15. Sigue soñando

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2003

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2003

Buscando entre mis cosas, había encontrado el diario de sueños que había llevado desde los catorce años. Pasé rápidamente las hojas, no es que me gustara cómo escribía. Sólo estaba esperando un sueño en particular que me encantaba recordar, bueno, uno de mis tres favoritos, los más vívidos que había experimentado hasta la fecha.

Por alguna razón, era una mujer vietnamita, una joven de unos diecinueve años. Era quizá uno de los años memorables de la historia de Vietnam, como sabrán la guerra en los años 1955 a 1975 era complicada, devastadora, y varios rogaban que acabara. Yo lograba sentir el miedo de esa persona en la que me encontraba, lo sentía en la punta de los dedos los mismos que ella misma utilizaba para apuntar con firmeza al enemigo por medio de un arma.

No muy lejos, en mi apuro de no ser vista, oigo alaridos. Me asusto, mi instinto primario es apuntar, tratando de no gritar. Era un soldado americano, malherido, echado entre los arbustos. Con desconcierto me acerco, él tenía su arma a un costado, sin embargo no me apuntó o se sintió amenazado de que yo lo hiciera.

Habló en un idioma desconocido para mí, pero sólo pude notar que sangraba sin parar. Hice de lado a mi arma para echarle un vistazo. Le moví la mano del pecho con suavidad confirmado que de hecho eran varios disparos que desafortunadamente le drenaban la vida a cada segundo. Aunque fuera el enemigo, no pude contenerme de sentir empatía y llorar un poco, diciéndole: <<Tienes poco tiempo>>.

Él no podía entenderme, pero de alguna forma sonrió, sin decir nada. Me tomó la mano, la acarició bastante, nunca quitó su mirada de la mía. Sabía que no era la primera vez que veía morir a alguien, de todas formas fue desgarrador, porque entre los sonidos de disparos, me sentía cálida allí, me sentía acompañada de alguien que sabía que esto no tenía sentido, aunque ya era algo tarde. Dijo unas últimas palabras, y al final me dio un reloj de bolsillo. Después de unos segundos, vi cómo la vida se le desvanecía de los ojos.

Aunque en el sueño no logré saber qué ocurría luego, algo fue seguro, desperté gritando y llorando. Esta fue una de las veces que me di cuenta de que tenía una vida pasada; no fue mucho tiempo después que entendí que morí unos momentos después, con el filo de una navaja en el tórax, porque otro estúpido soldado había pensado que yo misma le había disparado a su compañero.

Aunque no fue la primera vez que había muerto por el filo de un arma.

Durante mis nuevas clases como universitaria, tenía que leer bastante y escuchar profesores hablando sin cesar sobre épocas anteriores con las que de alguna forma tenía afinidad. Tomaba notas, pero de alguna forma, no podía dejar de pensar en lo que había visto en mi propio diario.

—Winnie, concéntrate —Tyler me susurró sin que el profesor nos viera.

—Claro, está bien —asentí volviendo la vista al frente.

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