6. Organiza tus prioridades

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2001

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2001

Estaba caminando de lado a lado mientras escuchaba a lo lejos a la banda practicando. Trevor me había notado nerviosa, aunque no era mi intención serlo, pero de alguna forma, cuando actuaba de manera dulce, me sentía culpable.

En un momento se detuvieron, pero al no escuchar la misma intensidad en la canción que tocaban, pude deducir que una de las guitarras se había ido. Esperaba que fuese Rob. Pero cuando vi al chico alto, que normalmente parecía ensimismado en sus pensamientos y sin darle importancia a su alrededor, supe que se trataba de Mark.

Bajé la mirada con tal de que no tuviera argumentos de que estaba haciendo un pésimo trabajo ocultando mis nervios. Sin embargo, pude sentir que venía hacia mí.

—¿Te molestaría seguir la corriente? Parece que vieses un fantasma —dijo mascullando con un gesto molesto.

—Soy una persona de moral...

—No te lo creo al cien por ciento —dijo para sí— . No es que te cuestione, o quiera hacerte ver mal, es sólo que si tanto te gusta Trevor, ¿por qué demonios te metiste conmigo?

—Yo no lo hice sola —espeté, indignada.

—No, claro que no. Ni siquiera pensaba algo de ti hasta que te quitaste la blusa —me reprochó aumentando su tono, luego tuvo que contenerse.

—¿Enserio? No me quitabas la mirada en la cafetería —era cínica cuando me llevaban a serlo.

Mark rió secamente, negando con la cabeza. Tal vez lo había incitado, pero no fue toda mi culpa. O al menos me sentía así. No podía ocultar lo asustada y nerviosa que estaba, era más que vulnerable a que él me siguiera remarcando lo culpable que era: Yo me quité la blusa, yo le dije que no tenía que preocuparse de Trevor; Eva no hubiese comido la manzana si nadie la hubiese tentado a hacerlo.

—Bien, podemos vivir con esto. Ni siquiera me gustas —se atrevió a decir, encogiéndose de hombros.

—Bien, creo que eso era lo que me tenía tensa —dije mientras relajaba los hombros con una exhalación leve.

—¿Creíste que me gustabas? —pronunció antes de mirar hacia otro lugar para empezar a reír; al volver la vista a mí, aún tenía ojos burlescos— Si te alivia, es porque de cierta forma eres linda, algo que no me hubiese atrevido a tomar. Una chica pop, pretendiente de Trevor...Lo importante es que no volverá a pasar, castaña.

—No soy ingenua, es sólo que no sé que piensas —me excusé encogiéndome de hombros con expresión seria— . Te veías tan natural que se me hacía extraño. Como las miles de historias del acosador y eso.

—¿Me crees capaz de acosarte? —dijo en un grito ahogado, indignándose. Negó con la cabeza con completa irritación, al menos tenía sentido común.

—No como crees, sino al estilo Belleza Americana. Al parecer, tengo una imaginación inmensa —decía cínica, posando una mano en la cadera mientras inclinaba la cabeza al lado contrario— . Trevor piensa que soy única, creo que no me iré tan fácil como crees.

Self ConsciousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora