llega a mi lado y se sienta en mis piernas, su brazos rodean mi cuello y yo abarcó su cintura con los míos.-Te extrañé -.
-Pero vivimos en la misma casa-.dice y una risa tan linda se escapa de sus labios.
-Pero es difícil no extrañarte incluso teniendote cerca-.
Ríe y hace un movimiento de negación con su cabeza. Se acerca a mi tan lentamente y hace que sus labios queden cerca de los míos, amo que haga eso es placentero, sentir su respiración tan cerca, esta mujer quiere que sufra, juega con mis labios aún sin ser tocados, después poco a poco se acerca hasta cortar distancia, sus labios pasan a ser míos, son míos.
-Te amo-.dice y sólo me limitó a sonreír cerca de ella.
-Te amo-.le respondo y me abraza.
Es tan tierna incluso cuando no debería, amo su inocencia en este tema, amo su inseguridad, su certeza, amo todo de ella, es esa clase de persona que tienes y no quieres perder porque sabes que te marca de por vida.
Pasamos a la mesa y le ayudó a sentarse, comenzamos a comer y todo marcha bien.
Narra Jayden
Todo marcha a la perfección, hasta que hace la pregunta, hasta que regresa a mi la preocupación, la tristeza, el remordimiento y el asco a la vida.
-Sabes, no viviré mucho tiempo, no se cuanto en verdad y yo quisie...-.
-Andrew basta-.digo en voz baja, no quiero alterarme.
-Yo quisiera saber si podrás enfrentar la situación, o si el estar juntos lo puede volver más difícil porque si tu quie...-.
-Andrew por favor no sigas-.repito, no tolero escuchar ese tema.
-Si tu quieres puedo irme y dejar esto así, aunque quiero que sepas que yo te amo y que daría mi vida por ti pero a veces hay qué pagar precios caros para servir a los demás en todo momen...-.
-Andrew por favor detente-.dije esta vez y lágrimas brotan de mis ojos.
-No me pidas que me detenga, porque sabes bien que no voy hacerlo, tarde o temprano teníamos qu...-.
Narra Andrew
-¡NO ME IMPORTA MIERDA!-.gritó y se levantó muy rápido.Llevaba mucho coraje porque sus manos que tenían el tenedor soltaron enseguia el cubierto dejándolo del otro lado de la mesa, causando un sonido estruendoso que me asustó un poco.
-Tiene que importarte mi amor-.la miré y me acerqué a ella.
Su llanto era audible incluso a unos pasos antes de ella, su cara estaba entre sus piernas y sus brazos rodeaban estas. Su espalda subía y bajaba al compás de los sollozos que le provocaba el llanto, yo no podía verla, pero más sin embargo tenía que hacerlo.
-No puedes hacerme esto-.soltó, apenas y pude oírla, sus mejillas empapadas de lágrimas y me miraba con una enorme tristeza que era imposible de describir.
-Sabes perfectamente que yo no quiero hacerte esto-.tomé sus manos entre las mías y la abraze.
Una vez en mis brazos comenzó a llorar tan fuerte que no sabía que hacer, sus brazos me rodeaban por completo, sus lágrimas empapaban el suéter que tenía y su cara se sentía cada vez más unida a mi pecho.
-No quiero irme, eres la mujer más hermosa y perfecta, nadie ha sido capaz de entenderme como tú lo haces y quiero que sepas que te amo y que nada de lo que hecho ha sido en vano, he pasado los mejores días de mi vida, no cambiaría nada por esos pequeños instantes contigo -.
-Por favor basta-.suplica apartandose de mi lado, sus manos viajan a su rostro y borra las lágrimas, sus ojos aún rojos me miran con sufrimiento y yo no puedo hacer nada para cambiarlo.-Deja de decir que me amas, que soy hermosa, no sirve de nada si no podrás estar conmigo siempre-.
-Estaré contigo siempre, sólo que no físicamente -.
-Que más quisiera poder saber que no estarás físicamente porque al menos podría llamarte o enviar un postal, pero no voy a poder, ya no...-.se detuvo en seco y las lágrimas brotaron de nuevo.-Ya no estarás más aquí, conmigo-.comenzó a llorar.
Estaba frente a mi con su manos en el rostro, sus lágrimas brotaron de entre sus dedos y retiro las manos, me miró y mientras lo hacía, dos lágrimas rodaron por sus mejillas, sus ojos tristes, perdidos, rojos de tanto llorar y hinchados me miraban, esa mirada que pone las personas cuando se tienen que despedir de alguien para no volverlo a ver, era una mirada que dolía y en lo más profundo de mi corazón sentía que ya no podía. Se abalanzó contra mi y corto toda distancia entre nosotros, sus brazos alrededor de mi cuello, su piernas sobre las mías, su nariz rosaba la mía y su frente recargada sobre la mía, me miró por última vez y cerró los ojos, las últimas lágrimas que pude ver calleron en mis mejillas, sus labios se acercaron tanto a los míos que ansiaba un beso desesperadamente, Jay se acercó y comenzó a besarme lento y tierno, podía sentir el sabor salado de sus lágrimas en mis labios, mis manos bajaron hasta su cintura atrapandola entre mis brazos.
Sus brazos me sostenían con fuera y se alejó un poco de mí sin perder la posición en la que nos encontrábamos.-¿Cuánto? -.pregunto aún sin abrir los ojos.
-No es un tiempo exacto el doctor dijo que pueden ser 1, 2 ó sí corría con suerte 3-.
-¿Años?-.
-No amor, meses-.
Me miró como sí le hubieran dado la peor noticia de su vida, como sí su mundo se acabará, me miró como sí fuera la última vez, sus ojos se clavaron en los míos y le un momento pude sentir lo que ella estaba sintiendo en ese momento.
Se levantó y fue a la mesa, tomó el tenedor y comenzó a comer.
-¿Estás bien amor?-.
-No quiero perderte, pero creo que debo hacerme la idea, así que esto siga como sí nada pasará -.
Caminé hasta donde ella estaba, se levantó y pase mis manos a su cintura, ella subió sus brazos hasta mi cuello y sonrió.
-Prometo hacerte pasar los mejores momentos de tu vida mi amor-.
Se paró de puntitas y me dio un pequeño beso.
-Mientras tu estés en mi vida, cualquier momento es bueno-.
Reímos y me besó de nuevo.
No estoy preparado para irme, pero creo que todo pasa por algo y lo la misma razón estoy con Jay, sólo puedo decir que podré irme satisfecho, ya nada puede hacerme pasar malos ratos, sólo ella.
